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Sociedad

El martillo y la danza

“Hemos estado viviendo en crisis permanente. Esta pandemia ha desnudado la precariedad con la que nos hemos acostumbrado a convivir”.

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Tomas Pueyo, un ingeniero francoespañol, experto en psicología del comportamiento, con un MBA en Stanford y que lidera una compañía de tecnología en Silicon Valley, acuñó esta fórmula simbólica que se ha convertido en la referencia mundial del manejo de la pandemia.

Pueyo no se considera un genio por más que le señalan que pudo predecir el comportamiento de la pandemia antes que muchos gobiernos del primer mundo. Él mismo señala que no se considera político, pero que entiende que un tomador de decisión debe lidiar al mismo tiempo con las fuerzas económicas, por un lado, y las sanitarias, por el otro.

La gestión de riesgos, crisis o emergencias tienen un correlato común: un liderazgo rodeado de perfiles profesionales, cada uno con un rol fundamental en el flujo de información para la toma de decisiones. Además de materias como la salud pública, la economía, la política y la comunicación, se ha hace imprescindible el manejo estratégico de la data, que se traduce en escenarios o proyecciones basadas en evidencia o sustento estadístico, lo que ayuda a analizar el comportamiento de la epidemia.

La imagen diaria que ha construido el gobierno ha tenido como composición la de un general con una falange de soldados en la primera línea de combate, que no solo comunica las cifras de la batalla, sino que arenga a todos los ciudadanos a sobrellevar esta crisis, disponiendo además de todos los recursos posibles para tratar de hacérsela más llevadera.

Estamos presenciando la práctica política ideal, donde las decisiones se toman con evidencia técnica de alto nivel y se comunican oportunamente. Muy distinto al populismo que surge de una mirada individual del mundo, legitimada por un falso sentido del saber por actores desbocados que impostan actos para la pantalla más que para un aporte responsable frente a la crisis.

Debemos reconocer que hemos estado viviendo en crisis permanente. Esta pandemia ha desnudado la precariedad con la que nos hemos acostumbrado a convivir. Nuestro rol como ciudadanos requiere de medidas contundentes. Luego de superar esta crisis, debemos levantar nuevamente el martillo, lo más pronto posible, y aplanar la curva de brechas sociales en la gestión pública, priorizando la reforma política, la salud, la educación, el uso de tecnologías y el aporte científico en la solución de los problemas del país. Si se empieza por ello, quizás podamos disfrutar de la danza en un futuro no tan lejano.

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