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Sociedad

Huaynaputina: 421 años de la erupción que afectó al mundo

Catástrofe. La explosión no solo tuvo repercusión en Moquegua y el Perú. Estudios asocian este evento con un descenso de la temperatura y otros efectos a nivel mundial.

Moquegua. 19 de febrero del año 1600. El volcán Huaynaputina despertó. Enormes columnas de gases, cenizas y rocas empezaron a salir del cráter. Un evento sin precedentes que arrasó más de 20 poblados y acabó con la vida de casi 1 500 personas.

Han pasado más de cuatro siglos y aún la erupción del llamado “joven mozo” en Moquegua es considerado la más grande de la historia de América del Sur y que tuvo un sorprendente impacto en el clima a nivel mundial.

Existen estudios geológicos, como del vulcanólogo francés Jean-Claude Thouret, además de escritos de cronistas e historiadores que dan luces de lo que ocurrió aquel fatídico día y las consecuencias.

En la erupción se estima que las columnas de productos volcánicos expulsados directamente a la atmósfera alcanzaron alturas de hasta 25 kilómetros sobre la base del cráter del macizo moqueguano.

José Del Carpio, coordinador del Centro Vulcanológico Nacional (Cenvul), refirió que de acuerdo al Índice de Explosividad Volcánica que va de un rango de 0 a 8, el Huaynaputina habría llegado al grado 6.

Las cenizas viajaron más de 400 kilómetros en dirección noroeste, hacia el océano Pacífico. En Arequipa, de acuerdo a algunas imágenes y documentos de esa época, por tres días continuos no hubo luz solar, pues el cielo estaba cubierto por estas partículas volcánicas.

En países vecinos a Perú, como Bolivia y Chile se encontraron depósitos de cenizas.

Pero no todo quedó ahí. Luego de esta explosión ocurrieron eventos negativos en el mundo que fueron asociados con la explosión del Huaynaputina.

El efecto más dramático sucedió con el descenso de la temperatura que fue de poco más de un grado centígrado a nivel mundial. “Los productos volcánicos estaban suspendidos en la atmósfera entonces hubo un efecto invernadero pequeño al año siguiente de la erupción”, explica José Del Carpio.

Incluso se habla que este descenso se manifestó en sequías y hambruna en Rusia.

En el hemisferio norte también hubo una investigación que reveló que disminuyó el crecimiento de árboles un año después de la erupción. Esto se conoció tras realizar perforaciones a los troncos más antiguos y empezar a estudiar sus anillos. “Fue una erupción que no solamente afectó a Moquegua, sino a toda Sudamérica y también al mundo”, manifestó el coordinador del Cenvul.

Hoy el Huaynaputina no muestra signos de intranquilidad, según el Instituto Geofísico del Perú (IGP). Pero el riesgo de erupción en este u otros volcanes en el sur del país es latente y se debe estar preparado.

12 volcanes vigilados

El Centro Vulcanológico Nacional del IGP monitorea en tiempo real a 12 volcanes activos ubicados en Arequipa (Misti, Chachani y Coropuna), Ayacucho (Cerro Auquihuato y Sara Sara), Moquegua (Huaynaputina, Ubinas y Ticsani) y Tacna (Yucamane, Tutupaca y Casiri). Para ello, cuentan con una red de estaciones sísmicas, videocámaras científicas, estaciones GNSS y de infrasonido.

Actualmente, solo el Sabancaya se encuentra en alerta naranja y el Ubinas en amarilla por presentar actividad. En el resto el umbral es verde.

Preparados para pronósticos de erupciones volcánicas

Del Carpio indicó que en los últimos años se observó intranquilidad en los volcanes Ticsani y Casiri. Actualmente, el segundo en mención incrementó su actividad; sin embargo, se concluyó que esto se debe a unas fallas locales. Ambos casos no presentan signos de reactivación, es por ello que se mantiene la alerta verde.

Agregó que la tecnología con la que cuentan les permite hacer pronósticos de erupciones volcánicas, un ejemplo de ello fue con el Ubinas en el 2019. “Los volcanes peruanos siempre presentan signos antes de que se genere la actividad explosiva, hay un periodo de preparación”, dijo.

Sin embargo, afirma son necesarios los protocolos de respuesta y realizar ejercicios con la población.