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Política

Cateriano: “Acá no hay un giro de la izquierda ‘castrochavista’ hacia la derecha radical que me quieren imputar”

Entrevista con Pedro Cateriano, presidente del Consejo de Ministros.

El nuevo premier, Pedro Cateriano, conversó con La República sobre lo que será su trabajo en una coyuntura muy complicada. Respondió sobre diferentes temas: proyectos mineros, las críticas desatadas por ciertas designaciones en el gabinete y sus posiciones políticas.

Premier, ¿aceptó de inmediato o lo pensó un poco?

No fue de inmediato. Como me dijo el presidente Vizcarra, fue un diálogo que iniciamos, que tuvo una larga interrupción y se ha continuado en otro contexto político. Durante todo el proceso de la recomposición del gabinete hemos tenido unos cinco días de un diálogo franco, abierto, que ha sido el momento también en el que hemos intercambiado posiciones sobre los objetivos que él quería impulsar y con los cuales yo concordé.

Es decir, no aceptó inmediatamente.

Tampoco lo quiero poner de esa forma, porque sí sentía que era una obligación cívica contribuir con el gobierno en un momento tan grave para el país. Esto lo tenía claro. Con el presidente Vizcarra no es que nos hayamos conocido (recién). Hemos tenido coincidencias. Apoyé su actuación cuando disolvió constitucionalmente el Congreso, lo expresé públicamente y después participé desde el llano en el debate político. Supongo yo, debe haber observado mis intervenciones en estos meses.

Usted declaró hace dos semanas: “El presidente fue cauteloso, pero no midió las consecuencias de gobernar sin Parlamento, sin congresistas que defiendan políticamente al gobierno. Pecó de ingenuo, creyó que el nuevo Legislativo le iba a dar estabilidad política en el resto de su mandato, lamentablemente no está ocurriendo”. ¿Usted ha llegado al premierato para darle al presidente esa cuota de experiencia al régimen?

He llegado a contribuir modestamente con algo de la experiencia que tengo. Salvando las distancias, esta es una etapa más delicada que la que me tocó cuando ocupé la PCM (con Ollanta Humala). Hay coincidencias: las elecciones. Un objetivo central del presidente Vizcarra es garantizar que sean libres, democráticas. Claro, digo que el reto de ahora es más delicado porque estamos saliendo de una pandemia y el relanzamiento económico del país es una urgencia. Respecto a la crisis sanitaria, no soy un científico, no soy un experto en la materia pero voy a cooperar con la vocería del gobierno cuando me corresponda.

¿Es Vizcarra un presidente ingenuo?

No. Lo que sostengo es que la situación es excepcional porque nunca en democracia, en los periodos críticos, un presidente ha carecido de una bancada parlamentaria. La defensa política del gobierno, el cotejo de ideas, la confrontación en el buen sentido no se da porque el régimen no tiene congresistas. El presidente decidió eso porque quiso demostrar la más absoluta neutralidad en el proceso electoral de enero. Pudo haber formado una alianza, apoyado públicamente a una agrupación, y no lo hizo. En ese sentido, fue cauteloso en extremo, pero esa cautela nos ha llevado a esta situación compleja que hace más difícil la relación entre el Ejecutivo y el Legislativo. Ese es un hecho objetivo.

¿Usted espera que esta relación compleja, como usted mismo la describe, cambie para mejor?

Confío en que sí.

No lo noto tan seguro.

Es que no quiero especular. Estamos haciendo esfuerzos a nivel de los dos poderes para restablecer un diálogo abierto, directo y franco. Evidentemente no es fácil. Además de la pluralidad política e ideológica partidaria, viene una campaña electoral. En pocos meses entraremos en una contienda en la que se disputará el poder y aunque eso no aumenta la crispación política necesariamente, es natural que exista una confrontación.

La situación que el país enfrenta es complicada. Tenemos una pandemia que no da tregua, una economía colapsada producto de la cuarentena obligatoria. ¿El gobierno…?

Disculpe, Enrique. Producto de la cuarentena obligatoria y, además, del contexto a nivel internacional. Es decir, la crisis económica no es un rasgo distintivo peruano. Afecta a todos.

De acuerdo. Dicho eso, ¿el gobierno nos asegura a los ciudadanos que se podrá contener la pandemia y que la economía se levantará por lo menos en algo en este último año que queda por delante?

Ese es el objetivo principal del gobierno, además de las elecciones democráticas y, en ese esfuerzo, he aceptado cooperar. La prioridad sin duda es la lucha contra la pandemia y el relanzamiento económico del país.

¿Hay un compromiso del gobierno de que la situación mejorará de acá a un año?

Bueno, es que el esfuerzo no debe ser solo del gobierno. Todos debemos sumarnos a la causa de la recuperación económica del país. Los responsables somos los que estamos acá pero el gobierno tampoco tiene una varita mágica para que esto se arregle de la noche a la mañana. Implicará destrabar proyectos, hacer una adecuada gerencia pública, mejorar la ejecución presupuestal, abrir un diálogo con los gobiernos regionales para la reactivación y más. Es una suma.

¿Qué proyectos desea destrabar?

En términos generales hay tres sectores muy importantes: transportes y comunicaciones, vivienda y construcción y minería. El primero maneja los recursos más importantes porque se trata de obra pública. El segundo, activa la economía. Y sobre el tercero, sin duda somos un país minero, sin embargo la minería ha tenido grandes dificultades para concretar proyectos. Hoy en día, en términos generales, la economía se sostiene por los grandes proyectos mineros que se llegaron a concretar en los últimos años. Ojalá los que están pendientes puedan iniciarse, al menos.

¿Estos proyectos mineros se desarrollarán a pesar de que haya oposición de las comunidades afectadas?

No es un proceso fácil. La única forma de desterrar la pobreza es generando riqueza. Sin inversión nacional y extranjera no hay posibilidad. En ese objetivo las comunidades tienen un papel por jugar. Hay consultas populares pendientes que se van a tener que realizar y soy optimista. No he asumido esto con un afán derrotista. Quiero persuadir. Ahora, no necesariamente en todas las zonas del país hay oposición a la minería ni tampoco todas las empresas mineras pueden ser calificadas de la misma forma. Hay proyectos que se ejecutan sin problema, donde hay progreso y mejora social. La minería, por canon minero, ha generado una gran cantidad (de recursos) en favor de los pueblos. El problema es que hay una ineficaz gerencia pública. Hay 12 mil millones de soles de canon minero que los gobiernos regionales no han podido ejecutar. Este es el momento de impulsar el tema. Yo creo que el tiempo ayuda a aclarar las cosas. Usted es muy joven, Enrique, y seguro no recuerda la gran oposición a Camisea, donde por más de 20 años, por razones ideológicas y políticas, el gas se mantuvo enterrado. Hoy esa oposición radical desapareció.

¿Cuántos proyectos mineros quieren impulsar?

No es que este año vamos a destrabar todos los proyectos mineros. Hay que priorizar.

¿De qué proyectos mineros estamos hablando en concreto?

No quisiera precisar porque se trata de un tema que, como es obvio, debo coordinarlo con el presidente y el ministro del sector, Rafael Belaunde. Hay proyectos que marchan, como Quellaveco, que debe continuar. Hay otros con ciertas trabas que debemos garantizar para que continúen sus operaciones con la regularidad que requiere la emergencia. Y hay algunos en trámite y que deberían llegar a buen puerto.

Sé que es una decisión del Congreso, ¿pero cree que el Perú debe ratificar el Acuerdo de Escazú?

Ese es un tema del Congreso, no es un asunto que haya conversado en amplitud con el presidente Vizcarra ni con el Canciller y no me gustaría adelantar opinión desde el punto de vista jurídico, ni fijar una posición cuando recién llevo dos días en el cargo. Ciertamente, como cualquier lector, he seguido con interés el debate.

Hablemos un poco del tema que ha preocupado a varios, me refiero a la designación de Martín Ruggiero como ministro de Trabajo. Me parece que lo justo es primero observarlo en su desempeño y de ahí evaluar si lo ha hecho bien, mal o regular. Sin embargo, personas entendidas han señalado algo que parece atendible: que no tiene experiencia alguna, por lo pronto en el sector público. Usted ha dicho que los jóvenes deben participar en política y estoy de acuerdo, no obstante el cuestionamiento no es la edad sino la experiencia, sobre todo en un contexto dramático para el empleo, con cientos de miles de puestos que se han perdido. ¿Qué capacidad profesional vio para designarlo en una coyuntura tan complicada?

En primer lugar, porque es una persona que tiene conocimiento en materia de derecho laboral. Segundo, le inyecta energía al gabinete. Las guerras no solo se ganan con los calvos y canosos. Somos un país mayoritariamente de jóvenes y estos momentos dramáticos requieren el esfuerzo de todos. También es un mensaje político y a mí me gusta, siempre, predicar con el ejemplo. Se reclama mucho la renovación, la participación de los jóvenes, y nunca se les da la oportunidad. A mí me la dieron en el pasado, cuando a los 28 años sin experiencia política llegué a ser diputado. Y de otro lado, si revisa los precedentes ha habido ministros más jóvenes que él. No es el primer caso, es un reto, sin duda alguna, y hasta se puede calificar de una apuesta riesgosa desde el punto de vista personal. Le hice la propuesta al presidente, él la aceptó y yo soy el responsable político y asumiré las consecuencias.

Por eso dije que el cuestionamiento de fondo no es su edad, sino su experiencia. Una atingencia: usted fue diputado a los 28 años, pero un diputado se elige con votos. Acá estamos hablando de una designación política.

Claro, pero el voto es un apoyo político. Además, no se olvide de que en nuestro esquema constitucional existe el voto de confianza.

Insisto un poco, ¿qué capacidad profesional vio en él para designarlo ministro en esta coyuntura tan difícil? Eso es lo que, me parece, no queda claro a quienes se han pronunciado.

Porque tiene una competencia en materia laboral, ¿no? Hay otros casos, ya que usted lo plantea. Revise, por ejemplo, la elección de algunos jefes de gobierno europeos, qué edad tuvieron y qué pasado tuvieron. Claro, usted me dirá ahora “sí, pero es por el voto”. Bueno, la designación de un ministro es un acto político, como lo es el voto.

La gente se pregunta es si la gestión del ministro Ruggiero será a favor del trabajador, por ejemplo.

La gestión del ministro Ruggiero será la de beneficiar los intereses superiores del Estado, que debe cumplir un rol arbitral. Si hay un conflicto entre empresa y trabajadores se debe preferir lo que convenga al Estado en base a criterios técnicos y jurídicos y esa es una buena señal para el inversionista nacional y extranjero: menos ideología y política en la gestión pública y más criterio jurídico y técnico.

Aunque me dirán que hemos pasado del gobierno que era calificado como la dictadura “castrochavista” al derechismo que imprime Cateriano. ¡Por favor! Bajemos la tensión política y apliquemos un poco de objetividad. Acá no hay un giro de la izquierda “castrochavista” hacia la derecha radical que me quieren imputar algunos. Lo que hay es una decisión pragmática para un momento de emergencia, que debe sumar el esfuerzo de jóvenes, de experimentados, de todos.

Una curiosidad, ¿le propuso a alguien más el cargo de ministro de Trabajo y no aceptó, o fue Ruggiero siempre su primera opción?

No pues Enrique, usted no me pida la infidencia, que comente los diálogos privados con el presidente de la República. Al final, lo que prima es el resultado final y, repito, el responsable político soy yo. Lo que he conversado con el jefe de Estado queda entre los dos, salvo que entre ambos nos pongamos de acuerdo para reverlo y eso no va a ocurrir en este contexto.

¿Por qué se modificó el CV del ministro en los tuits de la PCM? Por ejemplo, borraron su relación con el estudio Payet.

Y además hubo un cambio sobre el tema del diplomado y la maestría. Es una corrección que la hizo la secretaría correspondiente. En ese momento no estábamos nosotros manejando el tema.

El periodista Paolo Benza rescató una opinión de hace un par de meses en la que Ruggiero muestra su preocupación debido a que la cartera que hoy dirige no fuera a aceptar las solicitudes de suspensión perfecta presentadas antes del decreto que las habilitaba. Y plantea una pregunta interesante, que le transmito: ¿usted sabe qué clientes de Payet han registrado pedidos de suspensión perfecta? ¿Podría haber un conflicto de intereses?

El hecho de prestar servicios en un estudio de abogados no inhabilita a una persona, ni tampoco esa persona asume ni el activo ni el pasivo de esos clientes. La labor del ministro en el estudio ha sido netamente profesional y la de ahora es política.

¿Usted conocía a Ruggiero o se lo sugirieron?

Cuando conversé con el presidente Vizcarra intercambiamos pareceres. Hice unas búsquedas y, digamos, yo no he tenido un trato ni amical ni profesional con Martín (Ruggiero). Finalmente, yo no soy el que tiene la potestad legal de nombrar a los ministros. Yo asumo la responsabilidad política, como le dije. Lo he designado por su competencia, no porque haya trabajado con él o sea mi amigo. Hay que darle la oportunidad siempre a los jóvenes. En eso apuesto yo. No creo en los jóvenes de 50 y 60 años que se clavan en los partidos. Yo creo en la renovación.

Uno de los grandes problemas de la democracia peruana ha sido la poca alternancia en el ejercicio del poder. Por eso apoyé decididamente a la ministra de Economía y Finanzas y propuse a Rafael Belaunde en Energía y Minas. Y, en la medida de lo posible, confío en que estarán a la altura de las circunstancias todos los miembros del gabinete, los que quiere calificar usted como ancianos y experimentados y los jóvenes.

No he calificado a nadie, premier.

Bueno.

La pandemia nos ha demostrado nuestras carencias como Estado. Las conocíamos, por cierto, aunque ahora se han revelado en toda su magnitud. ¿Qué piensa de eso?

Que la pandemia ha desnudado todas las falencias del Estado, no solo en Perú sino en otros países desarrollados. La crisis sanitaria ha existido en España, Italia o en países de la región. Acá ha servido para demostrar que el modelo de regionalización que hemos aplicado tampoco ha demostrado eficacia. Ese será un debate de la campaña electoral. En lo inmediato, lo que vamos a trabajar son programas de emergencia: camas, oxígeno. Valga la ocasión para hacer un comercial y destacar el papel de las Fuerzas Armadas. También quiero destacar a los médicos, a las enfermeras. No quiero caer en el extremo de que todo es malo o un desastre. No. Claro, como dice, se notan las falencias del Estado y también las disputas políticas entre gobernadores, alcaldes y parlamentarios. Por eso haría una invocación a que esperemos a que acabe este proceso crítico y que después venga la etapa de la exigencia de responsabilidades, de los juicios. Ahora se necesitan medidas urgentes. Por eso le pedí al presidente del Congreso acudir antes del 28 de julio para exponer el programa de gobierno y pedir el voto de confianza. No estamos para esperar el plazo de 30 días.

¿Cuáles serán los puntos fuertes de ese programa?

Son tres los objetivos centrales. Uno es la lucha contra la pandemia, reforzar la acción gubernativa, esto que algunos periodistas llaman la “nueva normalidad”. Es algo que debe hacerse con prudencia, e insistir en la distancia social, el lavado de manos y el uso de mascarillas. Curiosamente, lo de la mascarilla sí ha sido acogido por la mayoría de ciudadanos, aunque algunos dejen su nariz libre. No soy un especialista, sin embargo apoyaré al Minsa. La doctora Mazzetti es alguien capacitada.

¿Cuál es el segundo objetivo?

El relanzamiento económico del país. Creo, hay que restablecer un marco de confianza y garantías para la inversión nacional y extranjera, en todos sus aspectos, no solo en el minero. La minería es el motor, pero hay proyectos como la construcción del puerto de Chancay que transformará el comercio internacional peruano. Y hay que destrabar una serie de gestiones. ¿Por qué se lo digo? Porque en periodo de emergencia hemos venido aplicando las normas jurídicas como si estuviésemos en un estado de plena normalidad. Y el tercer objetivo, son las elecciones libres y democráticas. Pediremos una misión electoral de la OEA. Será un hito. Si en algo hemos tenido dificultades los peruanos es en vivir en democracia.

Será la quinta elección consecutiva. Un récord.

Así es, un récord en la continuidad de gobiernos democráticos. Si se consigue eso será un logro importante del gobierno del presidente Vizcarra y de la nación en su conjunto. Si llego, además, porque a partir del 28 de julio mi permanencia en el cargo dependerá de la confianza del Parlamento.

¿Hay alguna idea de cuándo empezaría a recuperarse la economía?

Hoy (viernes) en el Consejo de Ministros la ministra Alva nos expuso la situación económica del país y hay algunas señales interesantes de recuperación. Está lo de Reactiva Perú, hay proyectos del Ministerio de Transportes y Comunicaciones que esperamos se ejecuten y hay otras obras públicas que, confiamos, puedan reiniciarse. Insisto, no es solo responsabilidad mía o de la ministra. Es un esfuerzo conjunto. Por ejemplo, hay 8 millones de peruanos que no tienen agua potable. No vamos a solucionar eso en el año que queda, sí se puede dar pasos para que mediante otras modalidades, como “gobierno a gobierno” o transferencias tecnológicas, se pueda desarrollar ese campo urgente. Eso de ninguna manera significa privatizar Sedapal o tomar el control del agua. Hay casos dramáticos, regiones sin agua o con un suministro por horas. Otro aspecto que puede permitir un cambio es la reconstrucción del norte, que se llevará adelante con la cooperación del gobierno británico.

¿Se aumentará el presupuesto en salud?

En términos generales, educación, salud, vivienda y agua potable son objetivos centrales. Sobre la formulación del presupuesto que se someterá a la consideración del Congreso, todavía no hemos iniciado ese proceso, no me he empapado. Ciertamente, el presidente Vizcarra se ha comprometido a impulsar lo referido a salud y educación. Yo, modestamente, le he solicitado a la ministra Alva la posibilidad de que se concedan créditos universitarios y escolares para evitar la deserción, en plazos largos y bajos intereses. La clase media ha sido una de las grandes golpeadas en esta crisis sanitaria. Si a este problema tan grave le sumamos la deserción, complicaría más todo. Ojalá existan esos recursos para poder apoyar a la clase media.

¿Qué le respondió la ministra?

Que están haciendo la evaluación. Lo mismo me dijo el ministro de Educación.

¿Qué van a hacer para que los indígenas dejen de ser la última rueda del coche en esta pandemia?

Esta es una interpelación, ya no es una entrevista, ¿ah?

Es un tema importante.

Por supuesto. Mire, el tema que usted toca lo he tenido siempre presente. Cuando fui ministro de Defensa impulsé las PIAS (Plataformas Itinerantes de Acción Social) que han atendido a los pueblos más abandonados de nuestra zona de selva. Es una preocupación que siempre he tenido.

No dije lo contrario. Pregunto por lo que se puede hacer a partir de ahora.

No estoy levantando ningún cargo, solo estoy declarando y poniendo un énfasis necesario. En el área social el presidente Vizcarra ha solicitado una evaluación con la nueva ministra del Midis (Patricia Donayre) que tiene esa responsabilidad y que yo apoyaré. Se hizo un esfuerzo con el pago de bonos, se hizo un esfuerzo de acercamiento en un contexto grave. En todo caso, (el esfuerzo) se ampliará más.

¿Es usted un anti-fujimorista como dicen los fujimoristas?

Soy un defensor del orden constitucional y condeno a dictaduras de izquierda y derecha, por lo que condeno con la misma firmeza a Velasco y a Fujimori y Montesinos. En los últimos veinte años he enfrentado a los que considero en el campo de la corrupción a los gobiernos más nefastos: el de Fujimori y Montesinos y el de Alan García. Eso, para mí, ha significado un costo político. Las únicas voces que han cuestionado mi designación, las más notorias, han sido las de Jorge Del Castillo o Martha Chávez. Eso para mí constituye una condecoración, un reconocimiento a mi acción cívica y democrática. No me arrepiento en absoluto de durante años haber enfrentado a fujimoristas y apristas. Eso no quiere decir que entre con un discurso confrontacional como han dicho, no. Esa es mi manera de pensar. No puedo borrar ni editar lo que he declarado en el pasado. Sin embargo, en este cargo estoy obligado a actuar con prudencia y a abrir las puertas para dialogar con todos: partidos, gremios, sindicatos. Y luego, cuando termine, volveré a la batalla hasta que mis energías lo permitan. Una de las cosas que ha debilitado a nuestra democracia es la corrupción.

¿Y es anti-aprista?

Bueno, en realidad las urnas son las que hablan, son los votos los que han repudiado a los apristas, son los electores los que han evaluado el comportamiento de su bancada parlamentaria en el último Congreso o el gobierno de Alan García. No es eso producto de un anti-fujimorismo o un anti-aprismo. Es consecuencia del comportamiento antidemocrático y diríamos, en algunos casos, del encubrimiento de actos delictivos que tuvo el “fujiaprismo” en el anterior Congreso. No es algo que yo haya inventado.

¿Va a hablar con el presidente Vizcarra sobre el caso de la señora Mirian Morales?

La señora Morales es una colaboradora de confianza del presidente y allí no tengo ninguna capacidad constitucional ni legal para influir.

¿Por qué no aceptó ser premier en el contexto de la disolución del Congreso y ahora sí?

Porque son contextos diferentes, porque las situaciones políticas variaron. Y en este caso, la gravedad se convirtió en una obligación de que aceptara.

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Profesión; periodista. Doctor por la Universidad de Salamanca (Instituto de Iberoamérica).