¿Alguien no habló con Hinostroza?

La conformación parcial de la Junta Nacional de Justicia (JNJ) constituye un gran avance para la recomposición del sistema de justicia, pero esta nace, lamentablemente, manchada por la falta de transparencia del comité encargado de esta importante tarea.

Luego de los cuestionamientos a dos designados, Marco Tulio Falconí y María Zavala, por el registro de llamadas telefónicas con el exjuez supremo –y, presumiblemente, eje del sistema mafioso de los ‘cuellos blancos’– César Hinostroza, que curiosamente recién aparecieron al final del proceso, el comité especial se vio obligado a sesionar ayer de manera extraordinaria, decidiendo que juren cinco de los elegidos, aun cuando las observaciones también alcanzaban a otro miembro por plagio.

Antes de postergar la juramentación hasta que el equipo esté completo, el comité optó por hacerlo de manera parcial ante el riesgo de que se caiga todo un proceso que ya venía manchado luego de que fracasara de manera global en su primer intento.

Siempre puede haber críticas y es imposible un consenso pleno en la formación de un grupo para una tarea tan importante como la que tiene por delante la JNJ, pero tampoco es que sea una misión imposible encontrar gente idónea que, por ejemplo, nunca haya hablado con Hinostroza, aunque, como comenta bien el jefe judicial de La República, “si hablar con Hinostroza es un delito muy grave, habría que destituir a toda la corte suprema”.

Lo que tiene por delante la JNJ es clave. No solo debe nombrar, ratificar, y destituir a jueces y fiscales, sino –lo que quizá sea más complejo– debe revisar las decisiones de un organismo comprobadamente corrupto como el liquidado CNM, una investigación que pueden encontrar muchas calaveras en el clóset de gente aún no identificada.

Eso explicaría el interés de muchos por poner en la JNJ a gente de confianza, ya sea para acusar correctamente a corruptos como para blindar a esas mismas personas, pero las chambonadas del comité producen sospecha, especialmente por tratarse de un grupo compuesto por personas tan poderosas como las cabezas del MP, contraloría, PJ, defensoría y TC, con capacidad de movilizar recursos para una investigación prolija.