Temblor en Ucayali: ¿de qué magnitud fue el sismo?
Fuertes lluvias desde este jueves 28 de marzo
Política

Dos años de luces y sombras

“El embalse de reformas pendientes en el país es enorme. Menciono algunas que transformarían al Perú y que solo requieren voluntad política y convicciones férreas”.

Dos años de luces y sombras
Dos años de luces y sombras

Los dos años en el poder de Martín Vizcarra muestran un balance lleno de claroscuros. De hecho, la mejor noticia política del último lustro es la estrepitosa derrota del fujiaprismo, alianza que amenazaba llevarse de encuentro no sólo a Vizcarra (como hizo con PPK), sino de paso a toda la precaria institucionalidad democrática que se ha podido construir en el país desde el 2000 a la fecha.

De haber triunfado la reaccionaria y ultraconservadora entente fujiaprista, el país se hubiera encaminado a una asonada social al estilo regional o a una explosión disruptiva en las elecciones del 2021. Si aún con referéndum a cuestas y disolución del Congreso, tales pulsiones disidentes se han hecho presentes (súmese las votaciones de UPP y Frepap), podemos imaginarnos lo que pudo haber acontecido en circunstancias menos felices. Que eso no haya ocurrido hay que agradecérselo a Vizcarra.

Pero en cuanto a sus pasivos, la alforja también está llena. El año y meses que le quedan a Vizcarra ya hacen inviables mayores cambios, pero bien pudo haberlos hecho en los tres y medio que le va a tocar gobernar. El tiempo que le resta de mandato ya torna prácticamente imposible dar un giro de timón y emprender mayores reformas. Con suerte, si se alinean los astros, podrán arribar a buen puerto las reformas política y judicial (y si es así, no será gracias a la pericia o voluntad de Palacio).

Luego de las decenas de reformas estructurales emprendidas en los 90, el Perú bajó las revoluciones y la transición fue muy avara en ese talante. Toledo desplegó la descentralización, firmó el primer tratado de libre comercio, creó Mivivienda y desactivó el lastre fiscal de la 20530; García sólo inició la reforma magisterial y paremos de contar; Humala le puso mayor empeño a la reforma educativa, potenció novedosos programas sociales y creó la Sunedu; PPK no hizo ninguna y Vizcarra ha iniciado unas aún tibias reformas política y judicial.

Es muy poco para dos décadas. Es de llorar. Las inmensas carencias y disfuncionalidades del Perú obligaban a poner el pie al acelerador y desplegar gobiernos turbulentos, que rompiesen resistencias al cambio y actualizasen aceleradamente un orden de cosas caduco.

El embalse de reformas pendientes en el país es enorme. Menciono algunas que transformarían al Perú y que solo requieren voluntad política y convicciones férreas, que no le costarían millones de dólares el erario nacional: 1) reconstruir la institucionalidad pro inversión privada y pro mercado. El sistema ha sido destruido por la corrupción y la burocratización; 2) reformar el proceso de descentralización. Sería una estupidez histórica revertirlo, pero pide cambios a gritos. Hoy se pierden millonarios recursos en medio de la ineficiencia, indolencia o podredumbre de las autoridades locales; 3) tener una salud pública acorde a nuestra situación de país de ingresos medios. Una buena salud pública sería el mejor vehículo de integración popular, de modernización cívica y de paz social.

Un político astuto y un gestor mediocre (¿qué pasó con el eficiente gobernador regional de Moquegua?) sintetizan el paso de Vizcarra por el poder. Una vez más las grandes reformas quedan en el tintero. Ojalá las retome su sucesor. Sería el mejor homenaje a nuestra esquiva celebración del Bicentenario.

-La del estribo: muy recomendable la tercera reedición de Pueblos y culturas del Perú antiguo, de Luis G. Lumbreras, en cuidada edición de Petroperú, para su Colección Bicentenario. Desde nuestros orígenes (14,000 a.C.) hasta el colapso del Tawantinsuyu (1572).

Los artículos firmados por La República son redactados por nuestro equipo de periodistas. Estas publicaciones son revisadas por nuestros editores para asegurar que cada contenido cumpla con nuestra línea editorial y sea relevante para nuestras audiencias.