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Sociedad

Papás guerreros contra la pandemia [FOTOS]

Motor y motivo. En el hogar cumplen una función vital. Son los responsables del sostenimiento económico. En esta época, muchos perdieron sus empleos, dependen del día a día o laboran en sectores que no han parado. Eso les obliga a salir a la calle a buscar el pan. Su inspiración es el amor a sus hijos, su verdadero motor y motivo.

Día del padre
Día del padre

Redacción sur

Miles de hogares peruanos pasan penurias por la pandemia. El dinero escasea, lo que complica sus opciones de subsistencia. Son los padres quienes llevan el peso de sacar adelante a sus familias, aun cuando eso signifique salir a la calle a trabajar y exponerse a contraer el nuevo coronavirus. A estas alturas son pocas las familias que disponen de ahorros para comer. Eso empuja a muchos a la calle.

Hoy es el Día del Padre. Lo conmemoramos con las historias de estos guerreros de Arequipa, Cusco, Puno y Tacna. Ellos cuentan cómo capean estos tiempos díficiles siendo sus hijos el motor.

1 | “Mi hija que perdió la vida es el ángel que me protege”

Leandro Lovón Bhorquez tiene 46 años. Es sereno de la Municipalidad Distrital de Santiago en la región de Cusco hace ocho años. Se hizo padre cuando tenía 23.

Desde que brinda seguridad a su distrito tuvo que pasar, en varias oportunidades, el Día del Padre trabajando y este año no será la excepción.

Aunque recuerda poco de su padre, sabe por su mamá que fue un hombre íntegro y él trata cada día de ser lo mismo para sus cinco hijos.

Se levanta a las 4:30 de la mañana para estar a las 6:00 en su puesto de trabajo. El temor de contraer el virus no es ajeno para él, pero dice tener un “ángel” que siempre lo protege, su hija mayor que perdió la vida hace cinco años, y reconoce que sus hijos son el motivo para no desistir en su labor.

Su otro motor para seguir es su madre de 85 años, a quien tiene a su cuidado.

dedicación. Leandro celebrará el Día del Padre cumpliendo su labor de resguardo y orden en las calles de Cusco.

dedicación. Leandro celebrará el Día del Padre cumpliendo su labor de resguardo y orden en las calles de Cusco.

2 | “Vivo de la basura para apoyar los estudios de mi hija”

Lizandro Chura Ccopa de 58 años, recorre las calles de la ciudad de Tacna en su viejo triciclo. Busca entre la basura algunas botellas de plástico. Cada kilo que junte puede venderlo a 50 céntimos a una empresa recicladora local y así sobrevivir y ayudar a su hija menor que estudia Enfermería en una universidad privada.

El sueño de Lizandro es que su hija sea profesional y pueda tener de una vida más tranquila sin los problemas que tuvo él.

En época de pandemia, sale a las calles junto a su hija a recoger las botellas. Ambos usan mascarillas y se lavan las manos de forma constante. “Tenemos que salir no más, aunque quizá no esté bien. De la basura vivo, este es mi trabajo”, manifiesta.

Lizandro Chura Ccopa de 58 años, recorre las calles de la ciudad de Tacna en su viejo triciclo.

Lizandro Chura Ccopa de 58 años, recorre las calles de la ciudad de Tacna en su viejo triciclo.

3 | “Yo puedo aguantar sin comer, pero mi hija no”

Donato Segura Laurencio es natural de Pomata, al sur de Puno. Abandonó su pueblo hace meses para que su única hija de 13 años tenga otras oportunidades de estudio.

Tenía planeado con su esposa colocar un restaurante, pero el estado de emergencia acabó con sus planes. Ahora son ambulantes. “Qué se puede hacer. Sino vendo no como. Yo puedo aguantar, pero mi hija no. Tenemos que avanzar a como de lugar porque acá solo vivimos alquilados”, cuenta Donato. Pese a que el comercio ambulatorio está prohibido, él se las ingenia para vender papas rellenas.

“Podemos contagiarnos. Pero igual salimos a vender, sino con qué pagamos el alquiler, comida, y educación de mi hija”, manifiesta.

Donato abandonó su pueblo hace meses para que su única hija de 13 años tenga otras oportunidades de estudio.

Donato abandonó su pueblo hace meses para que su única hija de 13 años tenga otras oportunidades de estudio.

4 | “Da miedo la pandemia, pero hay que seguir por la familia”

Gregorio Carpio tiene 62 años y es comerciante. Hace 20 años participa en una feria sabatina en el Cercado de Arequipa, en su puesto vende de todo un poco, gaseosas, conservas, aceite, golosinas, productos de limpieza. Es gracias a este trabajo que pudo pagar la alimentación y estudios de sus tres hijos.

Él también es artesano hace varios años, lo que le permitió ganar un dinero extra con los pedidos que le hacían, pero todo eso cambió hace tres meses que inició el estado de emergencia.

Su único ingreso ahora es por la venta de productos en la feria sabatina. “Da miedo la pandemia, pero solo nos queda protegernos y seguir por la familia”, indica.

Sus hijos son mayores, pero están pasando juntos la cuarentena. Gregorio dice que labora para apoyar con la manutención del hogar. “Todos apoyamos y yo también lo hago”.

Gregorio tiene 62 años y es comerciante. Hace 20 años participa en una feria sabatina en el Cercado de Arequipa,

Gregorio tiene 62 años y es comerciante. Hace 20 años participa en una feria sabatina en el Cercado de Arequipa,

5 | “Ahora más que nunca debo trabajar por mis hijos”

Leonardo Condori Hancco, viene del distrito de Cojata-Huancané y tiene tres años en Puno. Es padre de una niña de meses y un joven de 18 años. Él refiere que ahora más que nunca tiene que trabajar, aún con el riesgo de contraer el coronavirus.

Su oficio habitual es el de triciclero. Antes pasó por la construcción y la cocina. No le fue bien. “Yo prefiero mi triciclo. Por un tema de salud física y porque vivo de mi esfuerzo”, dice mientras espera clientes en la avenida El Sol.

Admite que le teme al coronavirus y que la muerte lo entristece por el destino incierto que les tocaría vivir a sus hijos. Se acongoja cuando piensa en el futuro. “Justamente para no contagiarnos hemos aceptado varios protocolos. Pero igual tenemos que seguir y avanzar porque nadie nos va dar nada”, indica. Leornador, hace hincapié que su mayor motivación es su hija. “Ahora me importas solo trabajar”, señala.

Leonardo trabaja como triciclero. Admite que le teme al coronavirus y que la muerte lo entristece por el destino incierto que les tocaría vivir a sus hijos.

Leonardo trabaja como triciclero. Admite que le teme al coronavirus y que la muerte lo entristece por el destino incierto que les tocaría vivir a sus hijos.

6 | “Mis hijos son todo para mí y su educación es lo primero”

Isidro Machaca Zamata de 33 años, es padre de dos niños de 9 y 11 años. Antes de la cuarentena, sobrevivía haciendo cachuelos en obras de construcción en Arequipa. Ahora solo mantiene a su familia con los ahorros que le quedan.

“Intenté salir a buscar trabajo, pero me dio miedo contagiarme y contagiar a mi familia”, señala. Isidro encontró una salida para seguir llevando un plato de comida a casa, la olla común. Él y su esposa apoyan en la cocina.

Otro aspecto importante para Isidro es la educación de sus pequeños. “Mis hijos son todo para mí y su educación es lo primero”, dice. El problema es que donde viven la señal de internet es deficiente y sin eso no podían llevar sus clases virtuales. Es así que una tarde se las ingenió para armar un cuartito con materiales de triplay, por encima de las calaminas de su hogar. A una mayor altura, sus hijos logran acceder al internet.

Isidro decidió construir esta casita pues a nivel del piso, la señal de internet era deficiente.

Isidro decidió construir esta casita pues a nivel del piso, la señal de internet era deficiente.

7 | “Salgo para poder pagar las pensiones de mis hijos”

Edwin Sánchez de 50 años, tiene tres hijos. Una concluyó sus estudios superiores y dos continúan estudiando en la Universidad Privada Andina del Cusco. Antes de la llegada de la pandemia, obtenía ingresos económicos de las ventas en su restaurante. Desde el 16 de marzo, no ha generado ni un sol. Hace unos días tuvo que salir nuevamente para ganar algo de dinero que permite cumplir con las pensiones de la universidad de sus hijos y solventar los gastos de la casa.

Abrió su negocio a costa de los impedimentos. Edwin sabe que está trabajando informalmente, pero no tiene otra opción. “La necesidad obliga, el hambre obliga”, dice. Él espera recibir pronto los permisos para continuar con su negocio.

Edwin Sánchez tiene tres hijos, dos de ellos  estudian en la Universidad Privada Andina del Cusco.

Edwin Sánchez tiene tres hijos, dos de ellos estudian en la Universidad Privada Andina del Cusco.

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