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Sociedad

A 421 años de la erupción del Huaynaputina, la más grande en América del Sur

El volcán está situado en Moquegua y a pesar de los siglos transcurridos, sigue activo. En el año 1600 sepultó diez poblados y los efectos de su explosión alcanzaron a Rusia y Alemania.

Durante su explosión, el Huaynaputina dejó muerte y desolación. Foto: IGP
Durante su explosión, el Huaynaputina dejó muerte y desolación. Foto: IGP

El 19 de febrero del año 1600, tuvo lugar la terrible erupción del volcán Huaynaputina, coloso ubicado en la región Moquegua. La explosión -de acuerdo a los cronistas e historiadores- no solo fue la más grande de la historia volcánica de América del Sur en la edad contemporánea, sino que sus efectos llegaron a otras latitudes del mundo.

Este año se cumplen 421 años de aquel acontecimiento que provocó temblores, gases, penumbra, destrucción e inquietud entre las personas y los animales. A más de cuatro siglos de la erupción, el volcán continúa activo, por lo que el Instituto Geofísico del Perú (IGP) lo vigila.

Historia del desastre

La explosión, de acuerdo a los estudios efectuados tanto en el Perú como a nivel mundial, generó columnas de cenizas y gases que alcanzaron los 30 kilómetros de altura y la expulsión de aproximadamente 14 km3 de material volcánico (dos veces más que lo expulsado por el volcán Vesubio durante su erupción ocurrida en el año 79 d. C.) que sepultó a más de diez poblados y causó la muerte de casi 1.500 personas de esos lugares.

Las cenizas expulsadas por el macizo viajaron más de 400 km en dirección noroeste, hacia el océano Pacífico. La ciudad de Arequipa, ubicada a 75 km al noroeste del volcán, fue ensombrecida por densas nubes de ceniza duranta varios días, según crónicas de la época.

Los productos expulsados por esta erupción se dispersaron por todo el planeta. Además del desastre en la región sur y parte de Chile y Bolivia, el estallido del Huaynaputina produjo impactos en el clima del hemisferio norte relacionados al descenso de la temperatura entre 0.8 °C y 1.3 °C, lo que se manifestó en sequías y hambruna en Rusia, y la disminución de la producción agrícola en Alemania.

Actualmente, el Huaynaputina se encuentra en plena actividad desde el 2016, registrando por lo menos un sismo al día. En medio de este escenario, el comportamiento dinámico de este impresionante macizo es estudiado, monitoreado y vigilado en tiempo real por el Centro Vulcanológico Nacional del IGP, organismo adscrito al Ministerio del Ambiente.

Vigilancia científica

A través del Centro Vulcanológico Nacional, instalado en Arequipa y compuesto por un equipo de científicos e investigadores, el IGP emplea instrumentos sísmicos, sensores y sistemas satelitales para realizar el estudio geofísico, detectar cualquier reactivación y alertar oportunamente para la gestión de riesgo y desastres.

“Los vulcanólogos del IGP le toman el pulso al volcán a diario. La actividad interna y fumarólica del Huaynaputina es muy baja. No se prevé en el corto y mediano plazo una erupción de similar magnitud a la ocurrida en el año 1600”, afirmó Hernando Tavera, presidente ejecutivo del IGP.

Sin embargo, el científico señala que “debemos aprender a convivir con la naturaleza y los volcanes”; por ello, como población “no debemos ocupar áreas de riesgo próximas a los edificios volcánicos”.