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Sociedad

“Estuve en la cama donde murieron dos colegas"

Testimonio. El suboficial de la DIROES Santiago Mayhuasca Gutiérrez, durante casi dos semanas, soportó la embestida del nuevo coronavirus y logró recuperarse. Ya son 3.527 los efectivos que se han salvado, pero hay otros 450 hospitalizados. Los fallecidos son 115.

Santiago Mayhuasca Gutiérrez, un suboficial de tercera de la Policía Nacional, estuvo 14 días con sus noches dependiendo de una mascarilla conectada a un balón de oxígeno. Derrotó al nuevo coronavirus y se ha reincorporado a su puesto en la Dirección de Operaciones Especiales (Diroes), en el distrito de Ate Vitarte.

“Soy un sobreviviente”, dijo Mayhuasca, de 35 años de edad, dispuesto a contar la temporada en el infierno que le tocó experimentar: mirar a los ojos a la muerte y espantarla.

“No sé cómo o dónde me contagié, pero entiendo que fue cumpliendo mis labores. Lo bueno es que logré vencer al maldito coronavirus y ahora estoy nuevamente al pie del cañón”, explicó.

A un mes de que el presidente Martín Vizcarra declarara el aislamiento social obligatorio para contrarrestar el nuevo coronavirus en el país, el suboficial Mayhuasca comenzó a percibir los primeros síntomas en su centro de labores de la Diroes.

“Era un domingo 12 de abril. Estaba de servicio en la guardia. Al mediodía, una hora antes de pasar el rancho, sentí un dolor de cabeza que no le di importancia. Pensé que era algo pasajero y seguí trabajando. Al día siguiente, en mi día de franco, me fui a casa y el dolor persistía. Nunca pensé que ese dolor era el inicio de un vía crucis que me esperaba”, manifestó Santiago Mayhuasca.

“Al retornar nuevamente al servicio, los dolores de cabeza seguían y decidí dirigirme al Policlínico de la Diroes. Allí los médicos me tomaron la temperatura y no me detectaron fiebre alguna, pero para descartar si tenía el coronavirus, me sometí a una prueba rápida que salió negativo. Me recetaron algunas pastillas para calmar mi dolor y solo atinaron a decir que me cuidara. Pero cada día mi estado de salud empeoraba”, recordó Mayhuasca.

Mayhuasca es uno de los que se libró, pero le costó mucho. Y la batalla dejó secuelas.

Con 90 kilos de peso y un metro 73 de estatura, el efectivo Santiago Mayhuasca Gutiérrez creyó que ningún virus lo tumbaría y que lo llevaría al borde de la muerte.

“Al llegar al hospital, los médicos, ni bien me vieron, sospecharon que era un paciente positivo debido a los síntomas que presentaba. Por las dudas, me hicieron una prueba molecular. No se equivocaron”, rememoró Mayhuasca.

Sintió que la tierra baja sus pies se abría. Como una película en rápido movimiento, comenzó a recordar diferentes momentos importantes en su vida. Mayhuasca jamás se imaginó que pese a su fortaleza sería postrado en una silla de ruedas.

“¡Yo en una silla de ruedas! Así es. Tuve que usarla porque no podía sostenerme. Cuando iba por el área de Observación del hospital Leguía, la tos no me dejaba respirar, por lo que los médicos me suministraron oxígeno y me hospitalizaron. Tres días después me transfirieron a la clínica Maison de Santé. Era viernes 17 de abril. Jamás lo olvidaré”, afirmó el suboficial, conmovido por lo sucedido.

“Cuando me dijeron que era un paciente covid, no sabía si llorar o reír. La noticia me cayó como una balde de agua fría que me hizo temblar y sentí miedo”, explicó el efectivo policial: “Mi estadía en la clínica no fue fácil. El Covid me ahogaba cada día. Era como estar encerrado en un globo de agua y con los pulmones que te pesaban, sin poder respirar. Era horrible”, comentó.

Impulsado por la fuerza de voluntad y el ansia de seguir viviendo, Santiago Mayhuasca todos los días se encomendaba al Señor de Los Milagros. Es un devoto. Una mañana estando en el baño se miró al espejo y llorando juró que saldría de esta enfermedad que lo agobiaba. Y así fue.

Hasta el final

"El superior De La Cruz, que era mi compañero de cuarto, me comentó que antes que yo ocupará la cama 3339-B, ya se habían ido (muerto) dos colegas. En esos momentos no capté lo que decía. Pensé que se fueron a su casa. No era así, se habían ido al más allá. Es decir, habían fallecido por el covid. Eso me aterró por un momento, declaró el efectivo.

“Mi lucha era constante, no podía dejarme vencer por el virus fácilmente. Es así que al quinto día de estar postrado en mi cama y haber bajado 7 kilos de peso, me aferré a la vida y con ayuda de mi familia y mis compañeros de armas, que me alentaban a través del celular, logré ganar la batalla. Será porque un Dinoes nunca muere”, terminó.

Efectivamente, el suboficial Santiago Mayhuasca fue dado de alta el 2 de mayo y después de permanecer 20 días de descanso en su humilde hogar al lado de su esposa, se reincorporó a su unidad con la misma vitalidad y fuerza para seguir trabajando como siempre lo ha hecho, y resguardar los exteriores del Palacio de Gobierno.

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Cursó estudios en la Universidad Jaime Bausate y Meza. Trabajó en los diarios La Voz, El Nacional y El Popular. Integrante de la Unidad de Investigación del diario La República. Es una de las ganadoras del “Gran Premio Nacional de Periodismo” 2014, organizado por el Instituto de Prensa y Sociedad y la Pontificia Universidad Católica del Perú.