Senamhi: alerta roja por fuertes vientos y lloviznas
Política

Panorama parlamentario

Todos los partidos coinciden en el deseo de usar el Congreso 2020 como trampolín hacia el Congreso 2021. Esto va a significar mucha acusación, mucha polémica y algo de puñaladas por la espalda.

mirko lauer
mirko lauer

A menos de una semana de la instalación del Congreso nada es seguro. Tanto así que se ha propuesto por allí ponerse en marcha por partes. Pero ese día uno es un asunto cercano de todas maneras. Ya podemos ponernos a pensar qué van a hacer los diversos grupos apenas comiencen a calentar curules, esperamos que ahora en marzo.

No hay un sentido de propósito que abarque a todo el legislativo. Puede haber coincidencias para votaciones puntuales, pero nada anuncia confluencias sostenidas en el tiempo. Ni siquiera en el bloque mayoritario establecido para repartirse la directiva. En verdad cada grupo llega con sus propias preocupaciones.

Los dos partidos con más posibilidad presidencial se van a dedicar precisamente a eso: allanarle ese camino a su futuro candidato, apenas este aparezca con cierta seguridad en el horizonte. Para Acción Popular y Alianza para el Progreso esto probablemente signifique ayudar en la creación de un clima político con la menor cantidad de olas.

Para los opositores más intensos la tarea será sobre todo machacar un mensaje central. Para Fuerza Popular será la ilegalidad del Ejecutivo y del Judicial. Para el Frente Amplio denunciar la presencia de impulsos antipopulares en los actos del Ejecutivo. Para los antauristas el permanente reclamo de libertad para su líder a tiempo para el 2021.

Dos fenómenos probablemente crucen el espectro del hemiciclo, recogiendo coincidencias de todas partes: una racha de regionalismo expresada en propuestas de más facultades y obras, en línea con la creciente inversión pública; y la reaparición de los intereses comerciales que manejaron buena parte del pasado Congreso.

Nadie tiene votos suficientes para promover con éxito sus objetivos u obsesiones particulares. Pero a la vez pocos grupos parecen tener experiencia y personal que les dejen establecer canjes provechosos. Es muy poco probable que Martín Vizcarra se llegue a delinear como enemigo común para una mayoría parlamentaria.

Los enemigos, como se dice, no van a estar al frente sino al costado. Todos los partidos coinciden en el deseo de usar el Congreso 2020 como trampolín hacia el Congreso 2021. Esto va a significar mucha acusación, mucha polémica y algo de puñaladas por la espalda. Un ruido político que se puede volver ensordecedor en el segundo semestre.

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