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Sociedad

Randy: de la chacra a ser el mejor estudiante del Perú

Nada es imposible. Estudiante de Caylloma, en Arequipa, obtuvo el primer lugar a nivel nacional en el examen de ingreso para el Colegio de Alto Rendimiento (COAR), donde solo los estudiantes más sobresalientes del país estudian.

Orgullosa. Soledad Onofre abrazada por su hijo Randy.
Orgullosa. Soledad Onofre abrazada por su hijo Randy.

Edwar Quispe

Arequipa

Randy Córdova Onofre siempre escuchó que en la ciudad de Arequipa los escolares cuentan con pizarras inteligentes y otras comodidades que no hay en colegios rurales, como en el suyo, situado en el distrito de Chivay, de la provincia de Caylloma.

Este alumno de 13 años vive y estudia en el colegio Francisco García Calderón de Chivay (Caylloma), situado en la sierra de Arequipa. Lamenta que las autoridades no se preocupen en llevar tecnología a esas escuelas alejadas de la urbe.

Pero si algo ha demostrado Randy es que no hay impedimentos para conseguir lo que uno desea. Su esfuerzo y dedicación, además de la guía de sus maestros, fueron los ingredientes para que obtuviera el primer lugar a nivel nacional en el examen de ingreso al Colegio de Alto Rendimiento (COAR).

Compitió con 29 mil estudiantes y salió airoso con un puntaje de 19.24, una calificación casi perfecta. El examen lo dio en Chivay, junto a otros 120 estudiantes de esa provincia.

Randy está acostumbrado a superar las adversidades. Salir adelante no fue fácil para él ni su familia. Siendo el mayor de tres hermanos, desde pequeño tuvo que trabajar en labores agrícolas junto a su madre Soledad Onofre Apaza, cuidar de sus hermanitos y además estudiar.

La más orgullosa sin duda es Soledad Onofre. A través de una llamada telefónica, contó a La República cómo su hijo Randy llegó a ser el mejor entre todos los ingresantes al COAR, donde se preparan a los estudiantes más sobresalientes del país.

Relató que ella vivía en el anexo de Pulpera en el distrito de Caylloma; pero cuando Randy nació, decidió residir en el distrito de Chivay, capital de la provincia. Trabajó como ayudante en restaurantes y en la chacra con su hijo a la espalda. “Nunca lo dejé solo”, cuenta.

A los 6 años Randy ya podía encargarse de algunas labores de casa, como lavar su ropa, ordenar su cuarto y ayudar en otros quehaceres. Su madre siempre lo consideró responsable y aplicado, pero no imaginó que destacaría a nivel nacional.

Desde los 9 años el pequeño Randy acompañó a su madre en la chacra a cosechar habas y regar sembríos. Incluso hasta hace poco seguía trabajando junto a su madre. Hizo una pausa porque su maestra lo animó a participar del examen del COAR.

Randy está contento por su logro. “Sí pensé que iba a ingresar, pero nunca en el primer lugar. No ocupaba el primer lugar en el colegio. Pero le agradezco a Dios por ayudarme a dar este examen”, comentó el adolescente con una tímida risa.

El menor relata que tras culminar las clases del día y terminar sus tareas, corría a la chacra para alcanzar a su mamá. Los fines de semana, con más tiempo, la jornada era completa. “Pero nunca he descuidado mis labores del colegio”, sostiene.

Randy aprovechó este medio para pedir a las autoridades que apoyen a los estudiantes de provincias y así desarrollen sus talentos y se superen, cumpliendo las metas que se propongan.

Pese a las limitaciones en infraestructura y equipamiento, Randy reconoce el esfuerzo de sus maestros en prepararlos. Puntualiza que nunca se ha sentido discriminado por ser un estudiante de provincia.

Ahora que deberá dejar a su madre y hermanos para estudiar en la ciudad, verá la forma de estar al pendiente de ellos y no dejar de ayudarlos.

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