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Sexualidad

Cuando la pornografía reemplaza la educación sexual del adolescente

Las películas para adultos no se asemejan a la realidad de los encuentros sexuales, pero ¿qué ocurre cuando se cree que esa ficción sustituye la educación sexual que nos ha sido negada?

"En una sociedad sin educación sexual, el porno es tu libro de instrucciones”, dice el eslogan de un video hecho por el Salón Erótico de Barcelona, que se hizo viral hace un tiempo. Una cinta que pone en debate el rol de la pornografía y las ideas machistas que se generan sobre el sexo.

Esta frase cala en una sociedad aún conservadora y machista como la nuestra, donde la educación sexual es la que más brilla por su ausencia. A pesar de los esfuerzos del Ejecutivo, aún existen vacíos en las políticas públicas con las que se rigen los colegios. Mientras tanto, continúa siendo un punto inaceptable para algunos colectivos religiosos fundamentalistas.

“Si existiese una educación sexual en las escuelas y en las familias, entonces no tendría por qué existir la pornografía como una fuente para adolescentes o niños que quieran aprender o aclarar sus dudas sobre sexualidad”, señala el psicólogo clínico, Christian Martínez, a La República.

Para retratar mejor esta situación en Perú, la Universidad Cayetano Heredia junto con el Instituto Guttmacher, reveló en un estudio que el 85% de escolares en el país indicaron que aprendieron sobre sexualidad en Internet y otros medios de comunicación, especialmente la televisión.

Este panorama resulta preocupante, si se toma en cuenta que los elementos presentados en la industria pornográfica no representan la realidad de las relaciones sexuales.

Basta con preguntarnos ¿qué vemos en las películas para adultos?: vulvas perfectas, mujeres maquilladas y con cuerpos esbeltos, que con tan solo tocarlas alcanzan al orgasmo; por el otro lado, tenemos a hombres con miembros viriles grandes y gruesos, fornidos y dispuestos a embestir a cualquiera y, que además con solo besarlos tienen una erección duradera.

La pornografía crea prototipos de belleza y rendimiento sexual

Para el también sexólogo, el porno no solo se olvida del placer femenino y legitima ideas machistas sobre el cuerpo de esta, sino que también afecta a cómo el hombre mide su masculinidad en base a su rendimiento sexual.

Por eso, ocurre que “la importancia del hombre es el tamaño del pene, en cuánto dura sexualmente, en que es el responsable de dar placer sexual a la mujer, en que el encuentro sexual termina cuando él eyacula o en que el orgasmo es lo mismo que eyaculación”, menciona.

no es educación sexual

no es educación sexual

Así, al final de todo, lo único que se obtiene es frustración y resignamiento por cada una de las partes, e incluso “una sociedad enferma sexualmente”, tal y como señala el especialista.

La pornografía consolida estereotipos de género

Sin embargo, esto no queda allí. Martínez sostiene que esta industria genera estereotipos de género, donde prima el sexismo y la misoginia. “Lo que hace la (producción de videos para adultos) es despreciar y representar a la mujer a través de su sexo, donde ella solo sirve a nivel erótico y sexual”. En este punto coincide Magally Alegre Henderson, historiadora especialista en sexualidad femenina, quien hace hincapié en que "la pornografía está pensada, diseñada y producida por hombres, que no consideran las formas de eroticidad femenina”.

Por eso, el psicólogo asegura que algunos hombres piensan que la obligación de la mujer es complacerlo sexualmente. "Estas concepciones que se producen a partir de este tipo de contenidos son absolutamente sexistas”, añade Alegre.

estereotipos de género

estereotipos de género

Y, pese a que la historiadora data de movimientos feministas que se dedican a la producción de contenidos para adultos con un enfoque de género, aún hablar de sexo es tabú y el Internet está al alcance de la mayoría.

Ambos especialistas coinciden en que la pornografía no ha creado nada nuevo y no tiene la culpa de los aspectos negativos ya mencionados, pues son “contenidos para adultos” - que tienen el objetivo de causar placer y excitación - pero que desfortunadamente cae en manos de menores de edad que recién están explorando su sexualidad.

“Una manera de frenarlo es con una educación sexual integral, con el respeto del uno hacia el otro y con enfoque de género”, resalta Christian Martínez.

Bachiller en Periodismo y estudiante de la maestría en Estudios de Género por la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP). Con interés en temas de género, sexualidad y derechos humanos.