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Sociedad

Sin defensas: en 2020 se registró la peor cobertura de vacunación de los últimos 3 años

Este año disminuyó notablemente la cobertura de inmunización contra al menos 12 tipos de enfermedades en todo el país. En noviembre se retomó la inmunización de manera agresiva, pero el abandono de los meses anteriores dejó un saldo elevado por cumplir.

El impacto del coronavirus entorpeció la cobertura de inmunizaciones en el país. (Foto: Carlos Contreras / La República)
El impacto del coronavirus entorpeció la cobertura de inmunizaciones en el país. (Foto: Carlos Contreras / La República)

El 2020 ha significado un retroceso en la cobertura de vacunación contra diversos tipos de enfermedades en el país. De los últimos tres años, este fue el que registró menor alcance, despliegue preventivo y protección frente a males como la poliomelitis, difteria, fiebre amarilla, rotavirus, entre otros. Situación poco favorable, además, mientras se mantiene latente una de las etapas más desafiantes para el sistema de salud nacional, tras el colapso de sus servicios a causa de la COVID-19. Los resultados de este descuido todavía se sienten y, si no se reacciona a tiempo, pueden continuar en el 2021.

A finales de octubre, en un hospital de la capital, la difteria acabó con la vida de una niña de 5 años. En ese momento, las alarmas epidemiológicas se encendieron y las autoridades parecieron recordar que si bien la lucha contra el coronavirus fue la más importante del año, hay otras más por librar. Poco después, los familiares de la menor pidieron ayuda para retornar el cuerpo a su natal Contamana, ciudad ubicada en la provincia de Ucayali. Entonces, se supo que la víctima era natural de Loreto, es decir, la segunda región del país con peor cobertura en la actualidad de la vacuna pentavalente —supera apenas el 70%—, que se aplica en los primeros años del infante a fin de prevenir enfermedades como poliomelitis, tos ferina, tétanos y difteria.

Sin embargo, la carencia no se limita a unas cuantas regiones. Se trata, en definitiva, de un problema nacional. Los datos registrados por el Ministerio de Salud (Minsa) en 2018, 2019 y 2020 dan cuenta de una reducción progresiva en materia de inmunización, que inició el año pasado y se agudizó con la crisis del actual. Un panorama que, desde luego, pasó desapercibido debido al impacto desolador de la COVID-19 en la ciudadanía.

En picada

La diferencia registrada en el sistema de estadísticas de inmunizaciones del Minsa es contundente: este año la cobertura de vacunación cayó en picada respecto a los años 2018 y 2019. En doce tipos de vacuna, requeridas para prevenir al menos doce enfermedades —poliomelitis, gripe amarilla, sarampión, tuberculosis, difteria, tétanos, tos ferina, hepatitis B, influenza, neumococo, rotavirus y varicela— se disminuyó considerablemente la cobertura durante los primeros 11 meses del año, de enero a noviembre.

Tabla comparativa entre los años 2018, 2019 y 2020, respecto a los avances de la cobertura de inmunización durante los primeros 11 meses de cada uno. (Fuente: Minsa)

Tabla comparativa entre los años 2018, 2019 y 2020, respecto a los avances de la cobertura de inmunización durante los primeros 11 meses de cada uno. (Fuente: Minsa)

Aunque en cada tipo de vacuna se registra una reducción de la cobertura, los números más alarmantes están relacionados a la pentavalente y la antiamarílica (contra la gripe amarilla), que disminuyeron alrededor de 20% en ambos casos. Esto mientras, a lo largo de todo el año, se mantuvo una tendencia similar en todos los despliegues de inmunización pública, de acuerdo a la información recogida por el Minsa.

De enero a noviembre, no se logró en ningún caso alcanzar el avance que, en ese mismo lapso, sí se cubrió en los años anteriores. Pese a que este escenario hace pensar, por supuesto, en el debilitamiento del sistema sanitario producto de la pandemia de COVID-19, lo cierto es que las cifras sugieren que la tendencia a la baja ya venía desde antes. En nueve tipos de vacuna, por ejemplo, ya se había dado una reducción de la cobertura en el 2019.

A ello se suma el hecho de que, tal como se aprecia en el cuadro, durante los 11 primeros meses del 2020 solo con ocho tipos de vacuna se alcanzó una cobertura del 50%, cuando lo ideal es que, al término del año y por recomendación de la OMS, se llegue al menos a 90%, tarea ahora imposible que deja una serie de cuestiones por resolver de cara al 2021.

Explicar un retroceso

¿Por qué este año se consumó un retroceso de tal magnitud en materia de inmunización? Sin duda, la COVID-19 recrudeció una grieta en el de por sí ya precario sistema nacional de salud. Miles de personas perdieron la vida y los médicos no se dieron abasto. De acuerdo a especialistas, sin embargo, esta no sería la única razón para explicar el problema.

“En marzo fue el inicio de la pandemia, y ya entonces unos 614.000 niños habían dejado de recibir la vacuna que correspondía a su edad. Eso implicó que la cobertura bajara a 40%, más o menos. Pero ya el mes siguiente, en abril, la vacunación fue casi cero. Y esto recién se ha ido retomando poco a poco a partir de julio. El problema es que, cuando empieza la pandemia, el personal médico se aboca al apoyo en hospitales para los pacientes COVID-19. Y por otro lado, la gente, con el pánico de que en los centros de salud se podían contagiar, no quiso llevar a sus hijos a ningún sitio. Entonces, es una combinación de factores. El temor de las personas y la poca disponibilidad de personal”, señala Eduardo Chaparro, infectólogo y experto en vacunología.

Para Chaparro, quien remarca la notable reducción en la cobertura de vacunas durante este año, lo sucedido durante el 2020, además, terminó por reorientar las intervenciones sanitarias respecto a inmunización. “Creo que el coronavirus ha enseñado a utilizar otros sistemas de vacunación. Se acabaron las campañas. Ahora las autoridades están improvisando en lugares donde normalmente no se vacuna, están utilizando lugares abiertos. En resumen se está buscando una alternativa a lo que no se puede hacer en puestos de salud”, agrega el médico.

Por su parte, la médica y especialista en biotecnología Lidia Llanos advierte que el coronavirus solo consiguió reavivar limitaciones que venían desde antes. “Desde hace años, con otras especialistas, venimos advirtiendo sobre la cobertura de inmunizaciones en el Perú, que en muy pocos casos alcanza el 90% o 95%. Sí, este año seguramente se ha hecho más complicado debido a la pandemia, pero veamos las cifras de años anteriores. Siempre hemos estado entre 60% y 80%, como si diéramos por hecho que algunas enfermedades ya se han vencido por completo cuando no es así. Miremos el caso de la niña que falleció por difteria: fue el primero que veíamos en 20 años. Las enfermedades son así, no avisan. Por ello es urgente la prevención”, sostiene.

Una visión similar manifiesta el infectólogo Eduardo Gotuzzo, quien recuerda a su vez que, mientras se hicieron esfuerzos por mantener la vacunación contra ciertas enfermedades, con otras el alcance se redujo a cero tras la llegada del coronavirus. Un abandono que, de algún modo, el Minsa intentó contrarrestar con las intervenciones de los últimos meses.

“La cobertura de vacunación disminuye desde hace tiempo. Las vacunas que se mantuvieron son las de hepatitis al nacer. También las de influenza y neumococo, aun contra quienes decían que no es bueno vacunar durante una pandemia, cosa que es un error. La de neumonía sigue siendo importante. Y con el resto de vacunas hay un atraso importante porque hubo ocho meses en los que no se ha vacunado. Todo el país se puso a mirar lo que era el mundo COVID-19. Todo el personal se dedicó a ayudar en los hospitales”, refiere el especialista.

Reacción tardía

Si se revisa el avance mensual de algunos tipos de vacuna durante el 2020, un dato salta a la vista en el acto: en noviembre se retomó la inmunización de manera agresiva. El origen de este proceso, posiblemente, fue el brote de difteria reportado en octubre y los sucesos posteriores. A través de jornadas de vacunación y un despliegue incisivo, el Gobierno apostó por la vacunación masiva para frenar una nueva complicación a la situación desatada por la COVID-19.

Gráfico vacuna DT 3

Avance mensual de la DT 3, una de las vacunas contra la difteria y el tétanos, durante el 2020. Mientras en abril no hubo vacunación, en noviembre se alcanzó un 6.4%. Lo ideal es que, por mes, se alcance un 8.3% para conseguir una inmunización total de la población. (Fuente: Minsa)

“En lo que se hizo en esas tres semanas hubo un error. Eso respondía a lo que nosotros estábamos pidiendo: que se reactivara la vacunación de los niños y los adultos de la tercera edad. Lamentablemente, reapareció la difteria y la gente empezó a vacunarse contra ella. En realidad, lo que requiere el país son otras vacunas. Ya se había hecho un buen trabajo en el vecindario donde aparecieron los casos de difteria. Pero toda la gente entró en pánico. En esas semanas también hubo tres presidentes, y no se percataron de lo que debieron informar”, concluye Gotuzzo.

En efecto, entre octubre y noviembre se reanimaron los mecanismos de inmunización en todo el país. Las cifras indican que, solo en el undécimo mes del año, en ciertos tipos de vacuna se avanzó más que durante los 10 meses anteriores. Tal fue el caso, por ejemplo, de una de las vacunas contra la difteria y el tétanos. Una reacción tardía que los especialistas señalan como mal ejecutada, pese a que podría ser el inicio de una serie de acciones de gran intensidad para revertir la situación de desprotección.

“Lamentablemente, la primera campaña que se hizo en noviembre fue muy mal conducida. Se mezcló a la gente que realmente tenía que vacunarse con quienes querían vacunarse contra la difteria. Se hizo un problema que pudo haberse evitado. Recién ahora, en diciembre, se ha hecho mucho más organizado. Solo con niños hasta 5 años. Ahí, probablemente, han podido tener una mejor recuperación de estas coberturas”, remarca Chaparro.

Perspectivas

El próximo año será clave para la recuperación del país tras sufrir una crisis sanitaria sin precedentes. Mientras todo el Perú se mantiene a la expectativa de la vacuna contra la COVID-19, lo cierto es que también hay otras cuya cobertura no debe descuidarse, como sucedió en este 2020 que se termina en unos días. Para ello, las prioridades del Gobierno —del actual y del que vendrá— definirán si la cobertura de inmunización continúa cayendo o se levanta.

“La voluntad política es muy importante para revertir lo que ha sucedido con la cobertura de vacunas en 2020. Pero también lo es una población que exija a sus autoridades que vacunen a sus hijos, a los miembros vulnerables de sus familias. Eso no solo implica reclamarle a un presidente o a un ministro, sino también ir a la posta médica más cercana y pedir que te vacunen, y si no existe una respuesta, reportarlo rápidamente. El 2021 puede significar un avance significativo en ese sentido y, por ello, todas y todos debemos estar comprometidos”, reflexiona Llanos.

Una labor en la que los servicios estatales deberán sumar esfuerzos a fin de contrarrestar el retroceso registrado en 2020. “Van a tener que trabajar en conjunto el personal de enfermería, con, de repente, alumnos de universidades, con médicos, para que todos de alguna forma colaboren durante todo el año a aplicar vacunas, a recuperar los sistemas de vacunación. Y no solamente estamos hablando de práctica privada, sino también de práctica pública, que es la más importante. Creo que lo que va a tener que hacer el Estado es seguir con este grupo de enfermeras, que está trabajando muy bien, y que está yendo a diferentes partes del país, con la protección debida, y, por ejemplo, meterse a vacunar casa por casa en localidades de la selva”, recalca Chaparro.

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Estudió periodismo en la PUCP y lleva casi una década dedicado a la escritura.