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Sociedad

El largo de la crisis

“Pero mientras esperamos que la epidemia se vaya apagando, sus efectos económicos crecen”.

El largo de la crisis
El largo de la crisis

Es probable (para algunos casi seguro) que las cosas en el Perú todavía se van a poner peor antes de que empiecen a mejorar. Sin embargo el ritmo de la epidemia permite pensar en una suerte de empeoramiento limitado antes de que las medidas de contención coordinadas por el gobierno empiecen a tener los efectos esperados.

Con toda razón, el foco de la atención está puesto en el aspecto clínico, que es donde está el potencial de contagio y de muertes. Pero bajar el ritmo de la expansión del coronavirus está produciendo en la economía efectos colaterales que constituyen un grave problema en sí mismos. En esto estamos a las puertas de una crisis.

Las suspensiones de vuelos, clases y otras formas de reunión por 30 días corresponden a un plazo científicamente determinado. Pero posiblemente también políticamente calculado: quizás ese mes de plazo que nos damos, vinculado a la mecánica del virus, es algo así como el plazo máximo soportable antes de que aparezcan formas de desasosiego.

Pero mientras esperamos que la epidemia se vaya apagando, sus efectos económicos crecen. Sin duda hay un alza de precios anunciada en el alza del dólar, en las imágenes de compras desesperadas, en la disrupción de muchas cadenas de abastecimiento internacionales, o en las aceleradas presiones sobre la caja fiscal.

Las palabras ya están en el aire: recesión, inflación, carestía. Quizás ellas serían soportables si duraran lo mismo que la epidemia. Pero el virus y la crisis no son fenómenos con tiempos paralelos. Por lo cual la pregunta es si las cosas podrán regresar a como estaban antes. Quizás sí, pero no en los mismos plazos.

Estaremos sufriendo las consecuencias económicas de la epidemia incluso cuando esta haya concluido, y algo parecido sucederá con muchas formas de prevención aprendidas en estos días. Quienes pueden pagárselo siguen evitando el agua de caño, algo iniciado con la epidemia de cólera en el Perú de 1991.

A diferencia del cólera, la lucha contra el coronavirus está exigiendo conciencia y actuación conjunta, indispensables para alcanzar resultados rápidos. Es una lección que nos llega de China y Corea del Sur, ambos conocedores de grandes tragedias nacionales, y que es particularmente valiosa en estos días.

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