Fotocheck político de noviembre

Martha Chávez. Si queda un núcleo duro en torno de fujimorismo histórico y diferenciado del keikismo en crisis, ella tiene la mejor opción. Pero tendrá que reclutar a Alberto Fujimori para la campaña. El problema está en la división del voto fujimorista, y en lograr una propuesta positiva, que no es su especialidad.

Rosa Bartra. Su movida para reemplazar a Keiko Fujimori fracasó. Ahora al encabezar la lista de Solidaridad Nacional, ha asumido el liderazgo de un naciente extrema derecha de raíz religiosa fundamentalista, ideas que nunca ha liderado realmente. Pero esa nueva tendencia no tiene los votos de Fuerza Popular, y quizás le espera una sorpresa.

Keiko Fujimori. La excarcelación se ha vuelto un asunto personal, pero podemos imaginarle limitado impacto político. La hegemonía en un partido fuerte está perdida (es el sentido de la solitaria huelga de hambre de su esposo), y lo judicial seguirá siendo una espada de Damocles, al grado de que una sentencia podría impedirle candidatear en el 2021.

Julio Guzmán. Su lista de centro-izquierda es el ejemplo de novedad esperanzadora en el próximo Congreso, pero es un colectivo que está demorando en ponerse en marcha. Mucho dependerá de su participación en la campaña. Las encuestas no están respondiendo, y ubican la lista en cuarto lugar. Los resultados del 2020 serán un anuncio del 2021.

La izquierda. Dividida y sin figuras de arrastre. La situación no es la de las candidaturas presidenciales del 2016. Con listas encabezadas por camaradas sin reconocimiento entre el gran público, sus posibilidades son limitadas. Dos meses parecen poco tiempo para imponer un sentido común orientado al cambio radical. Un trabajo que debió hacerse antes.

Mauricio Mulder. Le ha ganado a Jorge del Castillo, pero falta saber cuánto le va a costar. Junto con Rosa Bartra, es el símbolo del antivizcarrismo que precipitó la disolución del Congreso, y está decidido a hacer campaña con esa imagen. Quizás su mejor votación estará fuera del Apra, en votos arrancados a una Fuerza Popular desencantada y deprimida.

Martín Vizcarra. Su situación es un buen presente, pero un futuro impredecible, lo cual incluye las elecciones que él mismo convocó. Necesita resultados económicos y administrativos, que serán los argumentos fuertes, y más serios, de la próxima oposición parlamentaria. Nunca como antes ha dependido de la calidad de sus ministros.