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Sociedad

El lunar y la chicha

La causa principal de cáncer la piel es la exposición al sol, por ello es necesario tomar ciertas precauciones. Además, debe consumirse alimentos que tengan antioxidantes, siendo una buena alternativa la chicha de jora.

Eduardo Ugarte
Eduardo Ugarte

Eduardo Ugarte

Periodista

Ayer fue el Día del Lunar y si aún teniendo en algún lugar del cuerpo un lunar no circular —de sospechoso color y tamaño no común— no asistió al despistaje gratuito que se ofreció en el hospital Carlos A. Seguín Escobedo, pronto tiene que hacerlo con un dermatólogo para saber si no está en riesgo de tener cáncer de piel.

La necesidad del despistaje de cáncer de piel, por la señal de un lunar de apariencia no normal, que crece y cambia de forma y color, es una medida preventiva, pues los lunares son lesiones benignas, pero que hay que observar, porque por la exposición a la radiación solar pueden convertirse en melanomas, que son una manifestación de esa enfermedad, la cual aparece en cualquier edad y en nuestro medio se incrementa por la incontrolada exposición al sol que nos acosa todo el año.

Si la causa principal de este cáncer es la exposición al sol, esta aumenta cuando estamos en la playa entre las 10:00 y 16:00 horas, en que está prohibido permanecer bajo su radiación más de 20 minutos, peor aún con poca ropa, con sombrillas y sombreros que no evitan el rebote de la radiación en la arena o con desidia al no aplicarse bloqueador cada media hora; por lo que, además, se es víctima de deshidratación y estrés oxidativo, es decir, sin antioxidantes que protejan del cáncer de piel.

Para el dermatólogo César Delgado Gonzales, lo principal es cuidar a los niños evitando su exposición al sol en todo momento, también usando bloqueadores desde los dos años. Asimismo, respecto a los antioxidantes que cuidan la piel, estos se deben tomar de los alimentos, considerándolos como una dieta para disminuir el riesgo. Así, recomienda —aparte de beber tres litros de agua al día— el consumo de frutas, ensaladas, pescados y lácteos.

Además, agrega: “También tenemos un antioxidante arequipeño y otro nacional que nos vienen desde épocas prehispánicas: nuestra chicha de jora y la chicha morada”. Son dos bebidas cuyo consumo frecuente nos alejará de otras no beneficiosas y del cáncer. Y si el título de la columna le pareció el de una fábula, aquí va la moraleja: “Un lunar no es un adorno, es una advertencia; la chicha no es un refresco, es un antioxidante”.

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