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Sociedad

Dr. Daniel Enríquez sobre atención del cáncer: “El problema principal es la centralización"

El médico oncólogo del Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas (INEN) aseguró que se necesita articular un plan nacional para la atención oncológica descentralizada.

INEN composición. Foto: Composición / Andina
INEN composición. Foto: Composición / Andina

En el marco del Mes de la Concientización sobre el Cáncer en la Sangre, el Dr. Daniel Enríquez, médico oncólogo del Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas (INEN), dio detalles sobre cómo la pandemia de la COVID-19 afectó a las personas con el tipo de cáncer mencionado.

El temor al contagio ha reducido considerablemente el diagnóstico de nuevos casos, así como la suspensión de los tratamientos de un grupo significativo de pacientes de cualquier tipo de neoplasia hematológica (leucemia, mieloma múltiple y linfoma de hodgkin).

¿Cuántos tipos de cáncer de la sangre existen y cuál es el más agresivo?

Llamamos cáncer a la sangre a todo lo que tiene que ver con células malignas que se hayan formado en la sangre, pueden ser glóbulos rojos, blancos o plaquetas. De forma global, se habla de cáncer a la sangre para referirse a las leucemias, linfomas y mielomas. En cuando a la agresividad de cada enfermedad, la leucemia (más presente en niños) está en el primer lugar por su letalidad, luego están los linfomas (frecuentes en adultos) y los mielomas en último lugar, que suelen presentarse como enfermedad crónica en adultos mayores.

¿Cómo afectó la pandemia de la COVID-19 a la lucha contra el cáncer de sangre?

Las neoplasias hematológicas son más agresivas que cualquier tipo de cáncer sólido (pulmón, por ejemplo) y afectan, en su mayoría, a las poblaciones más vulnerables como niños y adultos mayores. El cáncer de la sangre es el más caro de controlar, por lo que para una persona sin ningún tipo de seguro médico será imposible costear el tratamiento, sea público o privado. La pandemia generó que los pacientes tengan temor de acudir a los hospitales, por lo que nosotros hemos observado un descenso en los casos nuevos de algún tipo de cáncer en la sangre.

Muchos han quedado atrapados por la inmovilización obligatoria en sus provincias, sin tener acceso a un especialista y a los medicamentos necesarios. Al ser un tratamiento costoso, existen pocos centros de salud con las condiciones necesarias, ya que se requiere de un banco de sangre, medicamentos, especialistas y tecnología avanzada. Las pruebas moleculares para determinar qué tipo de neoplasia hematológica tiene el paciente son imposibles de hacer en todos los hospitales.

¿De qué manera los pacientes con cáncer de sangre en el Perú han continuado sus tratamientos?

Los tratamientos de los pacientes giran alrededor de la telemedicina, la cual se convirtió en la principal modalidad de atención. Se llama a los pacientes por teléfono para su monitoreo y se realizan comunicaciones por videollamada; sin embargo, todavía hay muchas barreras porque gran porcentaje de la población no tiene acceso a internet, sobre todo aquellos que se encuentran en la periferia de Lima o en provincias.

Con la finalidad de que los pacientes reciban un tratamiento de calidad, lo que se tiene que hacer a futuro es integrar la atención primaria, significa que puedan recibir inclusive dentro de sus postas un tratamiento avanzado u oncológico y pasar por sus controles, sin la necesidad de venir a Lima. Eso implica tener recursos y un registro de los pacientes e implementar estrategias para monitorearlos mejor.

¿Cuáles son las carencias y necesidades que tiene el INEN en su lucha contra el cáncer de sangre?

El problema principal es la centralización del cáncer, ya que solo tenemos un centro para todos los pacientes, y no todos pueden acudir por el riesgo a una aglomeración y un posible contagio de coronavirus. Las fallas logísticas van de la mano con la falta de un orden en el sistema de atención de salud a nivel nacional en cuando a cáncer. Los recursos humanos han disminuido por las restricciones de las autoridades, tenemos colegas con factores de riesgo, algunos fallecidos, otros que se han enfermado o han tenido complicaciones por la COVID-19.

Por otro lado, no tenemos suficientes camas de hospitalización. Antes se trabajaba con habitaciones múltiples, pero esto ya no es posible por el coronavirus, si tuviésemos alguien infectado, podría contagiar a los demás enfermos. Hemos reducido nuestros aforos a lo mínimo y, aun así, existe un congestionamiento terrible. Este hospital no puede parar ni bloquearse porque aumentaría la mortalidad de los pacientes con cáncer.

Las tasas de donación se han reducido porque no hay personas que quieran donar sangre por miedo, un donador podría salvar la vida de un paciente con cáncer. Se tendría que articular un plan para la atención oncológica descentralizada, utilizar los métodos actuales como la telemedicina y el intercambio prestacional para que los pacientes tengan continuidad en sus atenciones.

¿Qué similitudes y diferencias existen entre los síntomas del coronavirus y algún tipo de cáncer de sangre?

Los síntomas iniciales de los pacientes con neoplasias hematológicas son infecciones, fiebre, dolor de huesos, malestar general, hemorragias, trombosis, entre otros. Algunos de ellos se presentan también en una persona con coronavirus, sobre todo la fiebre y las dificultades respiratorias. En el hospital hemos recibido pacientes que han estado alrededor de dos semanas con temperaturas altas, han sido atendidos como si tuvieran la COVID-19, pero cuando los síntomas persistían se les realizaban estudios para determinar un tratamiento. El miedo que tiene la gente por asistir a los hospitales es muy grande, eso ha llevado a que la mortalidad de las personas por otras causas aumente.

Casi el 10% de casos de cáncer en el Perú corresponden a cáncer de sangre, ¿cómo se traduce este porcentaje en cantidad de personas?

Estos números son estimaciones poblacionales, ya que en el Perú no existe un registro oficial de casos de cáncer de sangre. Los últimos estudios indican que debería hacer un promedio de 60.000 pacientes de cáncer al año; sin embargo, no hay cómo diagnosticar todos esos casos. De ese número, las neoplasias hematológicas corresponden a un 10 o 15%, por lo que tendríamos alrededor de 7.000 casos nuevos al año.

Estos datos son bastantes variables, otros reportes indican que hay un 20% de pacientes con cáncer de sangre, pero eso parte de que no exista un registro nacional obligatorio. No podemos pensar en una mejoría en el sistema de salud si no nos acostumbramos a tener un registro de calidad que nos permita tomar medidas o acciones.

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