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Sociedad

La segunda quincena

La falta de precisión crea trabajo adicional para las fuerzas del orden, obligadas a practicar una discrecionalidad que no es de su competencia.

La segunda quincena
La segunda quincena

Los que por su trabajo han tenido que pasar un mes aislados dicen que en la segunda quincena las presiones del encierro se vuelven más fuertes. A primera vista parece natural, por la acumulación de sacrificios. Pero también debemos conceder algo al entrenamiento, a la costumbre y en general a las cosas aprendidas.

En cualquier caso, no hay manera de disimular la dosis de sufrimiento que la cuarentena supone, para unos mucho más que para otros. Estos primeros 12 días han tenido una cifra de aprobación récord. Sería natural que eso vaya bajando con el tiempo, sobre todo si aparecen algunas señales de mayor avance en la campaña contra el virus.

Para los epidemiólogos que propugnan la cuarentena, una interrupción precipitada puede relanzar al virus a nuevas marcas de intensidad. Probablemente ese sería el caso para una peruanidad suelta en plaza durante los gregarios días de la Semana Santa, una conmemoración móvil, pero que se imagina postergada hasta el segundo semestre.

A la luz de la penuria económica, algunos consideran la cuarentena peruana una medida innecesariamente radical, y proponen (como Fernando Rospigliosi ayer en el programa 3D) fórmulas intermedias, que entendemos como una suerte de aislamiento social más moderado. Algunos países lo practican, pero con un éxito también muy moderado.

El Estado peruano tiene recursos económicos para enfrentar las tareas del coronavirus y de sus consecuencias en la economía. Pero ciertamente no tiene recursos para hacerlo dos veces seguidas, si fuera necesario comenzar de nuevo. Un argumento de más para moderar la moderación de la cuarentena en estos 15 días, si ella se diera.

Algo que les aliviaría un poco la vida a muchas personas es la clarificación de algunas de las normas sobre circulación fuera de casa (compras, mascotas, urgencias, permisos, etc.). La falta de precisión crea trabajo adicional para las fuerzas del orden, obligadas a practicar una discrecionalidad que no es de su competencia.

La primera quincena, con todas las limitaciones del sistema de salud, ha dado resultados, si comparamos nuestra curva de infección y nuestro número de víctimas con los de otros países. En eso los abnegados trabajadores de la salud merecen todo el aplauso que reciben cada 8 p.m., desde nuestras ventanas.

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