La economía cusqueña no puede depender solo de gas, minería y turismo
POSCRISIS. Autoridades y empresarios ven la necesidad de diversificar las fuentes de ingreso. La pandemia ha demostrado que todos los huevos no pueden ponerse en un solo canasto.
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La economía regional del Cusco se sostiene en dos grandes fuentes de ingresos: el turismo y las actividades extractivas (minería y gas). Ambas, así como la mayoría de actividades, sufrieron un frenazo en el 2020 a causa de la pandemia del COVID-19.
La región perdió en promedio, según proyecciones de la Cámara de Comercio y el Gobierno Regional del Cusco, 5 mil millones de soles en el año de la peste. La caída se estima en casi 15% del Producto Bruto Interno regional (PBI). La pandemia ocasionó la baja producción y costos de los minerales y el gas. Pero, pese a que estos sectores no pararon, sus aportes en impuestos se redujeron por la baja de los precios. Hay menos canon y regalías para este 2021.
El turismo
El cierre de las fronteras suspendió el turismo. Machupicchu se cerró durante ocho meses. Tuvo un descanso forzado después de años de recibir casi 5 mil turistas diarios. La suspensión del turismo devino, según Edy Cuellar, presidente de la Cámara de Comercio, en el cierre por quiebra de más de 10 mil empresas micro y pequeñas empresas. Su efecto inmediato fue la pérdida de más de 120 mil puestos de trabajo solo en este sector. La Dirección Regional de Trabajo trabaja en un reporte del total de puestos perdidos. Se calcula preliminarmente que son 100 mil formales y casi 200 mil informales. “En el sector turismo son hoteles, restaurantes, lavanderías, etc. La deuda que tenían las empresas del turismo era de 500 millones de dólares aproximadamente. Este grupo ahora no puede ni siquiera cumplir con sus obligaciones. Están quebrados”, precisó Cuellar.
¿Por qué pasó eso? El gobernador regional, Jean Paul Benavente, y el catedrático Alberto García coinciden en que el error fue haber puesto todos los huevos en la misma canasta. “La canasta se rompió y todos los huevos se quebraron. Nos habíamos acostumbrado a esperar que el turismo resolviera nuestros problemas económicos”, precisa García. “La economía pura te dice que nunca puedes apostar todo a una sola canasta. Tienes que diversificar nuestras fuentes de ingreso”, agregó Benavente.
La obligación de cambiar
Cuellar y Benavente que llegó el momento de diversificar las actividades económicas que alimentan el PBI regional. Cuellar sostuvo que el turismo tardará en recuperarse al menos dos años. Mientras tanto uno de los sectores que debe recibir respaldo son las empresas de exportación. Actualmente hay un boom de ventas de la palta Hass hacia los mercados internacionales. Sin embargo, la producción todavía es pequeña y el sector demanda poca mano de obra. Senasa autorizó la exportación de 232.32 toneladas de palta en el periodo 2020-2021.
A su vez, Benavente consideró que el desafío es cómo reconvertir la economía del turismo y aprovechar este momento para buscar otras fuentes generadoras de divisas y empleo. “Debemos ponerle fuerza al sector agroindustrial y por eso vamos a iniciar proyectos de paltos y otros productos”, dijo.
Debemos voltear la mirada a la agricultura en el Cusco
La agricultura debe ser otro sector que reciba apoyo. Cusco, recuerda García Campana, cuenta con un enorme potencial para producir y vender al exterior café y el cacao en La Convención, la mashua y la kiwicha en Paucartambo y Calca, la maca en Espinar, la cochinilla en Chinchaypujio y el achiote en los valles de la ceja de selva.
García recordó que el investigador y ex ministro del Ambiente, Antonio Brack, planteó allá por el año 2002 que debía impulsarse la agricultura, la pesca, la ganadería y la explotación maderera, entre otras. Poco se ha hecho.
Según el gobernador regional, Jean Paul Benavente, empujarlo debe comprometer al Estado y a los privados y contar con fondos de reactivación.


