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Política

Los abogados

El riesgo de empoderar en el CAL a fuerzas que defienden la corrupción.

EDITORIAL
EDITORIAL

Las caóticas elecciones en el Colegio de Abogados de Lima (CAL) han agravado la crisis en dicha institución, como corolario de las idas y vueltas en los afanes de protección de una parte de la actual directiva al ex fiscal de la Nación Pedro Chávarry y el respaldo a la posición de la ex mayoría parlamentaria cuando la disolución del Congreso.

Esta vez, el desorden del proceso electoral tiene como consecuencia una incertidumbre sobre el recambio gremial. El Comité Electoral ha proclamado a dos candidatos ganadores de la primera vuelta, Javier Villa Stein y César Castañeda Serrano, sin hacerse eco del caos imperante el día de las elecciones, el 30 de noviembre pasado, que no permitió que votasen miles de abogados. Por otro lado, el Comité de Vigilancia ha anulado las elecciones en tanto que la Asamblea General convocada por la directiva en funciones anularía las elecciones, en un contexto de clara resistencia de un sector que intenta proseguir con el cronograma electoral.

El telón de fondo del proceso electoral es la debilidad de esta institución que finalmente ha sido tocada por la corrupción. Los casos que se investigan tienen a los abogados no solo como señala su deontología, es decir, como operadores del sistema de justicia, sino como imputados. Tanto el caso de los ‘Cuellos Blancos del Puerto’, como Lava Jato, y el ‘Club de la Construcción’, como específicamente el de los árbitros, exponen a los abogados en una situación de relación sostenida con las tramas corruptas. Podría decirse que esto sucede en todas las profesiones, aunque es especialmente sensible que se trate de los profesionales dedicados a las leyes y la justicia.

Por eso mismo, sería surrealista y claramente incoherente que, sea cual fuese el desenlace del proceso electoral en el CAL, esta institución, que debería deslindar lo más rápido y enfáticamente posible con la corrupción, elija como su representante a quien defiende el estado de cosas corrupto, además de asesorar directamente a miembros de una de las tramas ilegales descubiertas.

Los abogados deberían recuperar, pensando en el futuro del país, su rol intelectualmente intuitivo del cambio y de la legalidad, entregándoles a los peruanos un compromiso ético renovado. Para ello, deberían primero evitar que el CAL sea tomado por fuerzas relacionadas con la corrupción, y que intentan hacer de esta centenaria institución un centro de resistencia a la lucha contra la corrupción, y sumarse activamente a la demanda de reforma de la justicia, contra la impunidad.