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Política

Nuria Esparch: “Se necesita un pacto como en el año 2000, un pacto que resuelva cosas”

La exministra de Defensa asegura que las elecciones generales adelantadas es una solución a la crisis ya que “por cosas más chicas y menos impactantes hemos castigado a gobiernos y Congresos”; sin embargo, Esparch también reconoce la urgencia de reformas políticas.

Razonamiento. Esparch llamar a encontrar un camino intermedio para escapar de la crisis. Foto: Antonio Melgarejo/La República
Razonamiento. Esparch llamar a encontrar un camino intermedio para escapar de la crisis. Foto: Antonio Melgarejo/La República

La exministra de Defensa Nuria Esparch propone en esta entrevista algunas salidas a la crisis. Por ejemplo, que asuma la vicepresidenta Dina Boluarte y que, previo acuerdo con el Congreso, se planteen algunas reformas políticas antes de convocar a elecciones generales adelantadas.

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—¿Por qué es necesario adelantar elecciones generales?

—Porque es la salida más limpia y transparente, en la cual tenemos la oportunidad de volver a echar las cartas y llegar a una tierra alta común. Tenemos mucha gente en los extremos y creo que la mayoría de los peruanos estamos más al medio.

—¿No suena a un albur la frase “echar las cartas”?

—Creo que volver a... el adelantar las elecciones implica una responsabilidad previa, que es hacer reformas mínimas para que echar las cartas no sea un albur sino que sea una nueva oportunidad.

—¿Qué clase de reformas?

—Hay que evitar que se sigan postergando reformas indispensables. Por ejemplo que los partidos hagan elecciones internas, que se garantice una mayor representatividad. Los partidos tienen que asumir la responsabilidad de mantener a sus equipos. Las cartas que se echaron un año atrás se han vuelto a mover. El Congreso tiene nuevas bancadas. Es decir, cada vez más se muestra que lo que elegimos y lo que efectivamente se ve es diferente, ¿no?

—¿Es viable una reforma política con estos actores?

—Sí, es posible ponerse de acuerdo. Hay un sector razonable que se da cuenta de que se necesita un pacto como en el año 2000, un pacto que resuelva cosas. Hay tres o cuatro asuntos en los cuales la gran mayoría de los peruanos estamos de acuerdo. Ya los detalles son otra cosa.

—¿Qué rescata de ello?

—En el 2000 hubo un acuerdo político y eso es lo que se necesita ahora. No tengamos miedo de hacer política. Hay demasiada gente diciendo que si no es a mi manera no se puede, y eso hay que dejarlo de lado. Esas posiciones extremistas nos ayudan. Hay que buscar algo que quizás no nos satisfaga por completo, pero que nos saque de esta situación en la que vamos entrampados.

—El Congreso no tiene interés. La propuesta debe nacer ahí.

—Sí, claro. Pero, insisto, se necesita hallar las tierras altas y eso se hace haciendo política, sin tener vergüenza. Hay que hablar con más gente, incorporar cada vez más voces.

—Posiblemente un gran obstáculo sea que a los legisladores se les corta su carrera política. Fueron elegidos para cinco años.

—En el 2000 también se llegó a un acuerdo. Por ejemplo, se les dio una suerte de CTS a aquellos que cortaron su carrera...

—¿Esa podría ser una solución? ¿Una indemnización de tipo económico?

—Por ejemplo. A mí me gustan las cosas directas y posiblemente alguna gente se sienta ofendida porque dirán “ah, es un problema de plata”. Bueno, también es un tema de plata porque, en el Perú, para ganar una elección, se hace una inversión de dinero. Si quiere, podemos tapar el sol con un dedo, pero es la realidad. La salida debe incorporar a variables como esa. En realidad hay que hallar que parte del Gobierno y parte del Congreso estén de acuerdo con una salida intermedia. Y hay varias fórmulas.

—¿Por ejemplo?

Por ejemplo, que asuma la vicepresidenta (Dina Boluarte) y al cabo de un año que se vayan todos juntos (con el Congreso), con una convocatoria a elecciones generales. Eso significa que no la vaquen por el tema del Club Apurímac, que es mínimo. Claro, me dirán que la ley es muy precisa; sin embargo, los acuerdos políticos son eso: acuerdos. Y sí es posible hacer interpretaciones originales. Y, a la vez, que ella proponga un gabinete de consenso y se hagan algunas reformas, sin ningún cierre del Congreso ni nada. Quiero decir, acordar una vía en la que si bien pierdes algo, también ganas.

—¿No sueña despierta?

—Soñar es gratis. Esa es la diferencia con quienes solamente están mirando. Pueden caerme piedras por lo que estoy diciendo, lo sé, pero estoy dispuesta a que me caigan. Y si no les gustan mis ideas, pues habrá otras. Lo que hay que conseguir es salir de esto.

—¿La reinstalación de la reelección congresal también podría ser una rama de olivo para el Parlamento?

—¿Por qué no?

—¿Comparte el diagnóstico según el cual la principal garantía de la permanencia de Castillo es la oposición?

—Creo que se alimentan. Por cosas más chicas y menos impactantes hemos castigado a gobiernos y Congresos. Y los ciudadanos sigamos mirando.

—También se necesita que la gente hable, ¿correcto? Estaba viendo imágenes de la manifestación del domingo frente al Palacio de Justicia, en la que usted participó, y no se vio mucha convocatoria. Hay un problema ahí.

—No, no. no. Al contrario. La convocatoria era pequeña a propósito. Incluso yo compartí en mis redes sociales la convocatoria que se hizo internamente y me pidieron que por favor la retire porque la idea no era tener una convocatoria masiva, sino más bien simbólica con las organizaciones que forman parte de esta coalición ciudadana.

—No sabía eso. ¿Y no es una estrategia un poco rara? Más bien lo que se necesitaría para promover los cambios es que los ciudadanos protesten.

—Bueno, ¿pero por qué tenemos que hacer todo siempre igual? ¿Por qué no se pueden hacer cosas diferentes?

—Solo imagino que si ni el Gobierno ni el Congreso ven gente en las calles, tantas ganas de moverse no van a tener.

—Llegar a acciones básicas comunes es difícil y se acordó en el grupo hacer esta pequeña demostración. Fue algo más simbólico que otra cosa. También está prevista una convocatoria más masiva.

Profesión; periodista. Doctor por la Universidad de Salamanca (Instituto de Iberoamérica).