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Política

¿Qué dicen los candidatos?

“Los medios parecen buscar a los candidatos más desconsiderados y descorteses, que producen más audiencia que los de buenos modales”.

MIRKO
MIRKO

Conviene revisar someramente los mensajes de los candidatos de Lima, que son quienes más acceso tienen a los medios nacionales. Los de las regiones tienen su propio circuito, cargado de temas localistas. En estos últimos el regionalismo pesa más que otras consideraciones, y eso suele definir el triunfo. Identificamos en Lima tres estilos marcados.

El lenguaje de los candidatos de derecha pura y dura no es un discurso de temas (como lo mal que anda la economía, u ofertas para mejorarla, o imposiciones ideológicas) sino sobre todo formas de apología del Congreso recién disuelto, es decir una implícita defensa del pasado. Lo único presentista son los ataques a Martín Vizcarra.

En cambio los candidatos de la izquierda tienden a ofrecer, comprensiblemente, el cambio radical. Cosas como una nueva Constitución, el desmontaje del modelo económico, o críticas a la marcha de la sociedad en asuntos puntuales. En resumen, son reproches al sistema desde todos los ángulos. Intensas críticas pero pocas propuestas.

Hacia el centro del espectro el discurso de los candidatos es por lo general una difusión de proyectos personales, acerca de cuya conveniencia esperan convencer a una mayoría suficiente. El centro ha convocado a los candidatos menos ideológicos, y con el mensaje menos comprometido con el grupo que armó la lista. Digamos que casi no son discursos políticos.

En los programas y las páginas de debate estas tres posiciones genéricas obviamente no hablan el mismo lenguaje. Con lo cual en muchos momentos resulta difícil entender quién ha ganado la confrontación. Solo se percibe la divergencia, algo que puede ser frustrante, e incluso llevar a la confusión del elector.

A la vez hay en el debate temas universalmente convocantes, clásicos como la corrupción, o disyuntivas tajantes, como oposición/no oposición, que por momentos es también rebelión/statu quo. Pero en esos casos da la sensación de que ambos ponentes están predicándole a los convencidos. Por lo menos esto tiene la virtud de reforzar el voto ya ganado.

Por último, los medios parecen buscar a los candidatos más desconsiderados y descorteses, que producen más audiencia que los de buenos modales. Al no haber, como hemos sugerido, reales puntos de contacto y de comparación, el interés del electorado se resiente. Por eso quizás el auge de los membretes partidarios, que facilitan las cosas al funcionar como equipos deportivos.

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