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El doble discurso de Pedro Olaechea: excongresista ’'provida’' vinculado en aborto de exnuera

El excongresista y simpatizante del colectivo antiderechos Con Mis Hijos No Te Metas fue denunciado por la comunicadora Úrsula Castrat, quien mantuvo una relación con su hijo Íñigo Olaechea.

El aborto sin consentimiento es considerado un delito por el Código Penal y es sancionado con hasta cinco años de pena privativa. Foto: composición/La República
El aborto sin consentimiento es considerado un delito por el Código Penal y es sancionado con hasta cinco años de pena privativa. Foto: composición/La República

Úrsula Castrat es una comunicadora de 28 años que mantuvo una relación con Íñigo Jose Olaechea , hijo del excongresista Pedro Olaechea, ultraconservador y activo participante del movimiento antiderechos Con Mis Hijos No Te Metas.

El pasado 8 de abril, Castrat entrevistó en Kewl, medio que ella dirige, a una de las congresistas más votadas por Lima, Adriana Tudela, de Avanza País. Durante la conversación, la virtual parlamentaria declaró que se oponía “firmemente” al aborto.

“Estaba embarazada de Íñigo Olaechea, hijo del congresista Pedro Olaechea, al que asesoraste. Es una familia cercana a la tuya. Yo sí quería tenerlo, él no y su papá lo obligó a que no lo tuviéramos”, relató Úrsula.

“Mira, Úrsula, yo no he venido a hablar de cosas tuyas, personales. He venido a hablar de mis ideas”, respondió Tudela, sin inmutarse ni mostrar empatía ante la revelación de la entrevistadora.

¿Con Mis Hijos No Te Metas?

Ursula Castrat cuenta a este diario que mantuvo un vínculo con Íñigo Olaechea por alrededor de un año. Ella tenía una buena relación con la familia de él, pero con quien menos contacto sostenía era con el excongresista, quien también es un conocido empresario del rubro vitivinícola y cuya familia es propietaria de la hacienda Tacama

“Los problemas empezaron cuando yo salí embarazada. Pedro (Olaechea) hizo que Íñigo le mienta a su mamá. Ella quería que yo lo tenga (el bebé) como sea, mi mamá también, pero el papá de Íñigo lo primero que hizo fue meterle miedo”, relata.

Castrat descubrió en junio del 2012 que ya tenía poco más de un mes de gestación. La madre de íñigo, Ana María Diez Dibós sugirió enviar a la comunicadora a Italia bajo el pretexto de un viaje de estudios para que así pueda tener al bebé, y que luego este sea criado por un pariente para simular una adopción.

Sin embargo, Pedro Olaechea, quien también fue ministro de la Producción durante el gobierno de Pedro Pablo Kuczynski, pidió a su hijo que le mienta a su madre y le diga que la joven ya había abortado. “Pedro decía que yo no podía tener a su nieto porque era muy flaca. Luego le metía miedo diciéndole ‘yo no te voy a apoyar’. Suena a amenaza. Es manipulación psicológica a un chico de 19 años”, señala.

Liz Meléndez, directora de la ONG feminista Flora Tristán, indica que sí es considerado un delito el ejercer algún tipo de presión o manipulación para que la gestante aborte. “El aborto no consentido es considerado delito. Una cosa es defender el derecho de las mujeres a la autonomía reproductiva, que ellas puedan decidir libremente y de forma informada si continuar o no con un embarazo. En nuestra legislación, el aborto está penado, pero todo esto tiene que ver con la autonomía sexual y reproductiva. Algo muy diferente es que se presione o se fuerce a las mujeres a interrumpir un embarazo”, detalló.

El artículo 116 del Código Penal sanciona el aborto sin consentimiento y tiene pena privativa de libertad no mayor de cinco años. Si la mujer muere, sería un agravante y, por lo tanto, correspondería una pena mucho mayor.

aborto en Ecuador

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Tras las reiteradas presiones de Íñigo, obligado por el padre, Castrat se vio obligada a abortar en julio del 2012 en una clínica privada. Al día siguiente de la interrupción del embarazo forzada, la familia Olaechea partió de viaje. Todos estos sucesos tuvieron un fuerte impacto en la salud mental de Úrsula, quien a raíz de ello sufrió de anorexia. Sumado a esto, la depresión que le diagnosticaron desde los 18 años se agravó. “Llegué a pesar 37 kilos. Podías verme hasta los huesos. Pasaba días sin comer”, recuerda.

“Una cosa es la autonomía reproductiva. Yo decido conscientemente lo que quiero o no, ya sea continuar un embarazo o interrumpirlo, y otra cosa es que te fuercen a hacerlo. Al ser un hecho forzado es un delito, pero además tiene un impacto sobre la salud física y mental, y es una forma muy cruel de violentar a una mujer, porque es vulnerar uno de los aspectos más íntimos”, afirma Meléndez.

Úrsula ha denunciado este episodio violento por el cual atravesó desde noviembre de 2018, fecha en la que vio a Pedro Olaechea profesando un discurso antiderechos, encubierto bajo el pretexto de “defender la vida”, en un mitin de la organización conservadora Con Mis Hijos No Te Metas. No obstante, el caso recién se hizo conocido en abril del 2021 a raíz de la revelación de estos hechos en entrevista con la virtual congresista Adriana Tudela.

“El caso de Olaechea deja en claro, en caso sea así, la gran contradicción y la doble moral que tenemos en nuestro país con respecto a estos temas. Él ha sido uno de los grandes defensores de esta campaña Con Mis Hijos No Te Metas y tiene un pensamiento muy conservador, supuestamente en defensa de la vida. En realidad, en este caso se estaría atentando contra la vida de esta chica, no solamente por haberla forzado a realizar esta práctica, sino porque también ella siente que esto ha sido un acto forzado”, enfatiza la abogada.

La República intentó comunicarse con Pedro Olaechea. Sin embargo, al cierre de esta nota, el excongresista no contestó las llamadas.

¿Qué vida, entonces, dicen defender las personas que pertenecen a movimientos fundamentalistas? ¿Incomoda el aborto o el hecho de que las mujeres ejerzan su derecho a decidir sobre lo que quieren o no para sus cuerpos y vidas?

Egresada en Comunicación y periodismo por la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas. Diplomada en Género y Feminismos por la Universidad de Buenos Aires. Cubre temas de género, derechos humanos y desigualdad. Escribe en la Unidad de Datos de La República (LR Data).