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Sociedad

Vigilancia genómica para mantener a raya a la COVID-19

Centralismo. El virus evoluciona y muta, para detectar este proceso hay que efectuar estudios. El secuenciamiento solo se hace en Lima pese a que Arequipa tiene equipos.

Roberth Orihuela Q.

El país experimenta una disminución de infectados y fallecidos por COVID-19 desde febrero pasado. La nueva variante ómicron y la subvariante BA.2 han demostrado ser menos letales, aunque más infecciosas. Eso provoca una falsa sensación de un fin de pandemia.

“Pero no podemos estar tranquilos. La falta de casos no significa que el virus se haya ido, sino que podría estar mutando hacia una variante más peligrosa que las anteriores. Y para que esta no nos coja desprevenidos no podemos descuidar la vigilancia genómica del virus. Esta tarea la pueden realizar en las universidades que cuentan con equipos de profesionales y tecnológicos especializados, y mantenerse constantemente informados sobre posibles rebrotes”, explica el investigador del departamento de Ciencias Celulares y Moleculares de la Universidad Cayetano Heredia, Pablo Tsukayama Cisneros.

En la entrevista a Tsukayama participa también el jefe del Laboratorio de Microbiología Molecular de dicha casa de estudios, Jorge Ballón Echegaray. Ambos lideran un proyecto financiado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Concytec) para realizar el secuenciamiento genético permanente del virus, con el fin de detectar sus mutaciones o confirmar que las encontradas por la comunidad científica alrededor del mundo también se encuentran en estas tierras.

La importancia de esta iniciativa radica en dos aspectos: primero descentralizar el estudio del genoma del virus. Este trabajo ahora se concentra en el Instituto Nacional de la Salud (INS) de Lima.

Por ejemplo, la subvariante BA.2, anunciada desde China, llegó también al Perú y a la región mistiana, pero en esta última solo se conoció del primer caso un mes después de ser procesada la muestra. “Si se hubiera hecho el secuenciamiento genómico en Arequipa lo habríamos conocido en un día. Eso aminora el riesgo de contagio de la mutación del virus en más ciudadanos”, indica Tsukayama Cisneros.

Financiamiento

El proyecto de Concytec financia básicamente el sueldo de los científicos —biólogos, médicos y otros especialistas— que llegaron de Lima, de la Universidad Cayetano Heredia, la Universidad Toribio Rodríguez de Mendoza de Chachapoyas (Amazonas) y la Universidad de Amberes (Bélgica); y los reactivos necesarios para realizar el secuenciamiento del ADN del virus. “Procesar cada muestra cuesta al menos 100 dólares”, explica Ballón Echegaray. Pero la plata no dura para siempre.

El financiamiento inicial de 300 mil soles, que consiguieron poco después de iniciado el estado de emergencia sanitaria, se terminó hace mucho. Para continuar estudiando el virus, los científicos lograron un apoyo de la Universidad Nacional de San Agustín y del Gobierno Regional de Arequipa, a través de la Gerencia Regional de Salud (Geresa).

En ese entonces, el titular del pliego era el médico Christian Nova Palomino. El convenio firmado estipulaba que la Geresa entregaría mil reactivos para procesar las muestras de ciudadanos que llegan de forma aleatoria al equipo que lideran Ballón Echagaray y Tsukayama Cisneros. Sin embargo, hasta el momento no reciben nada. “Ahora nos quedan solo 94 reactivos, para procesar la misma cantidad de muestras”.

“Haremos secuenciamiento de 47 muestras este lunes y las otras 47 a fin de mes. Si tuviéramos reactivos podríamos secuenciar todos los días, para estar en permanente vigilancia de las mutaciones del virus”, explica el científico de la Cayetano Heredia.

Los científicos apuntan a un descuido por parte de las autoridades. “No es que no haya más casos, sino que la población tampoco se realiza muestreos para descartar el virus. Como la última variante ómicron fue menos letal, ahora prefieren aislarse en sus casas hasta superar los síntomas que no pasan de fiebre y malestar general. Esa falta de muestras da una falsa sensación de seguridad en las autoridades, quienes también han bajado los brazos en el mejoramiento de la infraestructura de Salud.

¿Qué pasaría si vuelve una ola fuerte del virus? Primero no la detectaríamos a tiempo y segundo, los hospitales volverían a colapsar. Hay que dejar de ser bomberos y empezar a invertir en prevención”, apunta el médico Ballón Echegaray.

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