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Política

Agenda corta

Una JNJ que debe encarnar la reforma de la justicia.

EDITORIAL
EDITORIAL

Ha quedado conformada finalmente la Junta Nacional de Justicia (JNJ) con la juramentación de cinco de sus siete integrantes, exactamente un año y medio después de haberse destapado el escándalo de la red corrupta de fiscales, jueces y miembros del entonces Consejo Nacional de la Magistratura (CNM), denominada ‘Los Cuellos Blancos del Puerto’.

Que se tenga la JNJ en funcionamiento luego de este plazo, significa un avance en el propósito de renovar la administración de justicia. La actual composición es, visiblemente, más solvente que el desactivado CNM comprometido en tropelías y cambalaches, varios de ellos ilegales.

Ha hecho bien la Comisión Especial encargada de designar a la JNJ en suspender a dos de los elegidos, cuestionados por haber tenido fluidos contactos con el exvocal César Hinostroza, y uno de ellos cuestionado, además, por el uso de una bonificación del sector Defensa. La pregunta en estos casos es por qué ambos llegaron a esta fase del concurso. Marco Falconí tuvo hasta 18 contactos con Hinostroza y María Zavala, 16.

La Junta no estará exenta de cuestionamientos, como la acusación de plagio de uno de los cinco juramentados, en cuyo caso el Congreso de la República próximo a elegirse tiene la potestad de investigar y, si fuera el caso, procesar.

No obstante, la tarea del momento es que la JNJ inicie sus actividades. A la cabeza del flamante organismo ha sido elegido el exministro de Justicia y profesor universitario Aldo Vásquez, quien alcanzó el mayor puntaje en el proceso de selección, una designación auspiciosa con base en la que debe dar sus primeros pasos la Junta; él ha señalado que elaborarán un plan de trabajo en el más breve plazo y, al mismo tiempo, se espera que se designen con rapidez a los dos integrantes que faltan y que estos carezcan de cuestionamientos.

La tarea de la JNJ es voluminosa, de modo que el primer desafío es encarar lo más urgente, vía la adopción de una agenda corta, la misma que debe atender la disposición de la ley de revisar las recientes designaciones y ratificaciones de vocales supremos y fiscales supremos.

Los miembros de la Junta, los cinco en funciones y los otros dos que se agregarán, deberán ser conscientes de que son un resultado de la reforma y de que este organismo no puede repetir la reprobable historia del CNM, de compadrazgos, tráfico de influencias y acuerdos bajo la mesa. Al ser un producto de la reforma y encarnarla en las funciones encomendadas, se espera de ellos determinación e idoneidad. En sus manos está una parte importante de la reforma de la justicia.