Metropolitano inaugurará 14 nuevas estaciones
Sociedad

Cuidado: huelga amazónica

“Las medidas de fuerza son una forma desesperada de poner en agenda que 8 mil peruanos se han visto afectados en su salud por los continuos derrames del herrumbroso oleoducto”

silva
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Mientras toda la derecha está preocupada y presionando al gobierno para que le dé luz verde al proyecto Tía María - La Tapada en el Valle de Tambo, Arequipa, y todo el pueblo enganchado con la derrota del Perú frente al Brasil, una importante huelga amazónica se está desarrollando en varias provincias del Datem del Marañón, Loreto-Nauta, Maynas y Requena, organizada y acatada por 54 federaciones indígenas y 12 cuencas. La radicalización de la medida se ha concretado con una “toma de carretera”, es decir, el bloqueo de los ríos Marañón, Ucayali y Napo y la paralización de la Estación N.° 5 de Petroperú con la presencia de 400 indígenas armados con sus lanzas rituales en las instalaciones.

No olvidemos que el “baguazo” fue la consecuencia de reprimir una huelga amazónica que tenía tres meses y de no escuchar a los hermanos y hermanas indígenas, negándoles la voz desde un autoritarismo que los desdeñó como “peruanos de segunda categoría, panteístas e ignorantes”. La similitud entre las huelgas de 2009 y 2019 nos hace pensar en por qué en nuestro Perú no se aprende del pasado.

El desprecio al indígena a través de un etnocentrismo basado en una sola fórmula de progreso y desarrollo es hoy no solo una posición moralmente insostenible, sino imposible por la propia fuerza del protagonismo de los indígenas amazónicos. Desde los sucesos de la Curva del Diablo muchos pueblos indígenas han desarrollado diversas estrategias, jurídicas y de incidencia, que no requerirían tomar un río o una carretera o una estación, sino fuera porque el Estado aún no entiende que un diálogo implica sobre todo escuchar.

¿Cuántos han sido los procesos de diálogo fallidos después de los diversos derrames de petróleo del oleoducto, de los que sistemáticamente Petroperú, empresa del Estado, ha acusado y sigue acusando a los indígenas de “sabotaje”, “atentados contra la infraestructura” o actos delincuenciales? El tratamiento al indígena amazónico y andino mantiene un sustrato colonizador reforzado por discursos periodísticos que se asumen “objetivos”, pero que en sus estructuras de significación siguen operando como etnocidas (léase Expreso, Correo o los más “neutros” como Gestión o Semana Económica). Me refiero a que siguen justificando que esos peruanos valen menos que el petróleo debajo de sus tierras y, por lo tanto, el Estado no solo puede, sino que debe poner orden (y aquí léase reprimir, criminalizar, subalternizar, controlar, desprestigiar, estigmatizar).

Las medidas de fuerza son una forma radical y desesperada de poner en agenda que 8 mil peruanos, entre indígenas y mestizos, sobre todo niños, se han visto afectados en su salud por los continuos derrames del herrumbroso oleoducto. El último, del 18 de junio en el km 237, distrito de Manseriche, ha contaminado con su negrura las aguas del Marañón.

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