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Sociedad

Fútbol femenino: jugadoras que ponen “el pare” al maltrato

Empoderamiento. El deporte rey ha sido asociado a los varones, pero, en un lugar marginal de Arequipa, lo practican las mujeres para desafiar el machismo y el maltrato familiar. El deporte las empodera frente al abuso.

A la defensa. Las que son madres no quieren que sus hijas sufran lo mismo que ellas y las incentivan a participar en los torneos de fútbol.
A la defensa. Las que son madres no quieren que sus hijas sufran lo mismo que ellas y las incentivan a participar en los torneos de fútbol.

Roberth Orihuela Q.

El viento levanta una nube de polvo. Los espectadores, la mayoría mujeres, se cubren el rostro con las manos para evitar que el polvo ingrese a sus ojos. En la cancha de césped sintético, las jugadoras ni se inmutan con el ventarrón. Continúan persiguiendo el balón. Tienen garra y técnica. Una de ellas remata con fuerza. La pelota se estrella en el palo. Es fútbol femenino y se practica en una zona donde abunda el maltrato a la mujer.

Estamos en el sector 9 de la Asociación de Pequeños Industriales y Productores Artesanos (Apipa), en Cerro Colorado, Arequipa. Esta jurisdicción es la tercera a nivel nacional con mayor cantidad de denuncias por violencia contra la mujer. El Centro de Emergencia Mujer (CEM) reportó 2 159 denuncias, a razón de seis al día, una cada cuatro horas.

La radiación es atenuada por una malla agujereada que funciona como techo de la cancha. Este domingo se programaron doce partidos. Mauricio Alemán es uno de los pocos actores varones. Es el entrenador del Club Juventud Unida, impulsado por la Asociación de Mujeres Amaut’a Kusi (Sabiamente Felices). Se trata de uno de los equipos femeninos de fútbol conformados por jóvenes y madres víctimas de la violencia de sus esposos o padres. Se organizan estos torneos para impulsar el empoderamiento de las mujeres.

Alemán cuenta que en 2018, cuando iniciaron el proyecto del club, quedaron en quinto lugar en la liga de fútbol femenino del Cercado. Este año les fue igual.

Magnolia es una de sus jugadoras más destacadas. Ella juega en el equipo junto a su hija de 16 años. Explica que no soportó los maltratos de su pareja y lo abandonó. Ahora trabaja en la chacra, como jornalera, para mantener a su hija, pero no se arrepiente. “No quiero que ella pase lo mismo. Es importante que aprenda a quererse y hacerse respetar. El fútbol es una forma”, explica.

Junto a ella juega Vilma, una joven madre que cría a dos pequeños. También se separó para no seguir soportando los maltratos de su pareja. Comparte los entrenamientos en el club con su negocio de comida al paso. “Estudié cosmetología, pero tengo que buscarme la vida con otra cosa. Aún así viajé con el club a Puno y luego a Bolivia para jugar con otros equipos”, cuenta.

“Pero lo que más gusta a estas madres es que el club les ayudó a recuperar la confianza en sí mismas”, explica el psicólogo Marco Antonio Aragón.

“Han viajado, juegan, se distraen y, además, se apoyan. Eso es muy bueno para la autoestima y el autodesarrollo”, agrega el psicólogo.

Todo esto es una forma para pasar luego al objetivo principal de Amaut’a Kusi, cuenta su presidenta Ninfa Achata Montesinos. Se pretende apoyar legal, psicológica y económicamente a mujeres víctimas.

Amaut’a Kusi está conformado por medio centenar de mujeres y algunos hombres. La mayoría de estos últimos son jóvenes que aprenden de sus madres el respeto y la igualdad. “Son los más animosos también. Ellos hacen de árbitros o apoyan en el entrenamiento”, explica.

Achata organizó la asociación porque también fue víctima de la violencia de su expareja. Inició coordinaciones con el municipio de Cerro Colorado, pero ahora también cuenta con el apoyo del Ministerio de la Mujer (MIMP). Este sector organizó talleres. Primero, trabajaron en la recuperación de la autoestima y ayuda psicológica. Luego, les dieron capacitación técnico-productiva. Esto les permite trabajar o emprender un negocio.

Lizbeth Pilco es una de las capacitadoras del programa piloto del MIMP. Ella explica que este año se trabajó con 380 mujeres en cinco distritos de Arequipa. Las capacitaron en corte y confección, computación, etc.

Pilco cuenta que el éxito ha sido rotundo. El MIMP amplió el programa. Para el 2020 se contratará a más capacitadores y se cambiará el nombre a Programa Aurora.

Destaca el trabajo de Ninfa. “Ella ha logrado el empoderamiento de esas señoras”, dice. Con estos programas, se apunta a crear conciencia, que más mujeres estén unidas y no se conviertan en víctimas de la violencia familiar, añade la presidenta de Amaut’a Kusi.

Al final del día, en la pequeña cancha de Apipa, no importa quién gane el torneo, pues siguen siendo mujeres que luchan por una sociedad sin violencia.

Garra. Cuando juegan dejan todo en la cancha de fútbol.

Garra. Cuando juegan dejan todo en la cancha de fútbol.

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