No, ni el consumo de dióxido de cloro es investigado desde hace 13 años ni las vacunas contra la COVID-19 están listas

No, ni el consumo de dióxido de cloro es investigado desde hace 13 años ni las vacunas contra la COVID-19 están listas

Una publicación en Facebook sugiere que el dióxido de cloro es más seguro que las vacunas desarrolladas para la COVID-19 porque llevaría más años de “investigación”.

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Los argumentos difundidos en redes sociales para intentar defender el consumo del dióxido de cloro en humanos son innumerables. En Verificador ya comprobamos que es falso que el dióxido de cloro oxigena las células y regula el pH del cuerpo y que limpia y desinfecta la sangre.

Una publicación reciente de Facebook sostiene que este producto químico lleva más años siendo estudiado que las vacunas en desarrollo para la COVID-19. Por ello, sugiere que las personas no deberían “temerle”.

“Tienen miedo de tomar CDS, dióxido de cloro, con 13 años de estudios, pero sí van a ponerse una vacuna de apenas 3 meses”, advierte el post.

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¿El dióxido de cloro es estudiado desde hace más de 13 años años?

El dióxido de cloro es un compuesto químico históricamente utilizado como desinfectante y como blanqueador en las fábricas de papel y en las plantas de tratamiento de agua, de acuerdo a la Agencia para Sustancias Tóxicas y el Registro de Enfermedades de Estados Unidos.

La afirmación sobre que “tiene 13 años de estudio” es errónea. Si bien existen estudios que datan de 1990 en los que se analiza su uso, no todos son para consumo humano.

Por ejemplo, uno de los estudios publicados en The Lancet — “La historia del blanqueo de pulpa y papel: efectos sobre la salud respiratoria”— se compartió en 1997 y estudió su utilidad en el blanqueo de papel. Asimismo, la Biblioteca Nacional de Medicina de los EE.UU. (NIH) muestra una investigación sobre su uso en laboratorio para la inactivación del rotavirus en 1990. Por lo que, se puede afirmar que el dióxido de cloro tiene, al menos, 30 años de estudios.

Sin embargo, entendiendo el sentido de la publicación suponemos que se refiere a estudios en humanos. Por ello, realizamos una búsqueda en las herramientas WhoPostWhat y CrowdTangle y encontramos que el origen de esta aseveración se halla en un video publicado por Andreas Kalcker, principal defensor del consumo de este compuesto.

En el material audiovisual, el economista alemán señala que “desde hace 13 años, estudia e investiga el dióxido de cloro con seriedad, método científico y compromiso por la humanidad”. No obstante, en una verificación anterior, demostramos que en ninguno de los portales de publicación científica revisados (Publons, Scopus y Orcid) existe una investigación realizada por Klacker.

Los únicos resultados se encontraron en la plataforma Google Scholar en la que predomina la mención de su nombre en diferentes blog y en uno de ellos se lo relaciona a una investigación de 1982 — “Evaluaciones clínicas controladas de dióxido de cloro, clorito y clorato en el hombre” —, que no ha sido realizada por él.

Además, dicho estudio advierte sobre la posibilidad de que su uso crónico puede generar efectos adversos. “No hubo secuelas clínicas indeseables evidentes observadas por cualquiera de los sujetos participantes o por el equipo médico observador. (...). No se puede descartar la posibilidad de que, durante un período de tratamiento más largo, estas tendencias podrían alcanzar proporciones de importancia clínica”, indica.

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Los estudios sobre el dióxido de cloro no respaldan su consumo en humanos

Existen cientos de investigaciones sobre el dióxido de cloro y ninguno respalda su consumo en humanos. La mayoría analizan sus beneficios como desinfectante y potabilizador y muy pocos estudiaron sus efectos en la ingesta humana.

En una nota anterior de Verificador, revisamos 16 estudios sobre el dióxido de cloro utilizados como argumento por uno de los médicos promotores de su consumo en nuestro país. Del total de investigaciones, hallamos que 14 se realizaron solo en fase preclínica analizando los efectos de este compuesto en pruebas in vitro (en laboratorio) y en animales.

Asimismo, de los dos restantes: uno fue llevado a cabo en 1982— “Evaluaciones clínicas controladas de dióxido de cloro, clorito y clorato en el hombre”— y es el que se relacionó a Andreas Kalcker en Google Scholar. Sus resultados no arrojaron diferencia significativa entre los voluntarios que consumieron dióxido de cloro, clorito, clorato, y los que no lo consumieron. Como indicamos líneas arriba, tampoco descartaron que su uso continuo pueda ser peligroso.

En cuanto al segundo estudio realizado en humanos, aún no se dispone de los resultados, puesto que, según su ficha de registro, actualmente se encuentra en la etapa de reclutamiento de voluntarios. No obstante, especialistas advirtieron sobre la presencia de fallas metodológicas importantes como no contar con un grupo de control.

Finalmente, las autoridades reguladoras de diferentes países como Estados Unidos, Canadá, Ecuador, Colombia y Perú advierten sobre las efectos negativos del consumo constante del dióxido de cloro. “El dióxido de cloro es considerado un poderoso agente blanqueador, y su consumo puede causar graves daños a la salud, siendo algunos potencialmente mortales”, menciona una alerta publicada por la Digemid.

En esa línea, la hematóloga Gloria Chumpitaz, miembro de la Sociedad Peruana de Hematología, declaró a Verificador que ningún establecimiento de salud lo reconoce como medicamento. Además, el químico farmacéutico de la Digemid recordó a este medio que este tipo de productos terminan por persuadir al usuario de abandonar su tratamiento. “Lo que se vende acá es todo un concepto que como esto es una cura milagrosa entonces en teoría ya no necesitas nada más”, alertó.

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La aplicación de una vacuna para la COVID-19 aún no ha sido aprobada

La publicación asegura que las personas “van a ponerse una vacuna de apenas tres meses”. Sin embargo, ninguna de las vacunas que se están desarrollando fueron aprobadas.

De acuerdo a un documento de la Organización Mundial de la Salud, actualmente hay 38 candidatas a vacunas que se encuentran en la fase clínica, una de las últimas fases de ensayos.

Como informamos en una nota anterior de Verificador, existen cuatro fases fundamentales que deben cumplir las vacunas antes de su aprobación.

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Asimismo, el desarrollo de estas vacunas tomaron más de ocho meses. En el cuadro, mostramos la fecha de inicio y el estado actual de las seis vacunas más avanzadas hasta el momento.

Vacuna candidataInicio (fase preclínica)Inicio (fase clínica)Estado actual
Oxford y AstraZenecaenero del 2020abril del 2020fase 3
CanSinoenero del 2020marzo del 2020fase 3
Sinovacenero del 2020abril del 2020fase 3
Sinopharmenero del 2020abril del 2020fase 3
Modernaenero del 2020febrero del 2020fase 3

Conclusión

En esta verificación, determinamos que no hay evidencia científica que respalde el consumo de dióxido de cloro en humanos, por más que haya sido investigado más de 13 años. Además, advertimos sobre los riesgos de la ingesta de este producto. Finalmente, demostramos que las vacunas en desarrollo para la COVID-19 aún no han sido aprobadas y toman más de tres meses en elaborarse. Por ello, concluimos que es falso sugerir que el dióxido de cloro es más seguro que las vacunas candidatas para la COVID-19.

*Si desea saber si una publicación en las redes sociales es cierta o falsa, puede pedir a La República que compruebe la información. Envíe su solicitud al apartado Contacto o escríbanos a nuestro WhatsApp (+51 997 883 271).

Dióxido de cloro, últimas verificaciones:

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