Estilo rayos x con actitud wishy-washy

El Gobierno cometería un grave error si creyera que una actitud conciliadora, timorata y evasora del conflicto cuando se trata de defender posiciones importantes, lo ayudará a llegar sin contratiempos al final de la presidencia de Martín Vizcarra.

Sería un error, en ese sentido, pensar que el contexto político actual seguirá igual en los próximos meses, especialmente después de marzo, cuando se instale el nuevo Congreso.

Pero, además, se equivocaría el Gobierno si creyera que una actitud temerosa sobre temas fundamentales, y sin la convicción suficiente para defenderlas en el debate público, es una buena hoja de ruta para lo que se viene.

Asimismo, un año de gobierno es un plazo largo y valioso que no se puede desaprovechar en la gestión pública, solo ‘tocando pelota’ en el mediocampo, pero sin arriesgar para meter goles.

Eso se observa en algunos aspectos del gobierno, desde falta de convicción para promover la inversión que requiere el crecimiento y el empleo; para el ordenamiento institucional que demanda la integración del transporte público de pasajeros y la mejora de la calidad del servicio; o para la defensa de los derechos básicos de la mujer.

Sobre esto último, por ejemplo, como se ha dicho en este y otros espacios, ha sido lamentable la reacción blandengue e innecesariamente conciliadora del premier Vicente Zevallos al pretender dejar sin piso a la ministra Gloria Montenegro en el tema de las violaciones a las mujeres.

“Todos debemos ser cautos y no generar corrientes alarmistas que no solo motivan desconcierto sino también mayores contrastes en un país que reclama unidad y consensos”, dijo Zevallos sobre el comentario “Perú, país de violadores” de Montenegro.

En tanto vocero del gobierno por mandato constitucional, se supone que el premier Zevallos es una voz autorizada de la administración.

Pero si ese va a ser el tono de la presidencia de Vizcarra en varios rubros de políticas claves en los que choque con algún interés particular o subalterno, se va a ahondar la percepción de un gobierno wishy washy, con vocación de ‘rayos X’ –no se mueva, no respire–, sin más aspiración que llegar, como sea, al 28 de julio del año 2021.