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Sociedad

Simulacro virtual de San Marcos: varios no rindieron prueba por fallas técnicas

No pasaron los filtros de conectividad que la UNMSM exigía. Otros que sí pudieron inscribirse no pudieron entrar a la plataforma en el momento en que inició el examen.

(Foto: composición LR)
(Foto: composición LR)

El último domingo 16 de agosto, la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM) llevó a cabo la segunda jornada de su simulacro de admisión virtual. La casa de estudios anunció que a la evaluación se inscribieron más de 9.000 postulantes, en carreras de cuatro áreas académicas. La iniciativa, una respuesta a la emergencia sanitaria que afronta el país, se dio a conocer como alternativa al ahora inimaginable simulacro presencial. Sin embargo, muchos jóvenes quedaron fuera por problemas de conectividad.

La pandemia de COVID-19 no solo ha cambiado la forma en que se dictan las clases en colegios y universidades. Sucesos como el de la UNMSM ponen de manifiesto que también hay un futuro distinto para las pruebas de selección de la educación superior. Un cambio necesario, desde luego, pero que si no se implementa con la suficiente planificación puede terminar generando escenarios de segregación.

¿Quiénes acceden a un simulacro de admisión virtual? En este caso, la Decana de América dispuso que en su evaluación podrían participar todos los inscritos que, además, hayan cumplido ciertos requisitos de conectividad. Un filtro previo a la evaluación determinaba si las computadoras de los postulantes eran compatibles o no con las exigencias informáticas de la prueba. Desde entonces, ya algunos quedaron fuera. Y entonces apareció un segundo problema: incluso luego de superar el requerimiento, muchos de ellos, el mismo domingo, se toparon con problemas que les impidieron rendir el simulacro.

Proceso deficiente

“Yo me inscribí, pero como le digo al momento de entrar no se podía, porque habían muchos participantes y eso malogró todo el proceso ya que no podía entrar. Y no pude dar el examen”, cuenta Alessandro, uno de los jóvenes que no pudo desarrollar la evaluación. Pese a que ya habían llegado el día y la hora de inicio, sus expectativas se estrellaron contra la realidad: las deficiencias de un sistema que aún no está listo para albergar a miles de postulantes.

Para él, no haber podido participar del simulacro virtual de la UNMSM representó una gran decepción. No solo le hacía ilusión tener un primer contacto con la universidad pública más importante del país, sino que además imaginaba que todo transcurriría dentro de lo adecuado. O al menos eso le habían asegurado días antes del domingo.

“A veces te dicen que el examen ya no van a tener problemas con la red y ahora justo sale que sí hay problemas con la red. La universidad nos prometió que no había ningún problema para dar el examen, pero esto pasó. Y yo no soy el único, hay varios amigos que también tuvieron el mismo problema”, lamenta el joven, quien además aseguró estar indignado con lo sucedido.

En efecto, no fue el único. Algo muy similar le sucedió a Vanessa, otra postulante que, pese a haber cumplido con el primer filtro, vio frustrados sus planes el mismo día de la prueba. “Cuando quise ingresar y empezar con el examen se perdía la conexión, parece que había mucha gente y había un problema de saturación. Me dio pena porque había esperado este simulacro desde hace tiempo”, relató.

Por su parte, a David le pasó algo aún más llamativo. Él sí pudo dar la prueba, pero un problema con la descarga de un archivo lo retrasó y se perdió buena parte del proceso. “No podía descargar un PDF, y no me di cuenta de que pasaba el tiempo y cuando pude bajarlo ya me había gastado varios minutos”, reveló a este medio.

Sin certezas

Con estos testimonios, La República intentó consultar a la Oficina Central de Admisión (OCA) de la UNMSM, a fin de obtener algunos datos relevantes como, por ejemplo, cuántos jóvenes terminaron por quedarse sin desarrollar el simulacro virtual. Sin duda, de los 9.107 que anunció la casa de estudios el último sábado, hay un porcentaje que no pudo participar en la prueba. ¿Cuántos son? ¿Cuántos, en todo caso, no pasaron el primer filtro? La OCA no quiso otorgar una entrevista.

Este lunes, además, se informó sobre la publicación de un comunicado aclarando el asunto, pero hasta el cierre de esta edición no se ha emitido ningún mensaje oficial al respecto. Pese a ello, un seguimiento del caso resulta importante para que este tipo de carencias no se repitan en el futuro.

La pregunta principal es cómo lograr que nuestros centros educativos, acostumbrados ya a sistemas con siglos de vigencia, puedan reinventar sus dinámicas de selección y dictado de clases. Si la educación ya no puede volver a ser la misma, reconfigurar los canales de comunicación entre alumnado e institución es una tarea que tampoco debería relegarse. En dicho panorama, las nuevas tecnologías podrían ofrecer una alternativa.

Desafíos para el futuro

No cabe duda de que este tipo de procesos, que obedecen a una coyuntura extraordinaria, se llevan a cabo con la intención de ofrecer una oportunidad a los jóvenes en su ambición por alcanzar la vida universitaria. No obstante, aún hay mucho por hacer en este campo, el de la educación, cargado a veces de un desafío doble: el de enseñar aprendiendo. Tanto profesores como centros educativos se han abocado este 2020 en un interminable ciclo de prueba y error para continuar con sus actividades de manera remota.

Para Jacqueline Oyarce, especialista en Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) y docente de la UNMSM, las herramientas digitales que ofrece el mundo digital pueden ser de gran ayuda en contextos de esta naturaleza. “Definitivamente, las TIC serían de gran importancia para estos problemas, una vez que se tenga el diagnóstico. Ahí se va a poder verificar a qué se debió esta falla. En caso de ser servidores, me imagino que se pondrá a disposición mayor capacidad para los servidores de la universidad”, sostiene.

“Esta experiencia nos va a llevar a reinventar y a ver cuáles son las necesidades: servidores, nuevos planes o la conectividad de otro tipo. Cuando uno convoca, no estima la magnitud, la cantidad de gente que va a participar [en un simulacro virtual], entonces a veces rebasa. Ahora que sabemos que hasta el 2021 no vamos a volver, cada vez tenemos que implementar mejor nuestros equipos”, reflexiona Oyarce.

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