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Sociedad

Una semana de tinieblas en Arequipa por el Huaynaputina

CONSECUENCIAS. Hace 420 años, erupcionó el Huaynaputina, ubicado en Moquegua. Las cenizas llegaron hasta Arequipa y bloquearon la luz solar. Es considerada una de las explosiones más violentas y provocó decenas de cambios en el planeta.

Cráter. El IGP asegura que el volcán presenta apenas cinco movimientos sísmicos al día y, de vez en cuando, algunas fumarolas. Está prácticamente dormido.
Cráter. El IGP asegura que el volcán presenta apenas cinco movimientos sísmicos al día y, de vez en cuando, algunas fumarolas. Está prácticamente dormido.

Roberth Orihuela Q.

Ocurrió hace 420 años. Corría la penúltima semana de febrero de 1600. El día 19 de ese mes, Arequipa quedó sumida en la oscuridad. Durante una semana, no hubo día, solo noche.

Se sentían temblores y el rugido de la erupción más grande que se haya registrado en la región. Se trataba del Huaynaputina, ubicado en la provincia de Sánchez Cerro, Moquegua. La magnitud de la erupción provocó una columna eruptiva de 30 kilómetros, con rocas y cenizas que bloquearon la luz solar.

Las cenizas y el material particulado, vomitados de la entraña del volcán y arrastrados por el viento, llegaron hasta la Ciudad Blanca. Un manto de hasta 30 centímetros cubría las calles y los techos de las casas de la joven ciudad. En ese momento, con apenas 60 años de fundación española.

Las crónicas de esa época, investigadas por historiadores como Roy Navarro, señalan que la población entró en pánico y miedo. Las arraigadas creencias religiosas llevaron a procesiones y rezos. Algunos incluso peregrinaban de rodillas hasta sangrar y no faltaron curanderos indígenas que se lanzaron al cráter como ofrenda a los apus.

El caos provocó hambruna, añade Navarro. Debido a las nubes de ceniza que caían sobre los cultivos, la producción de alimentos se redujo drásticamente. “Hay registros de que las autoridades coloniales tuvieron que comprar trigo para alimentar a la población”, narra el historiador.

Finalmente, después de pasado un año de la crisis, el rey Felipe III de España envió a una comitiva para obtener información de las consecuencias. “Todavía el sol se veía opaco y seguían cayendo finísimas cenizas”, indica Navarro.

Las consecuencias de la erupción del volcán no solo afectaron a Moquegua —donde una veintena de pueblos resultaron sepultados— y Arequipa, también al resto del mundo.

Solo las cenizas se extendieron a más de 3 000 kilómetros de distancia y llegaron hasta las minas de Potosí en Bolivia. Hay registros de que el ruido de la explosión se oyó en Tucumán, Argentina, pero hubo consecuencias mayores. La investigadora francesa María Eugenia Pétit-Breuilh Sepúlveda, especialista en estudios americanos de la Universidad de Sevilla, asegura que la erupción del Huaynaputina es la más grande de la historia conocida. “Fue incluso más intensa que la del Vesubio en Italia. De allí que le llaman la Pompeya de América”, afirma.

Pétit-Breuilh indica algunas evidencias de los daños. La explosión modificó la temperatura del planeta en 1.13 °C y eso provocó cambios bruscos de temperatura en Europa. "Pudo ser la causa de la hambruna en Rusia entre 1601 y 1605, y la pérdida de extensos viñedos en Francia en 1602", explica la científica.

Prevención

Ayer el Instituto Geofísico del Perú (IGP) recordó la erupción del Huaynaputina. Aunque señalan que el “joven mozo” está prácticamente dormido, no está demás prevenir. Actualmente, hay un equipo de monitoreo constante. Se registran apenas cinco temblores al día y algunas fumarolas de vez en cuando.

A la par, hay un proyecto para desenterrar y recuperar los pueblos sepultados en 1600. El proyecto se llama Huayruro.

Trabajan desde el 2015 y ya lograron liberar dos pueblos de las cenizas. Necesitan más apoyo logístico para continuar.

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