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Ella se quiso alejar y él la asesinó

Mercy Llanto, la víctima de feminicidio n° 94. Su conviviente Edwin Silva Pascual (22) la acusó de serle infiel, a lo que ella respondió que no iba a soportar esa humillación. Dijo que se iba de casa y Edwin la atacó con un cuchillo. Luego se entregó a la Policía.

Por Óscar Chumpitaz

En el cuarto de Mercy Karina Llanto Bacilio hay un oso de peluche con un sticker que dice: Te Amo. Se lo regaló su pareja el día de su cumpleaños y ella lo guardaba como su más preciado tesoro. Mercy tenía 18 años y la noche del viernes su conviviente, un licenciado del Ejército, la mató a puñaladas tras acusarla de serle infiel.

La joven se convirtió así en la víctima de feminicidio N° 94 en lo que va del año. Una realidad que indigna al país.

Después de cometer el crimen, Edwin Silva Pascual (22) llamó a un primo suyo y le contó lo que había sucedido. Cuando el familiar llegó a la casa situada en el pasaje Libertad 748, interior 3, cerro San Cosme, en La Victoria, lo encontró llorando e intentando quitarse la vida.

Lo calmó y luego lo acompañó a la comisaría del sector donde confesó el feminicidio.

Cuatro años juntos

Los agentes detuvieron al homicida y se dirigieron al inmueble donde hallaron el cuerpo sin vida de Mercy Karina.

Edwin y Mercy trabajaban en la venta de telas en una galería del emporio comercial de Gamarra. Ellos mantenían una relación sentimental desde hacía cuatro años. Ambos son naturales del distrito de Aparicio Pomares-Chupán, provincia de Yarowillca, región Huánuco.

Desde hace dos años convivían con una sobrina de él en el inmueble donde ocurrió la triste historia. Este caso “está prácticamente resuelto”, coincidieron ayer los agentes de la comisaría de San Cosme y de la División de Homicidios.

Edwin confesó el brutal asesinato. Incluso reveló ‘los motivos’ por los cuales la mató.

¿Pero qué se conoce públicamente hasta ahora? Que tenían planes de matrimonio. Nunca hubo denuncias formales por violencia de género en esta relación. Tampoco los familiares o amigos mencionaron que hayan observado situaciones de violencia entre ellos.

Saña indescriptible

Mercy y Edwin trabajaban desde las 9:30 a.m. hasta las 19:00 horas. “Cuando salimos empezamos a discutir”, reconoció el asesino. Él le reclamó una supuesta infidelidad. Al llegar al cuarto la pelea fue más intensa.

Mercy no soportó tantas humillaciones. “Siempre me maltratas, ya no te quiero, me voy de la casa”, se le escuchó decir.

Edwin cogió entonces un cuchillo de la cocina y la atacó. “Fue con una saña indescriptible”, dijeron los investigadores.

En la casa estaba una sobrina de él. La chica no vio nada porque antes del crimen la mandaron a tender ropa a la azotea.

Así ocurrió este feminicidio que enluta al país.

El asesino pidió perdón a la familia y dijo que estaba arrepentido. La relación entre la pareja había durado cuatro años. Poco antes del asesinato, la víctima le puso fin al vínculo. Él le puso fin a su vida.

Desequilibrio mental

La psicoterapeuta especializada en familia, Sara Ramírez, señala que un 80% de las víctimas y feminicidas son de la generación ‘millennials’, lo cual indica la disfuncionalidad en la que viven miles de familias y que “pasa por el desequilibrio mental y emocional de los integrantes de las mismas”.

Aseguró que “al parecer algunos jóvenes no soportan que las mujeres se empoderen en nuestra sociedad”.

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