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Política

El gato en la despensa

CADE y la autocrítica del sector empresarial.

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La Conferencia Anual de Ejecutivos (CADE) de este año es una oportunidad de oro para que se lleve a cabo un giro reconocible en la reflexión del sector privado sobre los desafíos del Perú. Para ello solo hace falta una cuota de realismo y una disposición de liderazgo que los organizadores de esta cita empresarial poseen, y que ha servido en otros momentos para poner en actualidad los desafíos urgentes del país.

Este es el cuarto año que, desde que se desató el caso Lava Jato en Brasil con sus ramificaciones peruanas, se espera un reconocimiento de responsabilidades desde el sector privado respecto a las tramas corruptas descubiertas, aquellas originadas en empresas extranjeras y las que fueron protagonizadas por empresas peruanas.

Las respuestas dejaron mucho que desear; en un principio se escudaron en que el modelo de corrupción era extranjero, brasileño y, por lo tanto, provenía de la izquierda. Cuando se revelaron otras operaciones corruptas, como el ‘Club de la Construcción’, la respuesta fue un discreto despido de las empresas más comprometidas de algunos gremios empresariales acompañado del silencio sobre responsabilidades específicas y el modelo de negocio que permite el desborde de las reglas y la falta de regulación del Estado. En la última etapa también se aprecia una afonía cómplice sobre la relación de empresarios con el grupo ‘Los Cuellos Blancos del Puerto’.

Las recientes revelaciones sobre el millonario suministro de dinero del grupo Credicorp a la campaña electoral de Keiko Fujimori y otros aportes secretos a esa candidata y a otros, que hacen suponer el pago adelantado de favores, son explicadas desde el derecho del sector privado a defender sus inversiones o el derecho a adoptar una posición supuestamente política.

En este relato no existe un pequeño espacio para la autocrítica, aun la más general. Esta actitud no sería contraproducente para la misma actividad empresarial si no estuviese premunida de una soberbia convicción de que son otros los que han fallado y que ninguna regla debe ser innovada. Si nada debe cambiar, se entiende que en CADE se le encargue a la Confiep la exposición magistral sobre la lucha contra la corrupción y a Martha Chávez que nos hable de la institucionalidad. Una vez más el gato de despensero.

El sector privado debe aprovechar esta coyuntura para salir de su zona de confort y asumir su responsabilidad sin echar los balones de su cancha. Mientras más rápido lo haga, será más fácil recuperar la confianza ciudadana y aportar con más autoridad al debate nacional.