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Política

Marco Falconí: político y polémico integrante de la JNJ

Afortunado en la lotería sin la misma suerte en política. Es autor de 16 libros, pero alguna vez fue acusado de plagio. Los contrastes del nuevo miembro de la Junta Nacional de Justicia.

FALCONI
FALCONI

Elmer Mamani

“Es terrible lo que ha pasado”, disparó Enrique Valenzuela, expresidente del Club Internacional de Arequipa, sobre la elección de Marco Falconí Picardo como miembro de la Junta Nacional de Justicia (JNJ). El último lunes, la Comisión Especial del Concurso (CC) anunció que el abogado era uno de los siete designados para evaluar y sancionar a jueces y fiscales.

Según Valenzuela, Falconí fue protagonista de varias denuncias periodísticas que un integrante de la talla del JNJ no debe tener. “No tiene la catadura moral”, apuntó. Valenzuela presentó una denuncia de idoneidad contra su postulación ante la CC; sin embargo, nada de lo que informó se le consultó directamente al abogado el día de su entrevista personal.

En aquella entrevista, Ernesto Blume, hasta ayer presidente del Tribunal Constitucional (TC) e integrante del CC, calificó su trayectoria de “multidimensional” para referirse a los distintos cargos que ocupó. El excongresista, más que todo, obtuvo puestos académicos y privados. Fue dos veces decano del Colegios de Abogados, director de Caja Arequipa y presidente del Club Internacional de Arequipa, por mencionar algunos.

Esto no se repitió del todo en la política. Como candidato le faltó carisma, tenía una actitud de témpano, quizás eso explique el rechazo de las masas. Aún así es, sin duda, el integrante más político de la JNJ. Siete postulaciones en su vida política: tres para ser presidente regional de Arequipa, tres para ser parlamentario y una para ser alcalde provincial. Solo una vez las urnas le sonrieron para ser parlamentario en 2011 por el partido Perú Posible. “Haber militado en muchos partidos lo descalifica para ser parte del JNJ”, acota Valenzuela.

A parte de ir por la “chakana” (2012), también se lanzó por Alianza para el Progreso (2016); mientras que, para las contiendas locales, siempre lo hizo por el movimiento regional del que fue presidente: Fuerza Arequipeña. “Si destacó en el ámbito académico, quería hacerlo también en el político”, refirió el docente de la Universidad Católica de Santa María, Federico Rosado. Recuerda que se le consideraba “un prodigio” por destacar en los estudios. Es autor de 15 libros de derecho.

Rosado añade que el abogado estuvo a punto de ganar en dos contiendas. Ello, en su primera y tercera postulación a la presidencia regional del 2002 y 2010. Es más, algunos contendores políticos tienen buenos conceptos de él. “Es un profesional a carta cabal. Si lo han escogido (para el JNJ), es por sus méritos”, indicó el también varias veces candidato y exárbitro de fútbol, Víctor Hugo Rivera.

Un hecho particular de su carrera política ocurrió en el 2015, mientras era congresista de la República. Lo envolvió la polémica nacional, cuando intentó dejar el cargo, irrenunciable por cierto, para postular al Gobierno Regional de Arequipa como su presidente.

En un momento, logró inscribirse gracias a un medida cautelar que presentó a la Corte de Arequipa. “El pueblo me lo pide”, se excusó el entonces legislador ante la periodista Arlen Palomino, para un perfil que se publicó en Rostros. Once personajes de la política arequipeña. Su “capricho político” duró poco: una instancia judicial revocó el recurso y quedó fuera de carrera.

De la Tinka a críticas

Si bien la suerte no le acompañó en la política, sí lo hizo en lo personal. “Soy muy afortunado, la vida me ha dado todo”, le dijo a los miembros de la CC. Es así como dice. En los noventa, Falconí ganó 220 000 soles en la Tinka. Con ese dinero, se compró un inmueble para su ostentoso estudio en el distrito de Alto Selva Alegre.

Para Valenzuela, en la elección de Falconí no se consideró varios cuestionamientos. Por ejemplo, el proceso judicial pendiente desde el 2010, que tiene por adquirir un terreno “inservible” para el Club Internacional. En ese entonces Falconí era presidente de esa institución. El objetivo era edificar en el predio un local más para los socios, pero estaba declarado como zona arqueológica. Pese a judicializar el caso, no pudieron cambiar de uso el terreno. Uno de los socios lo denunció por esto.

A los integrantes de la CC, Falconí respondió que los socios estuvieron de acuerdo con la adquisición valuada en US$ 797 000. “Los socios tenían para impugnar en 60 días la compra. Pasaron 10 años y ninguno impugnó”, se defendió.

También da cuenta de informes publicados que acusan que Falconí, cuando fue legislador, logró que se nombrara a su hijo de 23 años, sin cumplir los requisitos, como subgerente del Poder Judicial. En ese entonces, el presidente del Poder Judicial era Víctor Ticona.

En el rosario de cuestionamientos, está la acusación de plagio del abogado Aldo Marcelo Ramos. Este señaló que se utilizaron sus textos para un proyecto de ley que presentó Falconí, en ese entonces parlamentario. Para Valenzuela, todo esto debió merituarse en la elección. Los evaluadores le hicieron algunas preguntas. Entonces Falconí atacó: “La prensa es tan tóxica que se guía por un principio: no permitas que la verdad te malogre un excelente titular”.

El ahora integrante del JNJ siempre se pavoneó en diferentes formas de ser un apasionado del derecho y la justicia. Quizá por eso, en el ingreso de su estudio, tiene una pileta con la estatua de la Dama de la Justicia, sosteniendo la balanza y la espada. Se espera que aplique esos principios en su nuevo puesto.

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