ONP, mayo 2024: cronograma de pagos
Política

Cuidar a todos

El anuncio de quitar la seguridad policial a los congresistas, hecho por el ministro Morán, debe virar hacia una propuesta más justa y racional.

.
.

El domingo pasado, en tono un tanto marcial, el ministro del Interior Carlos Morán declaró algo que podría despertar el beneplácito de las masas: “los nuevos congresistas ya no van a tener seguridad”. La medida, muy en la frecuencia de quitarles a los nuevos parlamentarios la inmunidad y otros derechos, resultaba atractiva. Significaba “que la sufran como todos”.

Pero ayer, como ha ocurrido varias veces durante el actual gobierno, el presidente Martín Vizcarra salió a atemperar las palabras de Morán, y a ponerse a buen resguardo ante las críticas que el anuncio desató. “No se ha definido eso, es una propuesta que se hace”, sentenció, y añadió a continuación que la idea es “mejorar la seguridad ciudadana a nivel nacional”.

Esta última parte de su declaración debería haber presidido, desde el comienzo, la discusión en torno a quién debe tener seguridad o no. Como es evidente y dramático, la delincuencia se está expandiendo en el país como una plaga perniciosa, y adquiriendo cada vez modalidades más brutales, que llaman a tener más policías cuidando el espacio público.

En ese escenario, poner a los congresistas en el centro del debate resulta cuando menos exagerado. Por supuesto que es cierto que tienen que palpar la realidad cotidiana y no vivir en una cápsula, pero si se va a reducir el número de efectivos policiales dedicados a cuidar a las autoridades se debe pensar, como ahora se está diciendo, en una reorganización general.

Resguardo tienen el presidente, los ministros, los presidentes de organismos autónomos (Tribunal Constitucional, Defensoría del Pueblo y otros), los gobernadores regionales, el presidente de la Corte Suprema, el director de la Policía Nacional, los diplomáticos. Los parlamentarios tienen, cada uno, dos suboficiales que los cuidan durante todo el día.

Ciertamente tendrían que entrar en el proceso de racionalización, aunque también deberían hacerlo los otros funcionarios del Estado (el propio presidente y el ministro de Defensa, Walter Martos, han insinuado esa posibilidad) que cuentan con policías para su seguridad. La idea no debe ser desproteger a las autoridades, sino hacer que su seguridad no absorba la del ciudadano.

Que cerca de 11 policías cuiden a un ministro tal vez no sea indispensable. Que todos los congresistas tengan dos efectivos policiales tampoco. La democratización del resguardo policial no se tiene que hacer para los políticos oportunistas que han salido a montarse sobre las palabras de Morán, sino para ese ciudadano que, todos los días, no tiene quién lo ampare en las calles.