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Sociedad

Cerca de 12 toneladas de hoja de coca son para consumo tradicional y usos industriales

Según estudio denominado “Informe sobre la demanda de hoja de coca para fines tradicionales e industriales”, elaborado por Devida y el INEI.

Un agricultor sujeta una cesta de hoja de coca. Foto: AFP.
Un agricultor sujeta una cesta de hoja de coca. Foto: AFP.

Cerca de 6 millones de peruanos consumen 11,712 toneladas hoja de coca, lo que representa un incremento del 30% respecto al 2003, donde 4.6 millones de peruanos consumían alrededor de 8.7 toneladas de hoja de coca, dice el reporte “Informe sobre la demanda de hoja de coca para fines tradicionales e industriales”, elaborado por la Comisión Nacional para el Desarrollo y Vida sin Drogas (Devida) y el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), con el apoyo de la Unión Europea en el Perú.

El presidente ejecutivo de Devida, Rubén Vargas, señaló que el Estado respeta y protege el consumo tradicional de hoja de coca, que se extiende mayoritariamente en zonas rurales (alrededor de 5.5 toneladas al 2019), aunque cada vez se adquiere más hoja de coca en zonas urbanas (2 toneladas en el 2003 a 4 toneladas en el 2019), y en la Costa (0.4 toneladas en el 2003 a 1.2 toneladas en el 2019).

El estudio señala que las principales razones por las que los consumidores tradicionales adquieren la hoja de coca en el Perú son: el mascado/picchado, (41.6%), la curación (29.2%), para invitar a peones o jornaleros (24.6%), para ceremonias como velorios, misas y día de los muertos (22.5%), para fiestas costumbristas (10.7%), entre otras.

Vargas manifiesta que el estudio demuestra que, lejos de desaparecer los usos tradicionales de la hoja de coca, estos se mantienen y se extienden por todo el Perú. Advierte que sin justificación alguna, la reforma del sistema de comercialización de la hoja en el Perú para fines tradicionales e industriales fue relegada y los más perjudicados son los pequeños productores de hoja de coca, que terminan siendo sometidos a una economía informal que no les garantiza la seguridad socioeconómica que merecen.

Estudió periodismo en la USMP. Inicié mi labor periodística a los 21 años, por lo que tengo 32 años en el ejercicio del periodismo, pasando de la máquina de escribir a las computadoras. Fundador de diarios, revistas y semanarios, haciendo cobertura en policiales, judiciales, política y deportes. Ahora, es redactor de política en La República.