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Sociedad

La historia de una negligencia en EsSalud que no ha sido reparada

Reymundo González ingresó a la sala de operaciones del Hospital Ramiro Prialé en mayo del 2019 por una hernia de hiato, pero una mala praxis lo dejó con el esófago perforado. Dos años más tarde, en medio de una serie de idas y venidas, se encuentra en una cama pesando menos de 40 kilogramos y con el temor de perder la vida en cualquier momento. Busca justicia, pero aún no la encuentra.

En los últimos dos años, Reymundo González ha visitado diversos médicos y hospitales; sin embargo, ninguno ha podido darle una solución. Hoy pide justicia y celeridad en su caso. Foto: Manuel Tovar/La República
En los últimos dos años, Reymundo González ha visitado diversos médicos y hospitales; sin embargo, ninguno ha podido darle una solución. Hoy pide justicia y celeridad en su caso. Foto: Manuel Tovar/La República

Después de trabajar varios años como chofer de buses, Reymundo Javier González Uriola (64) decidió independizarse y se compró un auto de segunda con el que empezó a hacer taxi. Su trajinada vida parecía tener un poco de calma, pero no fue así. Una operación que debía salir con normalidad fue el inicio, según denuncia, de una serie de maltratos en EsSalud que hoy lo mantienen en un estado deplorable y sin ningún tipo de reparación. Esta es su historia que espera tener una respuesta que le ha sido negada desde hace casi tres años.

Fue en los primeros meses del 2019 cuando al señor González le diagnosticaron una hernia de hiato y entonces se le dio la opción de ser intervenido quirúrgicamente. Según cuenta, el Dr. Enzo Manuel Larrauri de la Cruz le dijo que la operación no implicaba mayor riesgo y la hospitalización sería por tres días.

Fue el sábado 18 de mayo del 2019 el día en que Reymundo ingresó a la sala de operaciones del Hospital Nacional Ramiro Prialé de EsSalud, en Huancayo, Junín. “Ingresé a la operación con todos los exámenes preoperatorios, sin ninguna alteración que pudiera indicar alguna complicación”, indica el hombre en su relato.

El encargado de la operación fue el propio Enzo Larrauri, quien informó a la familia que todo había salido bien. El lunes 20 de mayo, al paciente se le indicó dieta líquida y que deambule de acuerdo a sus posibilidades. Al día siguiente le cambiaron la dieta y le dijeron que siga deambulando.

El martes 21 por la noche, el señor Reymundo empezó a manifestar fiebre y dolor de espalda, síntomas que persistieron hasta el día siguiente, fecha en la que le dieron de alta. El paciente asegura que el personal que lo atendía le dijo que la fiebre y el dolor de espalda eran normales como consecuencia de la operación, por lo que le recetaron paracetamol.

El inicio de un calvario

El hombre salió del nosocomio al promediar las 11.00 a. m. del miércoles 22 y regresó a su casa en taxi, pero, debido a que el dolor se volvió insoportable, su familia lo llevó ese mismo día a las 2.00 p. m. al área de emergencia, donde le practicaron una radiografía. Los resultados del examen revelaron que tenía líquido en los pulmones, principalmente en el derecho.

Los médicos comunicaron a los parientes que el estado del hombre era delicado y que debía quedarse internado para ser sometido a una tomografía. “Después de eso, mis recuerdos no son muy claros debido al estado delicado de mi salud. Es mi familia la que me contó detalladamente”, recuerda Reymundo.

La tomografía se realizó la madrugada del 23 de mayo junto a otros exámenes, pero, según los parientes, no les quisieron mostrar los resultados y solo les comunicaron que el paciente debía ingresar a de emergencia, otra vez, a la sala de operaciones.

Los parientes indican que, solo después de la intervención quirúrgica, el Dr. Alexis Vladimir Muñoz Salinas les informó que el estado del hombre era muy delicado debido a que encontraron gran cantidad de pus, líquido y residuos de comida en el mediastino.

A las 3.00 a. m. del viernes 24 de mayo, una enfermera de la sala de operaciones les dio a conocer que Reymundo debía ingresar a la unidad de cuidados intensivos porque su estado seguía siendo de gravedad y su pronóstico era reservado.

”Allí, en UCI, recién informaron a mi familia que tenía una perforación del esófago como consecuencia de la operación y que por ese orificio todo lo ingresado por boca se había alojado en el mediastino, produciendo primero una mediastinitis. Y como no fui atendido oportunamente, se produjo un shock séptico, producto de lo cual se comprometieron mis pulmones, hígado, riñones y otros. Ese día, 24 de mayo, decidieron operarme por tercera vez para ver la manera de tapar el hueco, porque era la única manera de salvarme la vida”, comenta González.

La intervención estuvo a cargo del Dr. Robert Cristian Zarate Carpio, quien decidió cerrar el esófago en ambos extremos para que no pase nada al mediastino, ni siquiera saliva. Asimismo, le colocaron ocho sondas de drenaje para que salga el pus. Además, le hicieron una gastrostomía para que se pueda alimentar directamente por el estómago.

Sin solución

Estuvo en UCI hasta el 17 de junio, luego lo llevaron a Cirugía General, y el 19 de junio decidieron transferirlo al Hospital Guillermo Almenara de Lima. En este último nosocomio ingresó a Emergencia, donde fue evaluado nuevamente, pues, según denuncia, el hospital de Huancayo solo lo envió con una hoja de referencia sin mayores detalles de su estado.

Después de estar en observación lo pasaron a la Unidad de Cuidados Especiales (UCE), luego a hospitalización, después a UCI y posteriormente al área de Cirugía y Cuello donde lo volvieron a operar para cerrar definitivamente la parte superior del esófago, ya que aún pasaba saliva y eso no le permitía superar la infección.

El hombre cuenta que también le colocaron una bolsa de drenaje para que salga la saliva y una vez recuperado lo trasladaron a Medicina Interna. El 8 de agosto de ese mismo año lo trasladaron a la Clínica Santa Lucía para su recuperación, aunque el 18 de octubre volvió a ser ingresado al Hospital Almenara por una infección a causa del mal manejo de la sonda de gastrostomía. Once días después, el 29 de octubre, fue llevado Hospital-Clínica San Isidro Labrador para que continúe su recuperación.

Los médicos comentaron a la familia que la solución final sería operar al paciente otra vez para colocarle una prótesis que reemplace al esófago y así se pueda alimentar por la boca nuevamente. No obstante, tras practicar varios exámenes, el jefe del Departamento de Esófago concluyó que el hombre, quien ese momento pesaba 45 kilogramos, presentaba desnutrición y eso era inconveniente para una operación de alta complejidad. En tal sentido, decidieron que regrese a Huancayo hasta que recupere el peso indispensable para la intervención quirúrgica.

El 10 de enero del 2020 volvió a ingresar al Hospital Ramiro Prialé y a la semana decidieron darle de alta para que se recupere en su casa; no obstante, el hombre denuncia que no le brindaron ningún tipo de apoyo a pesar que sabían que no podía alimentarse por la boca.

“Mi familia tuvo que acudir a la Fiscalía de Prevención del Delito y recién allí se comprometieron a prestarme la máquina que necesito para la alimentación, así como el nutriente especial que me deben poner. Asimismo, se comprometieron a dar apoyo médico a través de Padomi”, recuerda González.

El 21 de noviembre del año pasado, después de mucha insistencia, la familia tuvo una reunión con una junta médica en la que acordaron volverlo a internar para que sea nuevamente evaluado a fin de otorgarle un tratamiento definitivo, así como para que se le pueda otorgar mejor apoyo nutricional.

Reymundo indica que solicitó ser tratado en Huancayo, ya que hacerlo en el Almenara implicaba que su familia se traslade hasta Lima y no podían hacerlo debido a que, lamentablemente, son de escasos recursos y no podrían mantenerse otro periodo en la capital.

El hombre fue internado otra vez el 2 de diciembre para colocarle un catéter de alimentación. Asimismo, después de realizarle varios estudios, concluyeron que no lo podían atender en el Ramio Prialé, por lo que era necesario evacuarlo al hospital Almenara.

“El sábado 19 de diciembre, el Dr. Manuel Mendoza Romero informó a mi familia que se hicieron los trámites para mi transferencia, pero que los médicos del Departamento de Esófago del Hospital Almenara manifestaron que tendrían que evaluarme nuevamente. Y eso sería por consultorio, pero por razones de pandemia la atención por consultorio está restringida y ese mismo día me dieron alta”, asegura.

El paciente afirma que lo enviaron a su casa pero, debido a que nuevamente presentó problemas de salud, lo tuvieron que volver a ingresar al Hospital Ramiro Prialé, donde los médicos otra vez lo derivaron al Hospital Almenara.

Este 2021, el señor González nuevamente estuvo entre su casa y los nosocomios antes mencionados. Por varios meses estuvo internado en el Almenara hasta que a mediados de octubre se decidió que regresara a Huancayo; no obstante, solo siete días después presentó complicaciones con su sonda y su familia tuvo que solicitar que lo internen en el Ramiro Prialé, pero, debido a que este hospital no tiene la capacidad para atender a un paciente de dichas características, lo trasladaron otra vez a Lima la última semana de octubre.

La sonda ya ha sido rehabilitada; sin embargo, el hombre aún no puede ser operado, pues no reúne las condiciones. Uno de los impedimentos es su bajo peso. Actualmente tiene 38 kilogramos y la sugerencia de los médicos es que debe estar por encima de los 50 kg.

El paciente afirma que, casi dos años después de haberle propuesto colocarle una prótesis en la parte dañada del esófago, ahora los médicos optarían por otro tipo de intervención quirúrgica que duraría varias horas. Hoy, en una cama del Hospital Almenara, el señor González solo aguarda ser operado lo más pronto posible y espera ayuda de los médicos para lograrlo.

Buscan reparación

Reymundo afirma que en el Hospital Almenara le han dicho que pretenden enviarlo otra vez a Huancayo con el argumento de que se puede contagiar de COVID-19 o de alguna enfermedad intrahospitalaria. Sin embargo, él solicitará que lo mantengan ahí, pues considera que podrá ser mejor controlado y así recuperará el peso que necesita.

Comenta que, si finalmente deciden regresarlo a Huancayo, se irá a su casa y no al Hospital Prialé, pues, según dice, el personal allí siempre “hace espíritu de cuerpo” y no lo atienden de buena manera.

“No quiero nada con el hospital de Huancayo. Siempre me dicen: ‘Hicimos lo que pudimos’. Esta vez no quiero. La vida bonita no quiero que me la arrebaten”, expresa firmemente a pesar de su debilitada voz.

De igual modo, Gladys Olortegui, secretaria de Bienestar Social de la CGTP, quien ha venido haciendo seguimiento al caso, espera que al paciente se le mantenga en el Almenara. “Él, en esas condiciones, no puede estar así en su casa. No es lo mismo que en un hospital porque la familia hace todo el esfuerzo, pero también tienen que ir a trabajar, en cambio, en el hospital lo están controlando cada cierta hora”, señala.

Reymundo González reconoce que durante estos años su familia ha sido el gran soporte en su lucha. Cuenta que, cuando se tuvo que quedar en su vivienda, ellos se encargaban de cuidarlo a pesar de las limitaciones económicas, lo que incluso los llevó a vender el auto que el hombre había comprado tiempo atrás para dedicarse a ofrecer el servicio de taxi.

Pero incluso estando en el Almenara, la familia González debe hacer gastos para poder estar al tanto del señor Reymundo, pues no tienen parientes en la capital que los puedan ayudar. El hombre de 64 años cuenta que su hijo gastó más de 150 soles por día la última vez que tuvo que acompañarlo en su internamiento.

El señor González no solo cuenta con el apoyo de su familia, sino también de amigos y organizaciones, quienes a través de estos años lo han ayudado a conseguir justicia.

Gladys Olortegui pide que al hombre se le dé una solución definitiva. “Han cometido una negligencia médica. Entonces, el seguro debe hacerse cargo de toda su operación, recuperación y rehabilitación, porque siempre hacen oídos sordos. El señor no sé cómo está resistiendo para ese peso que tiene. (…) Yo me sorprendo porque yo misma lo he ido a visitar al señor personalmente. No sé de dónde saca tanta fuerza porque lo que él más quiere es que se le haga justicia. Es una persona muy valiente”, afirma.

Incluso, la integrante de la CGTP sugiere que, si en el Perú no puede encontrar una solución para el hombre, EsSalud debería optar por trasladarlo a un nosocomio de otro país. “Esa operación debe ser prácticamente en el extranjero, no acá. Yo pienso que, por una condición humana, el seguro, así como hacen por otras personas, podría buscar el traslado a otro lugar para que el señor pueda ser operado porque tiene derecho a la vida”, agrega.

Sin respuesta

No solo es un pedido al seguro, sino también a las autoridades del Ministerio Público. El paciente demandó a EsSalud en junio del 2019 ante la Quinta Fiscalía Penal de Huancayo, pero hasta la fecha no ha habido ningún avance. De hecho, a lo largo del proceso ha habido el cambio de cinco fiscales, cada uno de los cuales repite las diligencias antes hechas, causando demora en el caso.

El señor González asegura que tampoco ha recibido una respuesta por parte de SuSalud, donde también presentó su denuncia a través de la Ficha de Intervención 205067-2019; sin embargo, desde entonces la institución no ha emitido opinión alguna.

La República se comunicó con EsSalud, pero, a la fecha, no hubo una respuesta sobre el caso denunciado.

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