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Política

De la confianza a la vacancia: ¿una estrategia que debilita al Congreso o al Gobierno?

La moción de vacancia, muy por lejos de lograr la destitución del presidente, podría causar el debilitamiento de la imagen de dos poderes del Estado, advierten expertos.

Ley de cuestión de confianza: el Ejecutivo observó la norma; sin embargo, el Legislativo busca aprobarla por insistencia. Foto: composición/Jazmin Ceras/La República
Ley de cuestión de confianza: el Ejecutivo observó la norma; sin embargo, el Legislativo busca aprobarla por insistencia. Foto: composición/Jazmin Ceras/La República

En tan solo 24 horas, el Ejecutivo ha recibido una venia y una estocada por parte del Congreso. El voto de confianza al gabinete ministerial y la presentación de una moción de vacancia presidencial han revelado, una vez más, los desacuerdos que existen dentro del Parlamento y cómo dos corrientes luchan por prevalecer una sobre la otra.

Durante la mañana del martes 8 de marzo se hizo de conocimiento público que la bancada de Renovación Popular presentó, con la firma de 50 parlamentarios, una nueva moción de vacancia contra el presidente Pedro Castillo. Días antes, el vocero del grupo parlamentario, Jorge Montoya, señaló que incluirían 18 puntos; sin embargo, al final se añadieron algunos más.

El mismo día ya se tenía pactada la presentación del gabinete de ministros ante el Pleno del Congreso para exponer las políticas de gobierno y, posteriormente, solicitar el voto de confianza a los legisladores. Tras varias horas de debate, en la madrugada del miércoles 9, el Parlamento votó y decidió respaldar -aunque por una victoria por seis votos- al Gabinete Torres.

Esta contraposición de hechos evidencia además un trasfondo, ya que la moción no tendría en su totalidad la intención de destituir al mandatario, sino que se estaría usando como un arma de control. La politóloga de la PUCP María Paula Távara señala que, al tener claro que ante la admisión de la misma no se conseguirían los 87 votos para vacar a Castillo Terrones, se buscaría desgastar la figura presidencial.

“Precisamente porque no tienen lo votos, se está empleando, hasta cierto punto, como una forma de control al gobierno (...), principalmente para tratar de debilitar al gobierno y al presidente”, manifestó a La República.

Concuerda con ella la especialista en Ciencia Política Andrea Paico, ya que afirma que este nuevo proceso contribuiría con el debilitamiento del Ejecutivo. “La presentación de un nuevo proceso de vacancia por parte del ala de la derecha del Congreso implicaría un mayor debilitamiento del Poder Ejecutivo, a la figura del presidente en sí”, comentó a este medio.

En ese sentido, Távara advierte dos escenarios si llegara a admitirse la solicitud de Renovación Popular: que el presidente vaya al Parlamento pero no tenga un buen desempeño o que simplemente decida no asistir y en su lugar envíe a su abogado para que responda en su nombre.

“Si va, es esperable que se le ataque mucho y que la defensa sea como la de una persona que ha respondido a los medios como lo ha hecho (hasta el momento); y si no va, se le puede acusar de correrse”, aseveró.

Sin embargo, el analista político Arturo Maldonado considera que no se llegaría a tal punto, ya que el mandatario ha logrado establecer las alianzas necesarias para impedirlo.

“Castillo está manteniendo una coalición que le permite los votos necesarios para ambas cosas: para tener la confianza de un gabinete y para impedir una vacancia, pero no para impedir la presentación de la vacancia”, dijo a este diario. Por ello, remarcó que la presentación del documento no sería una victoria.

Otros escenarios para la moción de vacancia

De acuerdo con Andrea Paico, la falta de votos en este momento no es excluyente, ya que se podría todavía lograr recolectar las faltantes.

“Desafortunadamente, el presidente no ha dado la talla. Es decir, esos votos restantes que faltan para llegar a los 82, se pueden ir gestionando en todo este tiempo (...) La intención de esta estrategia es ganar tiempo para conseguir estos votos restantes para que la vacancia en sí sea aprobada”, expresó.

En esa línea, Maldonado asegura que tendría que haber nueva información de suma relevancia para que los parlamentarios que hasta el momento han manifestado no apoyar la vacancia, puedan cambiar su voto.

Faltaría una revelación extraordinaria: un video, un audio, una captura de un chat, que lo incrimine directamente o que las sospechas de corrupción se conviertan en casi verdades para que las bancadas que apoyan al presidente, sobre todo Acción Popular y Alianza Para el Progreso, se partan y opten por avalar la vacancia. Ahí sí la suerte del presidente correría riesgo”, aclaró.

La imagen del Congreso

Aunque el voto de confianza haya sido parte de una estrategia del Congreso para no perder una “bala de plata”, este poder del Estado se encuentra todavía en el acantilado, con la posibilidad de dar un paso en falso y caer al abismo.

Dos opciones, explica Távara, se encuentran vigentes: la posibilidad de no llegar a la cantidad de votos necesarios, teniendo en cuenta que hasta el momento cuentan con 50 rúbricas que avalan el pedido, o que de ese número algunos congresistas se empiecen a arrepentir de su decisión y pidan retirar su nombre de la moción, lo cual garantizaría no conseguir la admisión.

“1. Que no alcance 52 votos para ser admitida, 2. Que vayan algunos congresistas retirándose. Su objetivo y su éxito no es la vacancia, el objetivo y narrativa que van a construir es ‘logramos que el presidente nos dé explicaciones’ o ‘forzamos al presidente a darnos explicaciones’”, aseveró.

La dicotomía del voto de confianza y la vacancia -del bien y el mal- evidenciaría así una estrategia por parte del Parlamento, donde “el bien” es usado como excusa para mantener la ligera idea de consenso dentro del hemiciclo y “el mal” estaría ya sentenciado a no tener más frutos que continuar alimentando el concepto de obstruccionismo.