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Sociedad

Nave que ideó Pedro Paulet para llegar a la luna funciona

Paulet, el científico arequipeño, diseñó el primer aparato para un vuelo espacial. Uno de sus familiares hizo la maqueta a escala. Docentes de Universidad Católica San Pablo le dieron movimiento a ese prospecto.

“Cuando seas grande y mi invento sea realidad tú y yo viajaremos a la luna”. Parece una declaración tierna de amor filial. Pedro Paulet la escribió para su hija Megan con convicción. En realidad quería viajar hasta ese satélite y elaboró su nave espacial o autobólido para cumplir el sueño.

Finales del siglo XIX. La ciencia aún no había desarrollado ningún transporte aéreo. Los hermanos Wright patentaron, años después, el primer aeroplano. El arequipeño Paulet estudió ingeniería-arquitectura en Paris-Francia. Inventó el motor-cohete de combustible líquido en 1893. Esta pieza es clave para impulsar su otro invento: el autobólido (1902). Sus fórmulas sirvieron a los principales diseñadores de la agencia espacial estadounidense NASA para el transporte aeroespacial. Por eso lo llaman padre de la astronáutica.

Paulet murió a los 70 años en Argentina. Su sobrino Gustavo Quintanilla fue uno de los propulsores de la obra y rescató los planos del primer cohete que diseñó el tío. En 1995, con esos bocetos, hizo una maqueta a escala. El objetivo de Quintanilla era difundir estos inventos pioneros.

“Encontré esta maqueta en el techo de mi vivienda. No podía estar ahí empolvándose 20 años más. Así que la donamos para que los arequipeños puedan conocer más y valorar el trabajo que hizo Pedro Paulet”, señaló la hija de Gustavo Quintanilla, Fiorella.

El boceto fue cedido a la Universidad Católica San Pablo. La casa de estudios, mediante su facultad de Ingeniería Eléctrica y Electrónica, le dieron movilidad. Las alas de la maqueta se mueven de forma vertical y horizontal, de igual forma la punta del prospecto de autobólido que tiene forma de una lanza.

Eber Huanca Cayo lideró el proyecto. Explica que a la maqueta se le instaló microcomputadoras operadas con un comando, que ordenan los movimientos. El propósito central es que se entienda el diseño que hizo Paulet, dice el especialista.

También armaron la cabina de los astronautas. Para hacerlo usaron piezas impresas en 3D o con corte laser y los acabados fueron hechos a mano.

Los motores

Gustavo Quintanilla también diseñó la maqueta del motor para el autobólido con los planos que dejó el tío. La nave espacial necesitaba, 72 motores-cohete, 36 en cada ala para levantar vuelo. Estos iban a mantener el aparato en el espacio.

El motor tenía dos tanques separados, uno con combustible líquido y otro con oxígeno que se unían en una cámara, ubicada en el medio (ver foto) Hasta allí llegaba una chispa que es la que genera la combustión.

Paulet rechazó los ofrecimientos para comprar sus experimentos. Él, personalmente quería hacer el vuelo espacial, como le confesó a su hija.

No pudo pero sus fórmulas sirvieron para que el hombre finalmente emprenda esa aventura espacial.

El hombre del Bicentenario

La presentación de estas valiosas piezas se hizo ayer en la Universidad Católica San Pablo, casa de estudios encaminada en promover la obra y legado del científico mistiano, considerado como uno de los personajes del Bicentenario. Paulet es uno de los pocos hombres de ciencia en esta ciudad.

Editor regional del diario La República, edición sur. Licenciado en Periodismo de la Universidad Católica de Santa María de Arequipa. Trabaja para La República desde el 2003. Ha publicado libros sobre perfiles políticos regionales y literatura.