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Sociedad

Verdades y mentiras sobre la vacuna contra la COVID-19

Guerra contra el tiempo. La Universidad de Oxford ingresa en la última fase de sus ensayos en Brasil y, por su parte, el Perú abrió negociaciones con el Gobierno de la República Popular China para ser parte del proceso del testeo. Todo indica que para fines de año vamos a conocer resultados concretos.

vacuna coronavirus covid
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Por: Alexandra Ampuero

La única forma de parar la pandemia del nuevo coronavirus es una vacuna. Entre marzo y abril se registraron alrededor de 120 proyectos de investigación cuyo objetivo era descubrirla. En la actualidad, cuatro están más cerca de la meta.

La lista la encabeza el Reino Unido con la vacuna AZD1222, que desarrolla la Universidad de Oxford. Los últimos reportes indicaban que los ensayos ingresaron en la fase tres en el país de origen y en Brasil. La razón de escoger al gigante latinoamericano es muy simple: es la nación con más infectados y muertos por Covid-19.

La misma premisa guía la decisión del laboratorio chino SinoVac, otro de los que lleva la delantera con la promesa de vacuna denominada CoronaVac. Este estudio también firmó un acuerdo con Brasil. Además, este laboratorio tiene planeado construir en su país una gran fábrica para producir 100 millones de dosis de la vacuna por año, una vez que se verifique su eficacia.

En la lista también está la estadounidense Moderna. La vacuna denominada mRNA-1273, iniciará la fase tres en julio de este año y se pronostica que estaría apta para mediados del 2021.

Por último, la Ad5-nCoV, del laboratorio chino CanSino Biologics y el Hospital de Wuhan. Aquí se estudió por primera vez esta nueva forma de coronavirus y lo descubierto sobre su formación molecular fue difundido al mundo entero, por lo que otros laboratorios no tuvieron que empezar desde cero.

Esta liberación de información fue el gran inicio del trabajo colaborativo dentro de esta pandemia.

Rapidez vs. efectividad

La gran interrogante de la maratónica búsqueda por detener este virus es la seguridad con la que se están desarrollando los estudios y la efectividad que va a tener en la población.

La razón por la que una vacuna, en situaciones normales, tarda de 10 a 15 años en procesarse, es porque las etapas de investigación por ser prolongadas aseguran que no habrá efectos adversos. Hasta el momento los laboratorios mencionados han probado que sus propuestas de vacuna no generan daños en monos y ratones.

Sin embargo, la verdadera prueba de fuego será con los seres humanos. Los ensayos son a gran escala y se recluta a miles de participantes.

“La fase tres implica incluir miles de personas, veinte mil o más”, aseguró la exministra de Salud Patricia García, integrante del Comité de Expertos en temas de Innovación.

“Lo que se está discutiendo ahora es cuánto podemos aceptar como efectividad”, explicó García: “¿Qué impacto podría tener en el resto de la población un estudio tan rápido? ¿La gente se va a sentir segura al recibir la vacuna? ¿No se corre peligro de generar un mayor número de infectados?”, planteó.

Son preguntas por resolver.

La dosis

Detalló la doctora Patricia García “que en muchas vacunas las dosis tienen que tener una distancia de seis meses”. Eso significa que solo para llevar a cabo el ensayo, hay que esperar entre una y otra dosis.

“Así comencemos en este momento, recién a los seis meses vamos a ver efectividad”, aclaró. Lo que aún no se sabe es cuántas dosis tendrá cada vacuna que está siendo desarrollada, pueden ser de una, dos o tres.

“De todas maneras, el camino es provisorio porque las cosas están saliendo comparativamente mas rápido de lo normal”, apunto la exministra García.

Un bien público

El ministro de Salud, Víctor Zamora, declaró que la vacuna debía ser un bien público, de distribución estatal, para que tuviera máximo alcance. En este punto, todos los países suscritos a la Organización Mundial de la Salud (OMS) concuerdan con ese punto de vista.

Todo lo referente a esta pandemia (medicamentos, equipo médico, investigaciones, vacunas) es ensayado en simultáneo y a nivel global. La vacuna no debería ser la excepción.

Sobre la mesa

Es por esto que Perú entabla negociaciones con el Gobierno chino para que los ensayos en voluntarios humanos se desarrollen en territorio nacional. El país asiático desarrolla tres tipos de vacunas: una estatal, una privada y una desarrollada por la Academia de las Ciencias.

Las conversaciones en Perú son con la empresa Sinovac, la misma que tiene firmados convenios con Chile y Brasil. Se pretende participar en la fase tres de su estudio, a finales de julio.

“También estamos sentados en la mesa con la OMS para que Perú participe de un ensayo grande de vacunas, así como los medicamentos en Solidarity. Recién se esta discutiendo el protocolo y las comisiones”, declaró Patricia García, quien además preside este proyecto en su versión de medicamentos.

Los beneficios

En Chile surgieron críticas respecto a su participación en el ensayo de la vacuna china. Pero ser “conejillo de indias” tiene su lado positivo, más aún si se está en un país con poco desarrollo en biotecnología, como el Perú.

La doctora García señaló 5 beneficios que obtendría el país al cerrar estas negociaciones: “Primero, contribuiremos a que haya una respuesta. Luego, si la vacuna es efectiva, ya tendremos población inmunizada”.

Además, “por participar en el ensayo, podemos recibir los primeros lotes de vacunas”, dijo.

Cuarto, “con China se puede acordar transferencia tecnológica para poder producir: no fabricaremos millones de dosis pero iremos colaborando en la producción para uso nacional”. Por último, “como país adquirimos capacidades para el desarrollo tecnológico y de investigaciones de alto nivel esto es muy positivo para nosotros”.

Otro punto que se señala como positivo es la producción regional, en Latinoamérica. De esa manera, es más fácil que llegue la vacuna al Perú “pero tenemos que aportar”, enfatiza García.

Añade que lo más idóneo sería que haya no solo una vacuna, sino varias alternativas con diferentes formas de producción, de manera que puedan responder a las necesidades y posibilidades de cada país.

El proyecto de vacuna desarrollado por la Universidad Cayetano Heredia se encuentra en fase dos. García resalta que lo más importante es que “estamos comenzando el camino para el desarrollo biotecnológico que no tenemos en el país”.

Para la doctora, “si una cosa nos ha enseñado esta epidemia es que tenemos que invertir en ciencia y tecnología, no podemos esperar que todo nos venga de afuera”.

Prepararse para lo que viene

A mediados de junio se habló de un Comando Vacuna conformado por médicos y empresarios peruanos independientes. El grupo del sector privado tenía como finalidad entablar relaciones con los laboratorios más prontos a dar con la vacuna contra el coronavirus.

“Sabemos que dentro del Minsa hay una Dirección de Inmunizaciones muy eficiente y con experiencia”, dijo el ingeniero Antonio Pratto.

Señaló que se debe preparar esa sección del Minsa para cuando llegue la vacuna. “No solo es la compra, también la distribución, la cadena de frío y el cuerpo técnico para la aplicación”, dijo.

comite vacuna

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vacuna oxford

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