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Sociedad

Satipo: la ruta de las cataratas

Descubre que es lo que trae consigo uno de los destinos turísticos más importantes del país.

Hablar de Satipo es hablar de naturaleza, aventura y exquisita gastronomía. Foto: difusión
Hablar de Satipo es hablar de naturaleza, aventura y exquisita gastronomía. Foto: difusión

Sin duda, la selva central del Perú guarda hermosos lugares que no dejan de sorprender a propios y más aún a extraños. Es así que hicimos una visita por 3 días a Satipo, región Junín. Llegar a Satipo toma aproximadamente 8 horas en bus desde Huancayo y saliendo desde Lima unas 12 horas, teniendo la opción de llegar en avión hasta Mazamari en unos 40 minutos aproximadamente y de ahí hasta Satipo 30 minutos más.

Rumbo a la catarata Valle Sagrado

La mañana del primer día nos recibió con una lluvia, que hacía presagiar una mañana algo complicada, pero que se disipó al transcurrir los minutos, en lo que recibimos la llamada a desayunar en Flor de Jamaica, un lugar bonito y acogedor, donde pudimos degustar de un desayuno a base de productos de la zona. Una vez con el hambre calmado y satisfechos, salimos con rumbo a la prometedora catarata Valle Sagrado, un lugar paradisiaco y turístico que se encuentra a 1550 msnm. en la región Rupa Rupa o Selva Alta.

Luego de un viaje selva adentro disfrutando del camino, donde pudimos cruzar riachuelos y vislumbrar plantaciones de piña, llegamos a la comunidad nativa nomatsiguenga de Alto Cubantía. Los nativos que habitan el centro poblado son muy amigables y hospitalarios, pero nunca llegue sin gestionar los permisos necesarios y preferiblemente hágalo con una agencia como Zumag Perú.

Luego del recibimiento de los pobladores del centro poblado, se emprende una caminata de aproximadamente 40 minutos para así por fin llegar a la catarata Valle Sagrado, la cual cuenta con una caída de 42m. de alto y unos 15m. de ancho, acompañado de flora y fauna propia del lugar y de unos agradables 20° de temperatura, que te invitan a darse un chapuzón en las frescas aguas de la catarata.

Terminado nuestro paseo por esta maravillosa catarata, pudimos dirigirnos a la mina de sal de Sonomoro, ubicado en el centro poblado del mismo nombre, que nos ofrece la experiencia de conocer el manantial de agua salada de donde extraen desde tiempos inmemoriales la sal para el consumo propio y hacer el intercambio con otros productos. El comercio de la sal se da entre etnias nomatsiguenga, asháninka y entre otras que habitan la zona.

Utilizan la sal para condimentar y conservar los alimentos, en especial la carne producto de la cacería o la pesca. Para extraer la sal de las aguas utilizan la evaporación, método que no ha cambiado a pesar del transcurrir de los años. Terminada la travesía con la satisfacción de recorrer y disfrutar de tan bellos lugares, repusimos fuerzas con una sabrosa cena en la Rústica de Pangoa, lugar altamente recomendable por la atención y la exquisitez de los platos que ofrece su carta.

Gratos momentos en la cascada promesa de amor

Nuestro segundo día de travesía nos recibió llenos de energía, después de un excelente y reparador descanso en el Hotel Mayros, donde nos hicieron sentir como en casa. El día soleado nos auguraba momentos inolvidables, los que comenzaron con el sabroso desayuno y de ahí rumbo al anexo de Nueva Betania en el distrito de Pangoa, sitio que nos tenía deparado apreciar las caídas de agua de la catarata Promesa de Amor, deslumbrantes por donde se la mire, está formado por el discurrir de manantiales y riachuelos que se encuentran en las partes altas, que forman estas impresionantes caídas. Al llegar fuimos recibidos por una comitiva de la población que nos condujeron por un camino de unos minutos de trayecto, pudiendo observar diferente vegetación, aves y oír a cada paso el sonido del agua cayendo.

El llegar a la primera caída y observarla, solo nos confirma lo impresionante que es la naturaleza y cuanto debemos esforzarnos por cuidarla. Promesa de Amor tiene una altitud de 40m., la temperatura en el lugar oscila en unos 22° y se puede gozar de una poza acondicionada por los pobladores para darse un reparador y refrescante baño.

Llegó la hora del almuerzo y fuimos agasajados con un espectacular paco (pez de río) frito, acompañado de yucas, plátanos y sarsa, ¡¡simplemente delicioso!!, para asentar el almuerzo no podía faltar el refresco de maracuyá heladito. Contentos y ya con el hambre espantada, tomamos rumbo a un mirador muy cerca del lugar.

Reiniciamos nuestro trayecto, al cabo de unos minutos estuvimos en otro y muy peculiar atractivo turístico, una roca solitaria de formas curiosas, que invita a treparla. Es la llamada Piedra Dorada, una enorme roca de arenisca adornada a sus alrededores con árboles de naranjas, mandarinas y otros tipos de vegetación. Al subir a su cima por una escalera acondicionada en la propia roca, podemos vislumbrar gran parte del distrito de Mazamari, quedar admirados de los atardeceres y de los ocasos espectaculares que solo nos lo puede ofrecer la selva.

Complacidos de tan bonita experiencia, retornamos a Satipo, donde nuestro anfitrión el Che Zúñiga, nos esperaba con una sorprendente cena en Poshini, restaurante turístico que nos provocó agua la boca con sus platos amazónicos y parrillas, todo muy rico. Ahora a descansar y esperar con ansías nuestro tercer día.

Yuncanbado y Gallito de las Rocas

Nuestro tercer día nos lleva a 2779 msnm., donde se encuentra la catarata de Yuncanbado, lugar de clima templado, agradable a la vista por su panorama rodeado de montañas y vegetación, donde la neblina parece cobrar mostrándonos como “danza” al vaivén del viento.

Yuncanbado se origina en las lagunas Pusaq, las cuales están conformadas por 8 lagunas, en las que se puede encontrar gran cantidad de truchas que sirven de alimento a los pobladores de San José de Yuncan. La cascada tiene una caída aproximada de 100 metros, donde el agua cristalina es su principal característica, la que, al golpear con las rocas, rompe el silencio de la zona, haciendo competencia con el trinar de jilgueros, gorriones, búhos y gavilanes que habitan la zona.

Después de disfrutar de Yuncanbado, tomamos destino hacia era la catarata Gallito de las Rocas nuestro destino final. Llegamos al anexo de San Antonio, poblado tranquilo y pintoresco al pie de la carretera; luego de una corta caminata, cruzar un puente colgante y donde nos topamos con bancos de llamativas mariposas, pudimos apreciar el esplendor de la caída de agua.

La catarata Gallito de las Rocas, llamada así por ser hábitat de estas vistosas aves, se encuentra a una altitud de 1395 msnm. a 41 kilómetros de Satipo y cuenta con una caída de 20 metros hacia una poza de aguas cristalinas de 4 metros de profundidad, donde los visitantes pueden darse un merecido y refrescante baño. Además, los alrededores forman un micro clima que se convierte en el hogar de gallitos de las rocas y otras aves, también encontramos diversidad de orquídeas, helechos, bromelias y musgos.

Hablar de Satipo es hablar de naturaleza, aventura y exquisita gastronomía. Viaje 100% recomendado y más aún con la guía de Zumag Perú – Agencia de Viajes.

[Publirreportaje]

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