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Sexualidad

¿En qué consiste la asistencia sexual para personas con discapacidad?

Cada vez son más las personas con discapacidad funcional que reclaman el poder recibir algún tipo de asistencia para disfrutar plenamente de su sexualidad.

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La salud sexual y reproductiva de las personas con discapacidad es una de las más invisibilizadas y, sobre todo, estigmatizadas, según se advirtió en un informe pasado en La República. Esto ocurre por los prejuicios y falsos mitos que existen alrededor de su sexualidad vinculadas a que son, por ejemplo, “seres asexuados”.

Sin embargo, al igual que las personas que no tienen alguna discapacidad, esta población también tiene deseos eróticos y afectivos, y cada vez son más quienes reclaman su derecho al placer.

Conscientes de esta realidad, en varios países europeos algunas plataformas o asociaciones vienen promocionando la asistencia sexual para quienes no pueden explorar sus cuerpos por sí solos, masturbarse o ejercer otras prácticas sexuales.

¿Cuál es la función de los asistentes sexuales?

El o la asistente sexual es quien mantiene encuentros íntimos con otro que posee algún tipo de discapacidad funcional, con la finalidad de ayudarlos en su desarrollo en el ámbito sexual.

Ser un asistente de este tipo para una persona con discapacidad no implica necesariamente tener relaciones sexuales con la otra persona. Esto es un acuerdo de ambas partes, lo que sí se aseguran son las caricias, el trato afectivo y los abrazos para generar complicidad.

“Gracias a esto dejé de recurrir a la prostitución”, confesó Antonio a ABC. Además, reconoce que esta asistencia sexual le ayudó a mejorar su autoestima, generándole confianza en sí mismo y ganas de vivir.

En ese sentido, las organizaciones que impulsan este tipo de trabajo recalcan que “la persona asistida decide en qué y cómo recibe apoyo”, ya que esta es su forma de autonomía para explorar su cuerpo o para masturbarse.

En Europa, todavía sigue el debate sobre la asistencia sexual, sobre todo en Francia, ya que muchos creen que es una forma de prostitución. El país que ya ha regulado esta actividad e incluso ha estipulado subvenciones es Suiza, donde existe un máximo de asistencias mensuales. Asimismo, está prohibida la penetración. En Dinamarca, Bélgica y Holanda continúa siendo ilegal.

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