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Sociedad

Carlos Vidaurre: “Esta crisis ha mostrado lo precario de los mercados tradicionales”

Entrevista con el experto en temas de mercados, retail, supermercados. Ex gerente general de Multimercados Minka. Con estudios en Derecho en la USMP y PAD de la Universidad de Piura. Experto en desarrollo de centros comerciales.

Por: Carlos Páucar

Los mercados tradicionales ocupan un lugar importante en la economía y la vida sociocultural del Perú. Recibieron también el mayor impacto de la pandemia del coronavirus y tendrán un rol valioso en la recuperación del país tras la zozobra de esta crisis. Carlos Vidaurre, experto en retail, quien gestionó Minka, una de las experiencias comerciales más exitosas, analiza el tema.

¿Qué significó el coronavirus para los mercados del país?

Lamentablemente, la llegada del Covid-19 ha puesto al descubierto la situación precaria de nuestro país en muchos aspectos. Y también con nuestros mercados. Que estaban ahí, los visitábamos, satisfacíamos nuestras necesidades, fueron y son parte de nuestro entorno. La crisis, en el caso de los mercados tradicionales, ha puesto de manifiesto su precariedad u obsolescencia en diseño, infraestructura civil, sanitaria, de seguridad y de gestión de buenas practicas de manipulación. No obstante, son importantes protagonistas y preferidos por millones de amas de casa a nivel nacional. Siempre serán demandados.

No solo hay comerciantes.

Así es. Son espacios que generan miles de oportunidades de trabajo en su operación. Allí hay comerciantes, transportistas de toda clase de vehículos (camiones, automóviles, triciclos, mototaxis, etc.), estibadores, el comercio ambulatorio y toda posibilidad de desarrollo con una labor de subsistencia, donde el "recurseo" es la profesión de muchos peruanos.

A todos los castigó la crisis.

Sí. Lo que vengo observando es que hay buenos deseos, pero no se tiene el expertise para manejar la operación de los mercados adecuadamente a la demanda de la situación. Todo se ha centrado en la contención del contagio y se ha debido coordinar desde el principio con las municipalidades, los comerciantes y otros, porque debe haber participación y el mercado debe ser parte activa de los cambios.

Al decir participación, ¿a quiénes se refiere: autoridades o comerciantes?

Comerciantes y otros agentes que operan en el mercado, básicamente. Pero hay que entender que el mercado no es solamente el lote donde está el mercado. Por lo general, estos tienen poca infraestructura y carecen de más puestos, llevan a los que quieren comercializar más a las calles aledañas. Es decir, los mercados han rebasado sus límites desde antes del Covid-19.

Además, la crisis hizo que la gente que estaba en los semáforos, avenidas y paraderos se mude cerca a los mercados. Entonces creció y se creó un caos... con el Covid-19 entraron las fuerzas del orden, pero los mercados hay que organizarlos y no es con rigor que se les organiza. Debe coordinarse entre el gobierno local y los representantes del mercado. Los comerciantes van a colaborar, generar su propia estructura de operación en coordinación con el municipio: por ejemplo, diseñando cuáles son las vías de acceso o los horarios de carga y descarga, etcétera.

¿Qué otras soluciones observa en el largo plazo?

Es una oportunidad para que el Estado, los gobiernos locales, la sociedad civil, la empresa privada y los comerciantes se tracen objetivos. Los mercados, por lo general, datan de los años 40 o 50. Han caído en la obsolescencia porque se hicieron cuando nuestra ciudad tenía menos de los habitantes que hoy tenemos; nuestra trama urbana era más abierta, con menos pobladores, no estaba tan densificada, pero con el tiempo fueron quedando muy cortos para atender la demanda de la población. Eso hizo que prácticamente todos los alrededores del mercado se conviertan a la vez en parte del mercado.

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¿Lo que debe haber es una respuesta integral, múltiple, al problema de los mercados?

Sí, pero, ojo, no necesariamente tiene que ser con dinero del Estado. Hay sistemas de estructuración financiera y económica para que los mercados puedan evolucionar a un nuevo diseño, en el que se convoque a arquitectos, urbanistas, economistas, etc. Entonces, hay muchas oportunidades para financiar un diseño de mercado que sea viable, porque los mercados finalmente pueden financiar su propia modernización; por ejemplo, con cadenas de frío, sistemas de carga y descarga, bodegaje, etc., que es importante por la calidad del producto que pueden llevar de modo saludable al consumidor. Ya no se puede arriesgar más porque en salud pública no estamos bien.

¿Cómo ve a la contraparte, los supermercados?

El caso de los canales modernos (supermercados) es diametralmente distinto en términos de propuestas de valor, básicamente a nivel de infraestructura, gestión y operación. Aspectos que se requieren incorporar en el nuevo modelo de mercados. En Minka se hizo, por eso es una experiencia rescatable.

¿Por qué es rescatable?

Por el buen planeamiento. Allí la empresa privada y los comerciantes dieron los pasos para el desarrollo de un mercado de abastos de vanguardia, con buena infraestructura, buenas practicas de manipulación, sistemas de comercialización, cadenas de frío, orden en el traslado de la mercancía, carga y descarga, todas las aristas que un mercado debe considerar en un estándar de modernidad. Hoy los mercados, de alguna manera, tratan de suplir todo eso, pero con poco apoyo técnico.

La crisis sanitaria mostró varios de esos problemas, ¿cree que se están tomando acciones adecuadas al respecto?

No estoy percibiendo que se hayan tomado medidas más allá de controlar si hay o no infectados en los mercados. El cierre de mercados es una medida necesaria cuando se detectan casos de contagio. Pero hay que ver cómo se puede mitigar el contagio controlando en los mercados el aforo y distanciamiento, como lo hacen los supermercados, que sí tienen controladores electrónicos y saben cuántas personas han entrado y cuántas salen... Hemos visto imágenes donde los mercados parecían estar en Navidad, algunos comerciantes con protectores, otros sin ellos.

¿Qué hacer en estos casos?

Ordenarlos, generando vías de acceso y evacuación de y hacia el mercado en un solo sentido, con recorridos en un solo sentido. Distanciamiento frente a los locales del mercado, no puede haber más de un número determinado de clientes ante un puesto. Establecer un mecanismo para que la gente sepa que ya hay disponibilidad de ese puesto y se dirija allí y permanezca únicamente lo indispensable. Lo mismo con los transportistas y otros.

Las exigencias y los costos de ser formal, ¿no incentivan pasarse a la informalidad?

Puede crecer si no hay una decisión del Estado de, a partir de la desnudez que nos ha traído el Covid-19, evolucionar la modernización de los mercados. En el caso de Minka, se tomó lo mejor de los mercados tradicionales, la frescura, la atención personalizada; y del canal moderno, los espacios amplios, control de calidad, cadena de frío, etc. Creo que debe combinarse el esfuerzo del sector público, del gobierno local, de comerciantes y de otros actores alrededor del mercado.

En los centros comerciales hay locatarios que demandan la reducción de alquileres.

Cada centro comercial está en proceso de alcanzar entendimientos con sus propios locatarios. No es la primera crisis, en el 2008 la crisis también ajustó la economía en el Perú y hubo un proceso de entendimiento con los operadores. Hay que destacar que el negocio inmobiliario de rentas de los centros comerciales se relaciona con el éxito del locatario.

Aumenta el poco contacto de personas, ¿crecerá por ello el comercio virtual?

El Covid-19 ha acelerado la incorporación de muchos sectores a la tecnología, comenzando por el teletrabajo. El confinamiento nos ha hecho acudir a plataformas digitales para satisfacer distintas necesidades. Creció mucho el delivery de alimentos, bebidas, licores, etc. Ha sido la oportunidad de muchos productores, importadores, comercializadores de pasar a una venta directa al consumidor.

En cuanto a los consumidores, ¿los de mercados se han ido a los supermercados y viceversa? ¿O se han mantenido fieles en su comportamiento?

Hay de los dos lados. Pasa por la economía y presupuesto familiar. Y porque en los mercados hubo gente que tuvo miedo a los contagios o las practicas de manipulación, aunque ya hay mayor cuidado. En el otro lado está la racionalidad de cuidar los ahorros, y te vas a la oferta más conveniente. En eso sí el mercado hace la diferencia: en el mercado puedes negociar, con el supermercado no negocias. En el mercado negocias con la casera y encima hasta te puede dar una yapa.

Por el Covid-19, las compras ya no son emocionales, pasaron a ser racionales

¿Cómo evalúa las decisiones del gobierno nacional en el sector de mercados?

El gobierno ha tratado de tomar medidas urgentes, faltó coordinación con los gobiernos locales y los comerciantes. Es probable que haya incurrido en algunos errores, que se han ido corrigiendo en el día a día. Lo que está pasando en el transporte público. Se liberó a la gente para que inicie algunas actividades.

El lunes se reactivó, pero se ha ido corrigiendo en la semana y no dudo que con el transcurso de los días se sigan haciendo más ajustes… Creo que el gobierno ha ido tomando medidas por la experiencia de otros países pero adaptándolos a nuestra realidad, no habiendo experiencias comparables con el comportamiento de nuestros mercados de abastos. Seguro se cometen errores, pero todos debemos tratar de cumplir con lo básico que se nos ha indicado desde el inicio de esta pandemia.

Algunos, ante el cierre de los mercados mayoristas por el creciente número de infectados, decían que peligraba el abastecimiento de las ciudades, ¿eso le parece una exageración?

Es una visión exagerada. La producción en el campo se ha seguido dando, pero sí ha habido una cierta preocupación por la manera cómo se iban dando algunas medidas. Creo que no debería perturbarse la cadena de suministros. Ahí también el Estado tiene que estar cerca al agricultor para ver cómo vive la crisis. Hay quienes opinan que se debe reactivar el Banco Agrario para financiar las campañas agrícolas futuras y garantizar los alimentos en los mercados. Por ahora ese cierre no se sintió. No hubo mayor impacto.

¿Evalúa que se está produciendo un grave deterioro del sector comercial en nuestro país?

Sin duda, sí hay un efecto, porque hay pérdida de empleo. Hay empresas que han hecho las suspensiones perfectas de labores, otras cortaron su número de trabajadores, por lo tanto, hay familias que no van a tener el ingreso formal, no hay tarjeta de crédito, no hay la liquidez que te da el plástico, las compras ya no son emocionales, sino pasan a ser racionales y sujetas al presupuesto familiar, y se debe priorizar.

El consumo no va a crecer definitivamente, va a bajar. Las categorías que están creciendo, en términos de los gastos familiares, son las de cuidado personal, limpieza del hogar, farmacias, salud, internet, luz, agua, entre otros.

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