Cronograma de retiro AFP, según José Luna
Política

La campaña que termina

Los encargos para el nuevo Congreso.

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La reciente encuesta de Ipsos Perú indica una baja intención de voto para los partidos, que se traslada a un porcentaje de votos emitidos en el simulacro, a pocos días de las elecciones del 26 de enero. Según el sondeo, Acción Popular, Fuerza Popular y el Partido Morado forman el primer pelotón de grupos, seguidos de Alianza para el Progreso y Somos Perú. Estos cinco partidos pasarían la valla electoral del 5%, necesario para adjudicarse escaños en el nuevo Congreso.

Otros cinco partidos podrían superar la valla, favorecidos por un alto porcentaje de votos inválidos: el Apra, Frente Amplio, Frepap, Podemos Perú y Juntos por el Perú, lo que motivaría que ingresen al Parlamento casi el doble de bancadas que el año 2016, con el consiguiente efecto de una dispersión legislativa inicial.

Estos datos se complementan con el alto número de personas que podrían anular sus votos, que en el simulacro de Ipsos Perú alcanzan el 43%, superando a la suma de los partidos que ingresarían al Congreso. En Lima, la plaza electoral que destina al Congreso el mayor número de curules, los votos inválidos llegan al 50%.

Los especialistas aducen diversas razones para este cuadro que combina la dispersión y el voto nulo, aunque entre las explicaciones sobresalen la falta de ideas movilizadoras de los partidos capaces de romper la desconfianza, apatía y abstención. Con distinto lenguaje –grandes ideas, lo que le interesa a la gente, propuestas de cambio real– se hace énfasis en la falta de conexión entre la campaña y los ciudadanos, lo que ha generado una campaña de escasa proyección de personas y símbolos.

Esta realidad ha podido ser comprobada al concluir la serie de debates organizado con mucho esfuerzo por el Jurado Nacional de Elecciones (JNE), que ha fomentado un debate de programas junto al que realizan los medios. En estos debates se ha hecho patente, con escasas excepciones, el poco manejo programático de los partidos y la falta de abocarse a los aspectos de fondo, de modo que la campaña concluye con grandes generalidades.

Esta realidad operará como un mandato del próximo Parlamento, que estará presionado desde el inicio para arribar a consensos específicos y rápidos, a los que se agregarán las reformas pendientes desde el Congreso disuelto y las que el Ejecutivo presentará en materia judicial según los anuncios recientes. En cualquier caso, a pesar del déficit de la campaña electoral que termina, no habrá razones que impidan que el nuevo Parlamento responda a los pedidos de cambio.