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Política

Disolviendo la seguridad

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El ministro del Interior acaba de lanzar una considerable provocación, no se entiende bien a quién. Pero sin duda los nuevos congresistas, a los que quiere dejar sin resguardo, han sido aludidos. La idea y su oportunidad son extrañas, y el argumento de que es para poner a esos policías en las calles es de una intensa demagogia.

La performance de Carlos Morán está, como la de todo titular del pliego en estos tiempos, bajo presión. Carlos Basombrío, quien también ha sido ministro en la cartera, dice que “No solo ha aumentado el delito, sino que los servicios de seguridad dejaron de mejorar [durante el gobierno de Martín Vizcarra]”. Basombrío da cifras preocupantes.

Volviendo al Congreso. A Morán no puede interesarle que asalten, o siquiera hostiguen, a personajes de alto perfil. Al exponer a los parlamentarios a un incidente que afecte su seguridad, no importa de qué naturaleza o calibre, el ministro se está disparando al pie. Esto será así aun si decide retirar la iniciativa, lo más probable.

Pues por lo pronto está citando al toro de las convocatorias a dar explicaciones en el Congreso. Dios sabe que en su cartera ocurren más que suficientes cosas como para pedirle información y explicaciones al ministro. El origen de muchas de ellas lo precede y no va a tener la menor importancia para los parlamentarios desguarnecidos. Ser interpelado en estos tiempos parece casi una garantía de forata del gabinete.

El argumento de Morán es un deseo de poner más policías a cuidar las calles, quizás un intento de enfrentar al Congreso con el pueblo. El asunto comparte el aroma de ese miserabilismo de algunos congresistas que avisan al universo que solo cobrarán un sol al mes, o nada, o que donarán el sueldo en alguna dirección. Cosas que no siempre se concretan.

El desafío a que los ministros también se desprendan de su custodia es picante. Sobre todo por la facilidad con que muchos de ellos se habitúan a la escolta, la liebre y la circulina. En verdad lo conveniente es seguir cuidando a las autoridades, y pedirle más presupuesto al gobierno para la seguridad pública, es decir más y mejores policías, más eficiencia técnica, menos declaraciones sin sentido.

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