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Sociedad

Tía María: ¿Qué hay tras bambalinas? (II)

De llevarse a cabo el proyecto las ganancias serían redondas para Southern considerando que la inversión sería solo de US$ 1 400 millones.

Columna César Caro
Columna César Caro

César Caro

Tía María poco a poco se está convirtiendo en un punto de quiebre respecto a la forma como se ha encarado en los últimos lustros la explotación de los recursos minerales en el Perú. Ya no solo está en debate la protección ambiental, la viabilidad técnica, económica y social del proyecto, sino también la revisión de las normas que rigen las actividades mineras en todos los términos de las concesiones, los montos y origen de la inversión, las tasas de ganancia, los beneficiarios de las mismas, etcétera, teniendo como telón de fondo la cada vez más precaria oferta de puestos de trabajo por los avances tecnológicos... en tanto la gran minería percibe escandalosas ganancias en comparación con los recursos que perciben tanto el Estado como las comunidades.

PUEDES VER: Tía María: ¿Que hay tras bambalinas? (I)

Para entenderlo mejor, veamos las cifras que proyectó el vicepresidente de Finanzas y CFO de Southern Copper, Raúl Jacob: “El proyecto minero Tía María generará más de 5 460 millones de soles por canon y regalías en 20 años para Arequipa e impactará en el PBI nacional con un crecimiento de 0.4%”. Pues bien: si esa cantidad de millones corresponden al 50% del 30% del impuesto a la renta que es entregado como canon, quedándose el Estado central con un porcentaje similar, la Southern se embolsaría el 70% restante de las ganancias, es decir, 25 480 millones de soles, los cuales convertidos a 0.30 dólares americanos a la fecha, significarían aproximadamente US$ 7 500 millones, por lo cual –de llevarse a cabo el proyecto, claro está-- las ganancias serían redondas, considerando que la inversión sería solo de US$ 1 400 millones, y esto sin considerar otras exoneraciones y juegos contables como la depreciación acelerada y disminuir dicha inversión de las ganancias al considerar las mismas como inversión de capital, perjudicando así los montos del canon que han recibido y recibirán en los próximos años tanto Tacna como Moquegua, en medio de la miopía de sus autoridades. ¡Negocio redondo!

Por todo lo anterior y otros aspectos, es propicia la ocasión para revisar las normas en las cuales se da la inversión minera, propiciando que el Estado e incluso las regiones también participen, bien como accionistas minoritarios o de una u otra forma perciban mayores beneficios porcentualmente.

Caso contrario, tanto las empresas como las tecnocracias ministeriales y la clase política, que ya han tenido muchas oportunidades para darse cuenta que se está fracturando el piso, se pueden encontrar con una situación incontrolable. Comienza a abrirse una falla geológica —podría decirse— entre ellos y el pueblo, la cual puede ampliarse en la medida que el actual modelo económico siga resquebrajándose. Espero que no tengamos que darle la razón a Rudolf Steiner, filósofo y educador alemán, que alguna vez escribió: “El Estado llama ley a su propia violencia y crimen a la del individuo”.

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