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COVID-19: el emotivo reencuentro entre pacientes dados de alta y enfermeras

El señor Cotrina llegó seis meses después para agradecer a la enfermera que veló por su salud cuando enfrentaba la enfermedad pandémica.

Profesionales de la salud reforzaron la capacidad de atención durante la pandemia. Foto: Hospital Rebagliati
Profesionales de la salud reforzaron la capacidad de atención durante la pandemia. Foto: Hospital Rebagliati

Pacientes que superaron el nuevo coronavirus regresaron luego de varios meses al Hospital Nacional Edgardo Rebagliati Martins, donde fueron atendidos, para tener un emotivo reencuentro con las enfermeras que los atendieron cuando tuvieron que ser internados.

Los ciudadanos ahora gozan de buena salud y pudieron retomar sus actividades diarias, por lo que agradecieron al personal sanitario del centro de salud.

El nosocomio detalló, a través de un comunicado, la historia de la licenciada en enfermería Allison Bustios, de 42 años, quien ingresó a laborar en marzo de 2020 en el marco de la pandemia.

Sus cuatro hijos, precisó la profesional, fueron su motor para sumarse a uno de los desafíos más difíciles que enfrenta el sistema de salud peruano a lo largo de su historia. Agregó que en varias oportunidades la vieron triste por la pérdida de un paciente y por no estar mucho tiempo con su familia.

“Como profesional de la salud, esta experiencia ha sido única, pero también dolorosa al ver que muchas vidas se pierden, dejando hogares tristes. Como equipo de trabajo, nunca me imaginé pasar por esta difícil situación, pero nos hemos fortalecido a diario al ver con alegría a cada paciente recuperado”, resaltó.

Bustios se mostró emocionada al volver al señor Cotrina, quien después de más de seis meses llegó con un ramo de flores amarillas para darle las gracias, de parte de él y de su familia, por ayudarlo a superar la enfermedad.

También se contó la historia de Gina Soto, enfermera intensivista que ingresó a laborar el 26 de marzo de 2020 también para reforzar la atención durante la pandemia.

La profesional de 31 años indicó que el trabajo en UCI es de alta especialización por la atención de pacientes en estado crítico, lo que significa un reto en su vida profesional. “Soy consciente que no sería fácil, pues tenía temor y miedo de contagiar a mis padres que son mayores y vivo con ellos”, sostuvo.

Ella también recibió la visita de su paciente Daniel Prialé, quien llego a darle palabras de aliento para que la joven enfermera siga firme en primera línea.

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