Precio del dólar hoy, 23 de abril
Sociedad

Un señor que da risa y pena

“En sus escritos disfraza con supuestos argumentos intelectuales su problema con las mujeres”.

Claudia Cisneros
Claudia Cisneros

Me da risa, por el ridículo que hace (y pena por los problemas que evidencia sobre él), el señor que me dedica una página entera (https://bit.ly/2JpV59c) en esforzado intento por demostrar su asumida intelectualidad en la última edición de Hildebrandt. Sus esforzadas argumentaciones son inválidas porque se basan en una premisa que él se inventa y que me atribuye para que calce con sus ataques disfrazados de argumentos, en su apuro por desprestigiar la lucha feminista. Siendo él un (des)conocido misógino que ha insultado varias veces a feministas como Gaby Wiener o Rocío Silva-Santisteban refiriéndose a ellas públicamente en tonos despectivos y desvalorativos, es inútil entablar dialogo con alguien que solo quiere provocar mediante el insulto para autovalidarse y sentirse reconocido en algún círculo intelectual de generaciones veteranas, esas a las que más les cuesta entender y dialogar con los cambios sociales contemporáneos de la lucha feminista y los derechos de la mujer. En sus escritos disfraza con supuestos argumentos intelectuales su problema con las mujeres. La única razón por la que hoy respondo a su último dislate a toda página −en el que me menciona obsesivamente ene veces− es porque sus manipulaciones pueden confundir a otras personas.

Mi artículo en La República, que cualquiera puede leer aquí (https://bit.ly/2NiGPAf) y entender mejor que él, habla de la justicia en el plano social que ya se da actualmente; de cómo las mujeres que hemos tenido la desgracia de pasar por una experiencia traumática de abuso sexual (o de base en el género) encontramos como vía alterna a la incompetencia de la justicia formal esa otra justicia que se ha ido implementando espontáneamente: la denuncia y escrache públicos y las páginas y redes sociales que las acogen. No desconozco que incluso ese tipo de justicia social es controversial y que está abierta al debate, pero jamás he postulado que eso reemplace la justicia formal como aduce el sujeto.

Yo di mi opinión luego de ser víctima y sobreviviente. Quizás antes de pasar por ello mi opinión hubiera sido distinta, pero habiendo transitado la terrible experiencia por la que miles de mujeres en el mundo pasan, es normal que la perspectiva cambie; es normal y saludable opinar desde la experiencia no solo del trauma en sí, sino de los procesos formales de denuncia que una y otra vez nos fallan y que siguen estimulando el silencio, el subreporte y la validación de los comportamientos abusivos de esos hombres por vía de la impunidad.

Entonces, toda la verborrea de este sujeto acerca de que quiero reemplazar el principio de la presunción de inocencia en el pleno legal está solo en su cabeza y la usa para intentar invalidarme. A gente como él le aterroriza la intensidad actual de la lucha por los derechos de las mujeres porque implica una pérdida de poder masculino, pero es solo pérdida de la parte del poder que es abusivo. Si eso le espanta a un hombre es posible que sea porque, precisamente, teme que su comportamiento privado o público sea calificado de abusivo. Sería más útil para esa persona y para la sociedad que él revisara esos fantasmas consigo mismo; y si realmente quiere ser considerado un interlocutor válido o serio en este debate contemporáneo, debería reflexionar acerca de cómo en cada insinuación insultante, desvalorización, denigración e insulto contra aquellxs que están luchando estas batallas, solo constata que él representa aquello que el feminismo combate. Pd: Que deje de enviarme mensajes en el Facebook, que lo hace desde el 2016 hasta 2019 pese a que no somos amigos de Fb. Y mínimo se disculpe por tan grosera y vergonzosa manipulación de mis opiniones.

Claudia Cisneros. Autor de contenidos y de las últimas noticias del diario La República. Experiencia como redactor en varias temáticas y secciones sobre noticias de hoy en Perú y el mundo.