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Sociedad

Ángela Valdivia: “Mi segunda oportunidad”

Testimonio. En el Día Mundial de los Pacientes Trasplantados, Ángela cuenta cómo un trasplante de riñón cambió su vida. Ella dejó las dolorosas hemodiálisis gracias a un donante vivo. Por eso comparte su historia y envía un mensaje de esperanza.

Un paciente, tras ser trasplantado, debe permanecer inmóvil durante las primeras 24 horas. Foto: Andina / Difusión
Un paciente, tras ser trasplantado, debe permanecer inmóvil durante las primeras 24 horas. Foto: Andina / Difusión

Me llamo Ángela y tuve que esperar ocho años, un mes y diecisiete días para que un trasplante de riñón pusiera fin a las extenuantes sesiones de hemodiálisis. El tratamiento me permitía eliminar las sustancias nocivas de la sangre y gracias a él me mantuve con vida. Me ayudaba, pero al mismo tiempo me agotaba, pues mi corazón trabajaba mucho.

Mientras estuve en la lista de espera jamás me llamaron. Y después de siete intentos me dijeron que mi mamá no podía ser mi donante. Así, cada semana que pasaba equivalía a tres sesiones de hemodiálisis, una más agotadora que la anterior. Comprenderán que en situaciones de vida o muerte, la paciencia y la esperanza también tienen su límite.

Parecía que la única salida que me quedaba era la de continuar en la lista de espera, pero en un país donde solo hay dos donantes por cada millón de habitantes, y donde hay 7.041 personas en espera de un órgano o tejidos, todo es complicado.

La tasa de donantes por cada millón ha disminuido, y la meta de este año es llegar a 3.5.

Falta de información

Juan Almeyda, titular de la Dirección General de Donaciones, Trasplantes y Banco de Sangre (Digdot) del Ministerio de Salud (Minsa), asegura que el problema principal no es la ley, sino la falta de información. “La donación de órganos no será solucionada por los medios o el Minsa únicamente. Tiene que participar toda la sociedad”, aclara.

En mi caso, fue mi tía quien decidió realizarse los exámenes de compatibilidad, que resultaron positivos. Ella, al igual que mi mamá, no comparte mi tipo de sangre, pero este factor, pese a lo que se piensa, no es decisivo.

Algo que sí puede retirar al paciente de la lista de espera y postergar o cancelar un trasplante, es la condición del receptor, por lo que debe evitar contraer cualquier mal, por más pequeño que sea, pues de enfermarse no será posible la cirugía. "Se les da medicamentos inmunosupresores que bajan las defensas, entonces cualquier infección puede complicarse'', explica Almeyda. Este también es un motivo por el cual el número de pacientes en la lista de espera varía constantemente. Un simple resfriado puede provocar que una persona sea retirada temporalmente.

Llegó la operación

Los días previos a mi operación tuve que cuidarme como nunca antes. La cirugía, que fue un miércoles, tuvo una duración de cuatro horas. Primero llevaron a mi tía para prepararla y retirarle un riñón. Dos horas después fue mi turno.

Cuando desperté, aún desorientada, pregunté si todo había salido bien, lo que incluía saber sobre mi tía y la operación en sí. Al obtener una respuesta afirmativa, la emoción fue tal que el médico decidió sedarme nuevamente. Un paciente, tras ser trasplantado, debe permanecer inmóvil durante las primeras 24 horas. Y no puede tener contacto con nadie a excepción del personal médico.

Cuidados y más cuidados

Los primeros meses del posoperatorio son los más difíciles debido a que el cuerpo se adapta al nuevo órgano. Se buscan los medicamentos y la dosis precisa, también se debe usar una mascarilla el primer medio año, y las visitas al hospital son frecuentes. Sin embargo, una vez que esto pasa, es posible ver que todo valió la pena. "Una persona que recibe un trasplante vuelve a hacer su vida normal. Puede volver a estudiar y trabajar'', asegura Almeyda. Yo doy fe de eso.

Actualmente, la Ley General de Donación y Trasplante de Órganos y/o Tejidos Humanos no especifica que el donante vivo deba ser un familiar; no obstante, Almeyda señala que "lo que siempre se pregona es que el donante sea uno cadavérico'', pues una cirugía mayor tiene riesgos.

En mi caso tuve suerte, no todos logran tener una segunda oportunidad. Por eso, done o, si no puede, eduque sobre el tema. Será un gran aporte, ya verá.

Comunicadora y periodista con interés en temas de salud, poblaciones vulnerables, género, así como educación.