Efectos del virus en la política
“Sin duda la lucha contra un flagelo con tantos factores de impredictibilidad va a poner en evidencia limitaciones en el aparato sanitario del país.”
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El coronavirus le viene quitando cada vez más espacio a la política en los medios, y en la atención pública. Esto se está sumando a la mezcla de indiferencia y desgano ante lo político que ha marcado todo el 2020. Como tema la emergencia sanitaria es 100% de una parte del Ejecutivo, y no hay realmente sitio para otros actores.
Las encuestas pronto dirán cómo está afectando la epidemia a la popularidad del gobierno. De un lado este puede ser visto como el origen de todas las respuestas prácticas a la amenaza. De otro se le verá cada vez más responsable del avance en el conteo de casos. Es obvio que lo segundo va a neutralizar a la primera percepción.
Ayudará mucho a Martín Vizcarra el que las infecciones peruanas sean mínimas por comparación con las cifras más dramáticas del hemisferio norte. Pero aun así, podría haber un número a partir del cual la sensación de peligro se dispare. Es clave que el Perú no haya tenido una primera víctima mortal, aunque es ilógico que no llegue.
Además el nuevo Congreso no se privará de criticar la gestión del gobierno en el asunto, en su estrategia general, en sus detalles, en algunos casos puntuales. Sin duda la lucha contra un flagelo con tantos factores de impredictibilidad va a poner en evidencia limitaciones en el aparato sanitario del país.
El público está maduro para escalar su sensación de emergencia. Prueba de ello son los episodios de compra urgente y desmedida en muchos tiempos, como si estuviéramos en Europa. Es una reacción a las noticias de fuera, y quizás también a la aparición del confinamiento domiciliario como una de las soluciones.
Esta es la fase de la tensión y del miedo, pero también la de la esperanzada suspensión del juicio frente al gobierno. Luego veremos la del disgusto y el hartazgo, que será la del reproche a las autoridades. Será una prueba de la capacidad del gobierno para mantenerse firme en las medidas acordadas, aun si no parecen funcionar desde la partida.
Mientras tanto los otros dos temas de rigor en estos tiempos, el nuevo Congreso y la lucha anticorrupción, van a tener que defender su espacio como puedan.
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