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Sociedad

“Hacinados y tugurizados no se puede combatir al virus”

En desventaja. En la última semana, los enfermos del nuevo coronavirus rebasaron la capacidad del viejo hospital de Vitarte. Médicos, enfermeros y técnicos proponen que los asignen a las áreas inoperativas del nuevo hospital de Ate para seguir luchando.

Por: Luis Ángel Villanueva

Los médicos, enfermeras y técnicos del hospital de Vitarte jamás habían visto algo semejante. El 18 de abril se registraron 13 enfermos por el nuevo coronavirus. Cinco cadáveres estaban acumulados en el mortuorio. Y, por si fuera poco, 51 servidores de salud del nosocomio fueron enviados a una estricta cuarentena luego de que se detectara que algunos se habían contagiado. El hospital tiene un aforo para 504 personas, pero hasta hace muy poco recibió el triple.

“El nuevo coronavirus ha llegado para cambiar a la humanidad, por lo que es necesario que todos reflexionemos sobre nuestros estilos de vida. Ya nada será igual”, expresó el subdirector del hospital de Vitarte, Danny Vergel: “Yo pensaría dos veces antes de asistir a una reunión, a una discoteca, a un estadio. Todo eso va a cambiar. El nuevo coronavirus ha llegado para quedarse”.

La pandemia del nuevo coronavirus ha dejado en evidencia las carencias del sistema de salud. Virtualmente, todos los establecimientos han sido rebasados. No estaban preparados para el incremento brutal de contagiados. Con más de 50 años de creación, ubicado en el kilómetro 7 de la Carretera Central, los trabajadores del hospital de Vitarte resisten con tenacidad las olas de enfermos que cada cierto tiempo llegan al nosocomio, generando ansiedad, miedo, desesperación.

Pero todo tiene un límite.

El nutricionista del hospital, Henry Marquina Zárate, relató a La República que, debido al contagio de 51 miembros del personal de salud, el establecimiento de emergencia acondicionado para atender a los enfermos por el nuevo coronavirus había sido fumigado. Y que los pacientes fueron trasladados al nuevo nosocomio de Ate, informó.

“Desde que se reportó el paciente número uno, en Vitarte se han contabilizado 15 fallecidos por la enfermedad”, añadió.

Marquina relató las extremas condiciones en las que laboraban él y sus colegas en el lugar. “Algunos llegaban muy mal. Se les alimentaba con dietas líquidas. Sabíamos que se iban a morir”, dijo con pesar.

Condiciones extremas

“Los equipos de protección personal (EPP) son insuficientes. Por más EPP que te pongas, es muy difícil atender una patología tan contagiosa como la del nuevo coronavirus. Pasillo por donde ibas, lugar donde encontrabas algún caso sospechoso y, por lo tanto, un peligro de contagio”, dijo Henry Marquina.

Debido a que el flujo de contagiados comenzó a incrementarse, las autoridades del nosocomio pidieron espacio en el nuevo hospital de Ate.

“No toda la infraestructura del hospital de Ate está siendo utilizada, por lo que hemos requerido que se nos proporcione el primer y segundo piso del nosocomio, porque nuestro establecimiento es muy pequeño. En nuestro centro de trabajo se han roto todas las barreras de bioseguridad intrahospitalaria por el hacinamiento y tugurización”, detalló la presidenta del Cuerpo Médico del hospital de Vitarte, la doctora Rudy Vera.

“Hacinados y tugurizados no podemos combatir al coronavirus”, apuntó.

Solo hay 91 camas en el hospital de Vitarte. Se atienden 12 partos diarios. Y se ha optado por la separación de metro y medio entre cama y cama para los pacientes de otras patologías. Es notorio el ambiente de miedo que se respira, una sensación que se alimenta por la precariedad de algunas instalaciones.

“Nosotros atendemos diversas patologías, no obstante, verificamos si el paciente presenta síntomas o es sospechoso de haber sido contagiado. No nos podemos permitir dejar pasar a una persona sin antes haber verificado si está o no enfermo por el nuevo coronavirus”, señaló el subdirector del nosocomio, Danny Vergel.

“Tenemos muchas desventajas, sin embargo, asumimos a los contagiados. No los evadimos”.

La autoridad médica relató que no se trataba solo de mejorar la infraestructura, sino también los ingresos de quienes arriesgan sus vidas atendiendo mañana, tarde y noche, sacrificando su salud y a sus familias, para atender permanente y profesionalmente a los contagiados por el nuevo coronavirus.

Voces del miedo

“Una enfermera está una jornada completa con los pacientes positivos. Los técnicos en emergencia también conviven con el virus. Dadas las circunstancias, es necesario replantear los sueldos del personal médico, de enfermería y de otras especialidades”, concluyó.

Según algunos entrevistados, acuden al viejo hospital de Vitarte porque en el nuevo los rechazan. Hasta el domingo, los sospechosos han seguido los procedimientos generales: pasan por triaje, se someten a la prueba rápida y de salir positivo ingresan en el viejo.

Las autoridades sugieren que el hospital viejo no atienda más casos del nuevo coronavirus positivos, sino solamente medicina general, porque es insostenible. Plantean que el hospital de Vitarte sea clausurado y que el personal sea reubicado en los espacios inoperativos del hospital de Ate.

Este diario encontró a Franklin Marquina Carhuama ca en los exteriores del hospital. Preguntaba sobre la situación de su padre. Nadie le ha dado referencias de su ubicación y ha comenzado a preocuparse.

“Mi padre es una persona sexagenaria. Estaba en el hospital, pero me dicen que lo han fumigado y que los pacientes han sido trasladados al nuevo hospital. Fui y me respondieron que no había nadie registrado con sus datos. ¡Quiero saber dónde está mi padre! No sé si está vivo o muerto”, dice entre sollozos.

Son escenas cotidianas.

Deysi Gómez hace dos días dio a luz a su primer niño en el hospital de Vitarte. No puede retirarse por su cuenta, le han dicho que debe venir algún familiar para que la acompañe. Está angustiada porque sabe que en el lugar ha habido pacientes con el nuevo coronavirus y varios fallecidos.

“No nos cuentan nada. Pero hemos escuchado llorar a las enfermeras cuando se han enterado de que alguien ha muerto por esa enfermedad. Ellas lloran y despiertan a los niños, que también se ponen a llorar. Tengo mucho miedo", relató.

Las cifras

15 contagiados por el nuevo coronavirus fallecieron en el hospital de Vitarte.

51 integrantes del personal médico y técnico se contagiaron en el nosocomio.

Personal pide una nueva trinchera

En 2018, la Municipalidad de Ate sometió a una inspección al nosocomio y determinó que, según el Índice de Seguridad Hospitalaria (ISH), le correspondía el tipo C, lo que implicaba una alta vulnerabilidad.

Luego, en mayo del 2019, la Subgerencia de Gestión de Riesgo de Desastre determinó que estaba al borde del colapso.

En esas condiciones se encontraba el establecimiento cuando se propagó el nuevo coronavirus. En tales circunstancias completamente adversas, hasta el día de hoy sus trabajadores dan batalla a la pandemia.

Indican que el hospital antiguo de Ate debe ser clausurado y que ellos deben ser reubicados en algunos espacios inoperativos del nuevo hospital.

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